Corrupción en Gran Consumo: lo que parece es

La corrupción también existe en el gran consumo / Redacción FRS
Antonio Agustín

26 de mayo 2017 - 16:29

Rodeados por incontables casos de corrupción, los ciudadanos están entre consternados, aburridos o sencillamente pasotas. A González le tumbaron. Al PP no parece afectarle socialmente tanto... Lo cierto es que la corrupción no es un asunto que tenga que ver únicamente con los políticos y su clase. De hecho varias empresas han sido nombradas, por ejemplo, en la financiación poco clara de los partidos.

¿Qué es corrupción? Bajo esta -desgraciadamente- familiar palabra hemos entendido que caben tropelías varias: el abuso de poder, el engaño, el amiguismo, las malas prácticas y, sobre todo, el robo. Los motivos, más allá de una naturaleza humana perversa por naturaleza, han sido el nopasanada porque "siempre ha sido así y todos lo hacen" o una línea poco clara entre lo que se puede o no hacer, es decir, entre lo que es o no legalmente reprobable o "enchironable".

La ley se ha visto que no es suficiente y suele llegar tarde. Los famosos congresos médicos -por ejemplo- con patas de jamón, viajes en avioneta y Resorts de Seis Estrellas en playas paradisíacas se acabaron a golpe de decreto con su prohibición.

El caso es que la ley seca no garantiza que no se consuma el alcohol.

Vamos al tajo.

LOS REGALOS: COMPRAR VOLUNTADES

Hay que decir que si bien este asunto está bastante regulado y controlado entre compradores y vendedores, se dan todavía comportamientos habituales de difícil encaje. Una empresa de bebidas organiza almuerzos en un restaurante de lujo de las Baleares para clientes, directores de gremios y asociaciones o prescriptores. Otra regala entradas para la final de partido de fútbol (con avioneta incluida a país extranjero) para los clientes "buenos". También es habitual la Fórmula Uno: visita al 'paddock', saludo a pilotos y canapés de lujo con refrescos finos en espacio VIP en compañía de celebrities que le hacen a uno sentirse de clase superior.

Tampoco está mal disfrutar cómo José Tomás hace su excelente faena desde una buena sombra en Las Ventas en el tradicional y castizo marco de las fiestas de San Isidro. Viajes personales y familiares... ejemplos mil. A Disneyland París u Orlando... incluso ansiados cruceros que antes se llamaban "de incentivos" y ahora se dividen en mediterráneos, nórdicos o caribeños y que se disfrazan de gastos de representación o promoción.

El caso es que los regalos, hablemos claro, además de pretendido agradecimiento tienen como objetivo nublar decisiones y cercenar, aunque sea ligeramente, la voluntad del destinatario.

Otra cosa es invitar a los clientes a eventos o actividades en los que se mezcle el conocimiento con la posibilidad de intensificar la relación personal a través de la organización de workshops, seminarios o showrooms. Es otro cantar. Y encomiable.

COMPADREO O CONCHABEO. APAÑOS CONTABLES

De otro cariz son los apaños.

Al parecer no es puntual que se gaste dinero de más en comidas y viajes. En que incluso oficialmente se acuerde entre la dirección y el currito o entre el jefe y él mismo gastar el dinero que no debieran para ellos o sus amigos: "carga el viaje en la cuenta de la empresa", o la comida, o el teléfono, o las dietas, o las... ¿azafatas?".

Buena anécdota la que me contó José: "Te tengo que preguntar, porque no me cuadra que te gusten las p... De verdad que no va con segundas. Mi comercial carga en la cuenta de gastos las p... como un regalo que os hacemos". Sorpresa mayúscula para mi amigo, que nunca ha usado este regalo-servicio y tuvo que medio excusarse con su proveedor.

A pequeña escala -empresas de otra talla- está aquello de "fingir un despido" para cobrar la indemnización (que el peor de los casos es objeto también de reparto). O meter como gastos de explotación aquellos que son personales. Qué difícil de censurar a quien con ilusión te invita a un cenar con la "visa de la empresa" porque asegura "le debe un montón" y apenas gasta nada...

ABUSO. POSICIÓN DOMINANTE

Los líderes de una compañía muy líder y todos aquellos que despliegan aquel poder "popular" henchido de las injustificadas gracietas, jaleos y halagos de clientes y colaboradores caen a veces en el hoyo de la chulería y la prepotencia que suelen andar muy cerca de la corrupción.

Tú pagas, yo monto la fiesta... Y nos vamos de crucero todos (y quien no pague ya veremos). Esto sólo lo puede decir alguien con poder.

Para entrar (o sea, vender) hay que pagar (y cuando te vayas "no me acuerdo") y "cuando te necesite espero que respondas y sepas recordar". Sorprende que todo esto suena a gansteril dicho así. En el día a día no se siente como tal sino algo de lo más normal.

Sea como sea, los desequilibrios entre fabricantes y distribuidores son muchos, el peso de la balanza del poder suele decantarse hacia este lado y son muy pocas las categorías en las que una marca pueda plantarse y decir "aquí mando yo". Por otra parte, "si te he visto no me acuerdo": Lo escrito puede cambiarse porque el temor a la represalia no existe y, además, la decisión no es ilegal. Por eso quizá no es necesario mentir y basta con ocultar la verdad.

LAS PRÁCTICAS Y LA CASTA EXISTEN TAMBIÉN EN EL GRAN CONSUMO

Sumarizando. Creo que es bueno distinguir entre los que actúan bien (y felicitarles) y los que actúan mal. Y entre éstos, aquellos que actúan en beneficio perverso de su empresa o más bien en el propio (o en ambos). No es lo mismo hacer tropelías o robar para los señoritos o siguiendo sus órdenes (al final, obras de cobardes y peleles) que sisar para el bolsillo de uno (chorizos avispados). Los dos son malos pero los últimos, sin duda, peores.

Por otra parte, para no confundir debiéramos distinguir entre corrupción (va el prestigio o la viabilidad de la empresa), corruptelas (invitaciones gordas que son casi comisiones) y travesuras (pequeñas concesiones como pueden ser las comidas o cenas injustificadas).

Mi duda es que si dejamos que pasen las travesuras quizá acabaremos con palabras mayores o simplemente con indiferencia.

Antes de terminar , quiero recordar la vieja discusión de quién es peor, si el que propone o el que dispone. Yo no creo que valga la pena perder un minuto: tan igual de malo querer como dejarse querer.

1 - Gran Consumo es un sector también corrupto -corrupción, corruptelas y travesuras-. (¿Por qué no lanzar un proyecto ilusionante y colectivo para construir el mejor sector?. El modelo de lo bien y referente para el resto de la industria).

2- Lo de "la ley es la ley" no es tan claro. Suele ir por detrás.

3- La corrupción es habitual que vaya acompañando a la ineficiencia.

4- Exijámonos a nosotros lo que estamos exigiendo a los demás.

5- Lo "de siempre se ha hecho así" puede ser una excusa para tapar malas prácticas.

6- Engañar es siempre engañar y está mal hacerlo aquí, allá y en pernambuco.

7- Que la empresa tenga prácticas corruptas no quiere decir que todos caigan en ellas.

8- Las formas son muy importantes. Lo que parece es. (Leopoldo Calvo Sotelo, expresidente de Gobierno dixit)

El futuro tiene pinta que nos va a exigir más. La transparencia es la tinta de la escritura de una nueva manera de hacer. ¡Cambiemos también de plumilla!.

Mi pena: he comentado este artículo con media docena de amigos y he levantado mucho más recelo y escepticismo que entusiasmo. ¿Quién le pone el cascabel al gato?

Antonio Agustín

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