Las SPACs en el sector agroalimentario y de la distribución
Tribuna de Francisco Fenoy, socio de Ontier, sobre las SPAC (Special Purpose Acquisition Company). Unos vehículos alternativos de inversión que necesitan desarrollo legislativo en España.
Aunque las SPACs llevan existiendo desde hace décadas en Estados Unidos, últimamente están en auge más allá de esas fronteras, y de hecho, tanto en España como en otros países de la Unión Europea es un término cada vez más utilizado.
Una SPAC (Special Purpose Acquisition Company) es un vehículo de inversión vacío que es sacado a bolsa con e objetivo de conseguir capital para realizar una adquisición de una sociedad que no tiene que estar todavía identificada. El funcionamiento se basa en cotizar como cualquier otra acción, recaudar fondos gracias a las inversiones que se realicen y utilizarlos después para adquirir compañías prometedoras o realizar una fusión de forma que, de inmediato, se coloca a la nueva sociedad adquirida en el mercado bursátil, todo ello de una forma más ágil y con menos coste. Al contrario de lo que ocurre en otras sociedades cuando salen a bolsa, la actividad comercial de una SPAC suele comenzar tras su cotización, ya que incluso en el momento de su salida ni siquiera se identifica la sociedad que será objeto de compra o fusión.
Estos vehículos alternativos de inversión han acaparado hasta el 40% de las salidas a bolsa en 2020 en EE.UU., consiguiendo en el cuarto trimestre de ese año superar las tradicionales salidas a bolsa en número e importe.
Sin duda, la carrera de las SPACs no ha hecho más que empezar y, España no se quiere ni se debe quedar atrás. En este sentido, el Ministerio de Economía, con en la publicación del Anteproyecto de Ley de Mercado de Valores, demuestra si intención de apoyar a los inversores o empresas target españolas que apuesten por un método alternativo para cotizar en bolsa, así como de resolver las dudas que genera la propia figura de la SPAC ante su tratamiento fiscal. Esta iniciativa legislativa, aunque apresurada, es un paso de los muchos que a buen seguro se darán en el futuro.
Como ya hemos mencionado, aunque la SPAC puede no tener identificada la sociedad objeto de compra o fusión al momento de salir a bolsa, sus promotores son profesionales que tienen bien definidos los sectores de interés a los que se dirigirán, entre los que ocupan un lugar preponderante el tecnológico, el de las energías renovables y, en lo que aquí nos interesa, el agroalimentario y de la distribución, relacionado todo ello con el cambio de paradigma surgido en nuestra sociedad enfocada en los factores medioambientales, sostenibles, sociales y tecnológicos.
Llegados a este punto nos preguntaremos qué tienen que ver las SPACs con el sector agroalimentario. Pues bien, la fusión de una SPAC con una empresa agroalimentaria es una buena combinación para acelerar las inversiones en este sector. Al fin y al cabo, la captación de capital para financiar los proyectos de las empresas es un ingrediente esencial para la viabilidad de los mismos, momento en el que las SPACs juegan un papel protagonista.
La forma en la que cultivamos alimentos en la actualidad es insostenible, considerando algunos expertos que se está llegando a un punto en el que estamos agotando los recursos del planeta a un ritmo acelerado ante una población que no deja de crecer. Precisamente, es uno de los motivos por lo que el mercado de las SPACs está especialmente interesado en el futuro y las ventajas de las empresas agroalimentarias que traten de innovar, ser más sostenibles, seguras, respeten la biodiversidad, inviertan en las aplicaciones tecnologías que hagan más eficientes la cadena de suministro, velen por salud animal, se intereses por ingredientes novedosos y proteínas alternativas, y en general, se alineen con los objetivos y políticas marcados por el Green Deal y por la estrategia From farm to fork.
Como ejemplo de las disrupciones que están por venir en el sector agroalimentario, el cultivo vertical busca mitigar muchos de los problemas que existen en el cultivo tradicional, y lo hace mediante la práctica de cultivar en el interior mediante capas superpuestas de forma vertical. Esta práctica trata de optimizar las condiciones de crecimiento de cada planta y aplicarlas en un entorno controlado y totalmente automatizado. El uso de la tierra, el agua, la resistencia climática, la producción continua durante todo el año, el uso de energía y del agua… son algunos de los beneficios que ofrece la agricultura vertical durante su producción frente a la agricultura tradicional.
Por esta razón, no es de extrañar que en EE.UU ya haya empezado la búsqueda de empresas de agricultura vertical, como la salida a bolsa de AeroFarms tras el acuerdo de fusión con la SPAC Spring Valley Acquisition Corp., y que se espera que esta transacción eleve el valor del capital de AeroFarms a 1.2 MM de dólares.
Todo apunta a que España está bien situada para acoger SPACs como fuente alternativa de inversión, y que el sector agroalimentario atraerá el interés de sus promotores, ayudando a las empresas agroalimentarias y de la distribución a poder llevar a cabo sus planes de expansión, de ahí que para estar mejor posicionadas, estas empresas harán bien familiarizándose con un término, el de las SPACs, que, sin duda, ha llegado para quedarse.
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