Insectos en el supermercado: moda puntual o éxito seguro
Carrefour España ha sorprendido introduciendo en sus tiendas productos elaborados con insectos. Novedad en el retail alimentario español que, estaba claro, se veía venir. Ahora, queda por saber si lo iniciado por Carrefour marcará tendencia y se copiará en otros retailers. Consultamos al Gurupo, que muestra sus dudas claras respecto a si triunfarán en nuestros país este tipo de productos. ¿Una moda pasajera? ¿Una oportunidad evidente de negocio? Veremos...
"En principio el consumo de insectos será un nicho de mercado... y eso que la denominación provoca un rechazo inicial en el futuro consumidor, ya que tiene connotaciones 'negativas'. A lo mejor, utilizando otras denominaciones como, ortopteros, himenopteros o lepidopteros puede ayudar a su aceptación", dice Juan López de Sagredo, director comercial de Campofrío.
Andreu Galindo, director comercial en Grupo Codorníu, valora que la ingesta de insectos o de cualquier otro tipo de alimento similar lo ve "como un tanto snob, o moda, y por lo tanto nicho de mercado". "¡Cosas veredes querido Sancho!, dijo Don Quijote... pero de ahí a que se conviertan en una categoría hay un largo recorrido que hoy por hoy, personalmente no veo", añade, explicando las razones: "Un alimento tiene que gustar, tanto a nivel organoléptico, vista, olfato... se puede 'marketear' una vez, pero difícilmente se consolida como una opción sostenible. Conclusión: ¡¡Donde esté el jamón ibérico que se quite el resto!!".
Responde José Ignacio Caballero, consejero independiente y experto en gran consumo: "A mí me parece que todo el mundo tiene derecho a comer lo que le gusta, siempre que se lo pueda permitir y no cometa delito para hacerlo. ¿Por qué no insectos? ¿O cortezas de árbol? ¿O algas marinas? Eso sí, coincido en el carácter cultural de la alimentación, por lo que no auguro consumos masivos de este tipo de productos en nuestra sociedad española, tan acostumbrada al pincho de tortilla, el cocido o el marmitako".
El ex subdirector general de Anecoop, Paco Borrás, profundiza en la cuestión cultural: "La alimentación, en general, viene dada por los alimentos que en cada zona del mundo las diferentes culturas fueron encontrando para alimentarse. Entre nosotros mismos... ¿cuáles son las reacciones de los que no les gustan las ranas, la carne de caballo, las anguilas, los sesos, etc? ¿Cuántos europeos del norte no se atreven con las almejas frescas o, incluso, con las gambas? Y centrándonos en los insectos, tan habituales en Asia... ¿cuál es la diferencia con las quisquillas y algunas gambitas muy pequeñas que te sirven rebozadas? Superadas algunas barreras culturales, cualquier alimento que se usa en otros lugares, llevado de la mano de las migraciones, aparecerá en otras zonas con mayor o menor intensidad, dependiendo esta de diferentes factores. Ahí tenemos el sushi, la pizza por todo el mundo, etc..."
"Partimos de una premisa básica: para sobrevivir los humanos hemos utilizado todos los recursos a nuestro alcance para alimentarnos. Y en cada sitio se ha utilizado para ello lo que se tenía a mano y no 'mataba'. Y los insectos son el 70% de las especies identificadas en el reino animal, por lo que tiene sentido que sean en muchos países parte importante de la dieta. Y se dice que el consumo de insectos puede ser la gran solución contra la hambruna del mundo", comenta Luis Martínez, director comercial de Dia España.
El responsable de Grupo Dia entiende que en el mundo occidental somos menos proclives a comer insectos porque, "dicen, el desarrollo de la agricultura hizo que nuestros ancestros percibieran a los insectos como una producción de alimentos. Por tanto, la repulsión a los insectos es una cuestión cultural". "Esta repulsión seguirá existiendo para un porcentaje de la población importante, pero como cada vez los países son más multiculturales aparecerán nichos de población en todos los países a los que habría que satisfacer. Y si el cliente está en el centro de nuestras organizaciones, y hay que dar servicio a cada uno de ellos, habrá que intentar desarrollar este tipo de productos. Yo, de momento, no creo que los vaya a probar nunca... ¡¡aunque nunca se sabe...!!".
Para Gotzon Elizburu, exdirector de Compras de Eroski, "hay una necesidad (no en las personas 'normales') de que haya siempre alguna cuestión de la que hablar: vivimos entreteniéndonos con las modas, experimentando con lo exótico, aunque estemos perdiendo el paladar por lo auténtico de siempre de nuestros mayores (simple y sencillo)". "La verdad: yo no le veo a ingerir insectos un futuro masificado en nuestra cultura y lo que se venda será en lugares especializados, y con una buena campaña de notoriedad para los primeros. Pero si hasta empiezan a cerrar ya espacios de venta asistida de sushi en los súper, que los números no dan salvo en tiendas muy concretas...", concluye.
López de Sagredo empezó el debate y lo termina: "Si se encuentra un beneficio funcional para las personas, seguro que como ingrediente los insectos tendrían un gran futuro. Imaginaros unas galletas o un snack dulce que haga desaparecer la calvicie por contener Locusta o Acrididae, que no dejan de ser las denominaciones en latín de una langosta migratoria o la denominación de la familia de las mismas. ¡¡Parece un producto con probióticos!! Los expertos en marketing somos capaces de vender cualquier cosa... ¡Hay que dar con la clave!"
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