La dificultad de encontrar un líder con L mayúscula
Queridos amigos. Por la presente y de la mano de FoodRetail nace este nuevo blog titulado Campo Base, que espero nos lleve a compartir juntos algunas ideas y reflexiones.
Antes de nada, una breve explicación sobre el origen de este blog. Campo Base es el nombre de un reducido grupo de WhatsApp donde 15 valientes directiv@s y exdirectiv@s, muchos de gran consumo, reflexionan y comparten ideas semanalmente sobre el liderazgo, el management y los devenires varios del día a día en el mundo de la empresa y, si se tercia, fuera de ella. El nombre del grupo evoca una figura del mundo del alpinismo, el 'Campo Base', que es el lugar donde hacer una parada técnica o replegarse, si las condiciones adversas lo requieren, en el arduo camino de la ascensión diaria.
Así pues, en esta nueva aventura de Campo Base lo primero que quiero hacer es agradecer a mis 15 colegas de ascensión que hayan tenido a bien compartir su tiempo y sus ideas conmigo y a ellos va dedicado este primer post, esperando que me sigan iluminando en el futuro.
En lo que me queda de 'tiempo', me gustaría lanzar una idea, sobre la que espero que reflexionemos a futuro. Hace poco, en una entrevista laboral, salió el tema del liderazgo y la otra parte me deslizó que todos sabemos lo que es el liderazgo (...); véase, influir en los demás, hacer que los demás hagan lo que tienen que hacer (contentos a ser posible), que te sigan, que respeten tu autoridad y algún etc.; y siendo esto a grandes rasgos lo deslizado por la otra parte, no pude dejar de pensar que, estando de acuerdo con todo, aquella definición se me quedaba corta, descafeinada y con un suave olor a tópico muy parecido a la naftalina de los jerséis.
¿Por dónde van los tiros entonces? Todos lo tenemos claro, pero es harto difícil toparse con un líder con L mayúscula, que sea buena gente, que comprenda y exija a la vez, que ponga nombre a las cosas con valentía y las afronte, que apueste por su gente, que trabaje por ti, que baje a la arena, al charco o que aguante la presión por todos, etc. Dicho sea de paso, también es harto complicado convertirse en uno de ellos, a no ser después de un largo camino.
Para mí los tiros tienen que ir inevitablemente por la Ética personal, también en mayúscula, y que a estas alturas parece cada vez más claro que tendríamos que entrenarla, trabajarla y dedicarle un esfuerzo diario, con tanta intensidad como la que muchos emplean en preparar pruebas deportivas.
La Ética personal en mayúscula, desarrollada y como valor central del liderazgo... ¿Posible?