El oasis de 2016 se desvanece
2016 ha sido un año marcado por muchas cosas, entre ellas un Gobierno en funciones que nos ha llevado a divisar un espejismo de no-crisis –por no decir bonanza–, sin recortes ni temores a la vista, pasando casi desapercibido como un buen árbitro de fútbol, dejando que el comercio fluya con la marea de los nuevos tiempos y haciendo que Bruselas volviera a ser el nombre que recibe la capital de Bélgica, y no el ojo de Sauron, y Merkel un apellido alemán raro. Pero “ya no más…”
“Este 2016 está siendo un año muy extraño, con subidas y bajadas de ventas que no siempre son fáciles de explicar”, he escuchado decir en varias ocasiones a varios compañeros de sector del Gran Consumo. Coincido con ellos, el consumo se está comportando de una manera diferente a lo que veníamos acostumbrados y algo más difícil de predecir.
¿Qué ha sucedido en 2016? Pregunta demasiado genérica para responder en unas pocas líneas y por una sola persona, pero no puedo evitar señalar, en gran parte, a la situación política. O a la NO situación política, como gustéis. Un año “sin gobierno” tiene varios efectos, pero uno muy importante es que apenas se toman medidas que afecten al día a día del ciudadano, más allá del desarrollo de leyes y políticas ya aprobadas con anterioridad y resolución de situaciones excepcionales.
De hecho, si no fuera por la OMS y la OCU, siempre atentos y preparados para animar el cotarro cuando la fiesta empieza a decaer, habría sido un año bastante plano.
Contra más runrún de nuevos impuestos, mayor contracción del gasto hogareño y de inversiones. Contra más runrún de reformas laborales, deslocalizaciones… en fin, ya nos lo conocemos. Pero sin duda creo que estas vacaciones de continuos mensajes políticos acerca de ajustes y recortes han sentado bien a los consumidores (se lo merecían). Pero señoras y señores, tomen asiento, abróchense el cinturón, asegúrense de que su mesita está correctamente cerrada y su asiento en posición vertical, porqué vienen curvas.
De momento, se constituye nuevo gobierno y aparecen en el acto nuevos impuestos para las bebidas azucaradas, tabaco, alcoholes de alta graduación… unos impuestos que, me temo, repercutirán más a los márgenes que al consumidor. Que los principales perjudicados serán los fabricantes, por decirlo claramente. O por ejemplo, los bancos reabren el grifo y ya se vuelven a dar hipotecas al 80% de financiación para segundas residencias en la playa (por ejemplo, en la Costa Daurada, Tarragona, por mencionar casos concretos). ¡Alegría…!
¡Ojo! Un Gobierno que no cuenta con mayoría absoluta, pero que apoyado por el PSOE y empeñados en recuperar la hegemonía del bipartidismo hablarán y pactarán, una de cal y una de arena como ya estamos viendo estos días. Y entre medio, una Europa que parece desbordada, sin reconocerse en el espejo, amándose y odiándose al mismo tiempo y cuyos latigazos ya no atemorizan como antes.
2017 será un año complicado, pronostico una continuación de la recuperación, pero con matices; el consumidor seguirá comportándose de manera inestable y las famosas semanas “pico” de ventas de nuestro sector se difuminarán en periodos más largos pero menos intensos de ventas. La accesibilidad a los productos de Alimentación y Droguería se diversificará a través del creciente peso de los actores online y posiblemente el Black Friday 2017, cuya penetración entre los españoles ha sido del 89,9% versus el 44,7% en 2015, según el último estudio que hicimos en Madison (disculpar el autobombo, pero me parece que es un dato relevante en este artículo), será el primero en el cual destacaremos el incremento de ofertas asociadas a productos y retailers de alimentación, impactando de manera directa a los tradicionales “picos” de ventas que mencionaba antes.
En resumen, el próximo curso va a ser todo un reto y veremos hasta qué punto hemos colocado al shopper y al consumidor en el epicentro de nuestra razón de ser.
¡...FELIZ 2017!