No hay un solo examen, es evaluación continua
La toma de decisiones estratégicas, sobre la que hablábamos en el primer post de este blog, y la función que tiene el directivo de ser él quien establezca la visión, la misión y la filosofía de su empresa, sobre lo que tratábamos en la segunda entrada, nos lleva a comentar ahora sobre las funciones estratégicas del directivo actual.
El directivo, recordemos, ya sea de una pequeña empresa, taller, restaurante, comercio de barrio o gran multinacional, debe basar sus decisiones en el pensamiento estratégico y en sus habilidades. Es decir, sus decisiones tienen que denotar liderazgo, anticipación, comunicación y capacidad de gestionar el cambio, con el fin de formular estrategias de innovación y crecimiento, especialmente en un entorno empresarial tan competitivo y cambiante como el que vivimos en la actualidad.
Esta labor de gestión estratégica se desarrolla todos los días. Estamos ante una auténtica evaluación continua del trabajo del directivo, siendo su reto conseguir beneficios gestionando personas.
Para ello el directivo debe ser una fuente permanente de generación de ideas. Además, debe ser capaz de marcar objetivos, establecer retos y planes de acción, así como ejecutarlos con éxito. No tiene sentido intentar conseguir un objetivo sin planificarlo antes, pero tampoco lo tiene si no podemos medirlo y saber a ciencia cierta si este se ha cumplido o no.
Es decir, igual que cuando íbamos al colegio y éramos valorados con nuestro comportamiento en el aula, nuestra labor como directivos es observada, calificada y fiscalizada a diario, ya sea por nuestros colaboradores, a través del clima laboral de la empresa; de los clientes, si aumentan y siguen confiando en nosotros; y de la competencia, que se volverá más agresiva cuando intuya nuestro éxito. Es una regla casi matemática: a más colaboradores, clientes o competidores tengamos, más necesario será salir bien parados de este examen estratégico diario y continuo.
Por tanto, es fundamental que el directivo actúe con planificación, organización, dirección, motivación y control. Sólo así estaremos ante un directivo líder capaz de asumir las funciones estratégicas para su compañía.