Devuelta al remitente
Navidades, Año Nuevo y Reyes Magos (además de las diversas loterías y cuponazos) hacen que se acumulen trillones de deseos en el éter. La buena prensa nos hace creer que siempre son buenos. El día a día y la experiencia nos demuestra tozudamente que no es así. Siempre hay y habrá cuñados insoportables, padres metomentodo y mujeres y hombres extremadamente sabihondos. Entre los buenos sentimientos se cuelan –como siempre- la envidia cochina, la rematada pereza, las mentiras y mentirijillas compulsivas y sobre todo, la codicia. Siempre querer tener más...
¿Es pesimista el cronista que les escribe?... ¿O realista?
Un amigo me dijo “Déjate de historias…el espíritu de la Navidad siempre es positivo”. ¿Qué narices esto del espíritu de la Navidad?¿Algo ha cambiado en los últimos 15 días?, contesté. Sigue el dichoso ébola, sigue la ingratitud de los políticos a los que votamos, sigue la pose de yo más y tú menos, sigue la causa israelípaletina, los oscuros designios del Kremlin, en pie y coleando el pirado de Corea… siguen creciendo las diferencias entre ricos y pobres según Piketty, siguen las emisiones de ceodós… ¿ha cambiado algo salvo que en occidente nos hemos echado unos kilos encima, nos hemos intercambiado regalos y hemos pensado unos nanosegundos en los pobrespobres que lo pasan fatal?¿Hemos hecho algo para cambiar aunque sea lo malo-malo nuestro, o sea, nuestra aviesa actitud, nuestro inacabable egoísmo, inabarcable orgullo, tacañería, clásica mirada por encima del hombro o ampliar nuestra finitísima paciencia?
Como muchos me dirán que sí y no quiero pasar a la modesta historia de mi familia y mis amigos como el gran escéptico, propongo aquí y ahora, para los que no estén de acuerdo, una aportación realista de hechos, de acciones, de realidades que han cambiado de verdad en estas tres semanas. Como comentario a este post en GranConsumoTv o por email mismo. Sin textos. Frases escuetas, datos. Estoy dispuesto a cambiar de opinión. Lo juro -esta vez va de veras-.
Para terminar, una pista. Yo hice carta a los Reyes y únicamente les pedí material consumible . I confess. Por eso me la han devuelto con toda la razón que les asiste, que es la del mundo. La de los casi todos de los 7.288 millones de habitantes y la de los más de 19 millones que cumplieron años conmigo el día 1 (sí, sí, aquel día en el que uno –imbécil- se cree único…). De verdad de verdad, no pensé en ninguno.
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