Hacia un nuevo modelo agroalimentario europeo
Horacio González Alemán analiza el actual escenario, en el que la agroalimentación se ha convertido en un instrumento geoeconómico.
Los acontecimientos que estamos viviendo con la invasión de Ucrania habrán de dar pie sin duda a un nuevo modelo agroalimentario en Europa.
Cuando estábamos a punto de empezar a aplicar la nueva Política Agraria Común e impulsar un nuevo modelo basado en la descarbonización y la sostenibilidad, de repente nos damos de bruces con la realidad: los problemas de aprovisionamiento de cereales, se disparan los precios de fertilizantes, faltan de productos en los supermercados, determinadas industrias alimentarias básicas no tienen inputs, ... A lo que hay que sumar el problema energético y la inflación desbocada.
La primera lectura que cabe hacer es que Europa, que quería liderar la sostenibilidad de la agricultura a nivel global, de repente se da cuenta que las bases sobre las que hemos construido el modelo se agrietan: somos vulnerables, porque a pesar de ser una potencia mundial en el sector agroalimentario, tenemos una gran dependencia exterior. Las cadenas de valor agroalimentarias son internacionales e intervienen muchos agentes, y en cuanto una pieza falla el engranaje se resiente.
La segunda es que la geopolítica entra de lleno en el sector. La agroalimentación se ha convertido en un instrumento geoeconómico, en una palanca para presionar a los gobiernos – en este caso, junto a la energía, en manos de Rusia y contra la UE-. Tenemos que ser conscientes de este nuevo rol.
La tercera es que la seguridad de aprovisionamiento irrumpe a la primera fila de necesidades, y habremos de pensar en controlar más de cerca los balances de producción, los stocks estratégicos, la productividad de nuestras producciones, … “con las cosas de comer no se juega”.
Por último, y en línea con el comentario de la productividad agraria, urge repensar la Estrategia de la Granja a la Mesa. Sin renunciar a objetivos de sostenibilidad del modelo agroalimentario europeo, los tiempos y las medidas propuestas por la Comisión no pueden convertirse en un corsé ni reducir nuestra capacidad de producir alimentos.
El Covid y la invasión de Ucrania han sido dos golpes que tenemos que encajar, y no podemos caer en otro sin habernos preparado convenientemente. Todo ha cambiado, las circunstancias y el entorno nos tienen que hacer pensar de otra manera y asegurar que la UE va a seguir siendo una potencia agroalimentaria global, pero de otra forma de como veníamos haciéndolo.
Horacio González Alemán
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