Covid-19: aceleradora de la transformación de la industria agroalimentaria
Tribuna de Héctor Barbarin, director general de CNTA, en el Anuario de la Innovación de Food Retail & Shoppers. Aunque la pandemia de la Covid-19 todavía dé algunos coletazos en forma de nuevas olas y cepas del virus, la sociedad se va adaptando poco a poco a la bautizada como nueva normalidad. La industria agroalimentaria no es ajena a los cambios que ya ha traído consigo la situación sanitaria y que van a seguir produciéndose en los próximos años. Las empresas de nuestro sector afrontan un escenario de transformación en el que las tendencias que venían asomando años atrás se han acelerado. Los conceptos de sostenibilidad, salud y digitalización van a tener un peso enorme en torno a la innovación.
En primer lugar, es imprescindible hablar de la sostenibilidad, no ya como una simple tendencia, sino como un camino que los operadores de la industria agroalimentaria deberán seguir de forma ineludible. Lo demandan no solo los consumidores, sino también las propias administraciones y, por tanto, la industria tiene que adaptarse a esa hoja de ruta.
Por añadidura, uno de los aprendizajes con los que proyectamos este 2021 y los años venideros es la concepción de la sostenibilidad como un concepto integral, entendido en su dimensión medioambiental, pero también sociodemográfica y económica. La sostenibilidad de las empresas agroalimentarias pasará por esa “triple corona”.
Algunas estrategias para conseguir una cadena alimentaria más sostenible ya se mostraban como tendencias con gran recorrido y avanzan en su consolidación. El auge de los productos plant-based continúa al alza y cada vez son más los consumidores que optan por alternativas vegetales a la carne.
Teniendo en cuenta las previsiones de incremento poblacional en las próximas décadas, el futuro del sistema alimentario estará sin duda ligado a los nuevos desarrollos que se centren no solo en la proteína vegetal, sino también en otras fuentes alternativas. Este 2021 puede ser un año importante en el impulso de los insectos para alimentación humana, ya que está prevista la actualización de las normas específicas de higiene alimentaria.
Otro hito como la reciente aprobación de nuggets de pollo “de laboratorio” en Singapur, nos muestra que la carne cultivada, hasta hace poco tiempo vista como algo futurista y casi de ciencia-ficción, no está lejos de colarse entre los menús de los consumidores. No debemos olvidar tampoco otras alternativas, como las Single Cell Proteins (SCP) procedentes de hongos, levaduras y bacterias, o las proteínas procedentes de algas u hongos.
Paralelamente, la búsqueda de la sostenibilidad tiene en el upcycling una tendencia pujante. Las empresas agroalimentarias, en aras de minimizar el desperdicio alimentario y apostar por sistemas de economía circular, están explorando cada vez más las posibilidades que ofrece la conversión de subproductos y vertidos en nuevos productos alimentarios de valor añadido. También se ha redoblado la apuesta por materiales de envasado que mejoren la reciclabilidad y puedan presentarse como alternativas al plástico. Especialmente en el subsector de las aguas embotelladas, las innovaciones van por esta línea de una forma creciente.
NUTRICIÓN Y SALUD VAN DE LA MANO
En el ámbito de la alimentación saludable, la experiencia de la Covid-19 también va a dejar una huella sobre la que ya se está innovando, con vistas a crecer en el futuro. Los consumidores estarán cada vez más preocupados por su bienestar, por su sistema inmunitario y, por tanto, demandarán productos que aporten un extra a sus cualidades puramente nutricionales.
Por ello, se abren grandes oportunidades en torno a los ingredientes probióticos, prebióticos o postbióticos, los grandes protagonistas de la innovación en el segmento de la alimentación funcional. En este aspecto, el papel de la ciencia y la tecnología va a ser crítico: el desarrollo de las disciplinas ómicas permitirá ajustar las formulaciones de los alimentos funcionales a necesidades específicas de determinados grupos de consumidores e incluso tender hacia la personalización de la nutrición. El futuro mira hacia ese concepto de alimentación de precisión.
Otra tendencia como la mejora del perfil nutricional, mediante la reducción de azúcares añadidos, grasas trans o sal, va a continuar centrando los desarrollos de las empresas agroalimentarias, también enmarcándose en las políticas alimentarias que van a tener continuidad por parte de las administraciones y en las demandas de los consumidores.
LA DIGITALIZACIÓN ES YA UN HECHO
No podemos olvidar otro de los puntos capitales sobre los que va a seguir pivotando la innovación. La transformación de la industria agroalimentaria también va a ir aparejada de una transformación digital. No solo por el auge de los entornos digitales o la tendencia a la multicanalidad que se han visto reforzados durante la pandemia. El protagonismo de tecnologías como Inteligencia Artificial, Big Data, Machine Learning, Blockchain o Robótica será cada vez mayor en una cadena alimentaria que tenderá a la automatización de procesos, la predicción y la anticipación, para conseguir mejorar la eficiencia operativa de las empresas del sector.
Ese salto a la industria 4.0 está más cerca y también se enmarca en la aceleración que ha supuesto la Covid-19 en el ecosistema innovador de la agroalimentación. Además, no podemos olvidar que esos avances tecnológicos, junto al papel que jugará la ciencia, también contribuirán a conseguir un sistema alimentario más sostenible, saludable y seguro.
Análisis de Héctor Barbarin, director general de CNTA, incluido en el Anuario de la Innovación 2021 de Food Retail & Shoppers. Clic aquí para descargarlo de forma directa y gratuita.
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