La guerra de Ucrania salta por los aires las predicciones de consumo
Artículo de Agapito Maestre, filósofo, incluido en exclusiva en el Anuario de la Innovación 2022 de Food Retail & Service. Los españoles tendremos que pagar los efectos de esta guerra. Las sanciones sobre Rusia afectarán a las energías y, obviamente, seguirán incrementando el coste de la cesta de la compra con una repercusión directa en el consumo.
Nadie puede escribir con un mínimo de rigor sobre el consumo en España sin tener en cuenta el acontecimiento más importante del año en curso: la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania. La invasión rusa de Ucrania condicionará cualquier previsión sobre las tendencias fundamentales del consumo en 2022. La indeterminación, la incertidumbre y, en fin, el riesgo se han multiplicado por mil. Los informes de los institutos especializados en consumo han saltado por los aires hechos añicos. No obstante, es menester tenerlos en cuenta para saber cuáles son los parámetros de la guerra que harán cambiar las formas de comportarse todos los agentes que giran en torno al consumo.
Después de la peste del coronavirus, eran ciento los factores que hacían predecible que los consumidores volverían a las formas clásicas de compras, aunque millones de personas hayan aprendido a valorar positivamente la velocidad, la comodidad y la conveniencia del comercio electrónico. En otras palabras, las tendencias de consumo en los próximos años consolidarían, por un lado, el comercio electrónico y, por otro, marcarían una vuelta a la normalidad por parte de los consumidores, que procurarían hallar en los productos locales de proximidad y sostenibles la satisfacción de sus necesidades. El consumo de proximidad al hogar sería, pues, la clave, después de la terrible pandemia de la Covid-19. Eso implicaría retornar a las rutinas habituales de compra, pero prestando mayor atención a los nuevos usos y costumbres adquiridos durante la pandemia: precaución ante una evolución negativa y prepararse para pasar más tiempo en casa que antes de la pandemia.
La pandemia del covid-19 habría enseñado a comercios y consumidores a la búsqueda de nuevas formas de tratos y “contratos”. Todos buscarían una relación más personalizada en el consumo, incluido el que se lleva a cabo a través de las redes sociales, que ya es estudiado como el comercio del futuro. Sí, la compra sin salir de casa sería el horizonte del comercio. Es obvio que merced a la pandemia las compras online se habrían disparado y todos creeríamos que no hay vuelta atrás en este asunto. La combinación entre los canales de compra físicos y digitales convivirían en plena armonía. Todo ello sin necesidad de salir de casa, lo que también se relaciona estrechamente con la pandemia. En fin, después de la pandemia, podríamos prever algunas otras tendencias de consumo, por ejemplo, la mayor concienciación en los consumidores para comprar marcas que cumplan con todos los procesos ecológicos en su producción.
Sin embargo, todas esas predicciones, profecías o, sencillamente, prospectivas de consumo a corto y medio plazo no sirven para mucho después de iniciada una guerra de Rusia contra Ucrania. Habrá más presión a unos altos precios de bienes básicos. Es una de las consecuencias de la invasión a Ucrania por parte de Rusia. Esta nación es uno de los grandes proveedores mundiales de insumos y materias primas. Desde gasolina, hasta fertilizantes, los precios galopantes amenazan con empeorar los niveles históricos de inflación que ha dejado la pandemia.
Nadie se salvará de las repercusiones de esta guerra de Putin contra el Occidente democrático. Desde los panaderos de Oriente Medio y el Norte de África hasta los fabricantes de galletas de Aguilar de Campoo, pasando por los productores de pasta italianos. Se verán afectados por esta guerra, porque todos dependen del suministro de trigo del país invadido y del invasor. Países como Egipto, Líbano, Yemen y Túnez estarían entre los más afectados por el aumento de los precios del trigo o una interrupción del suministro, según el Instituto de Oriente Medio. Para Líbano, Ucrania es la fuente del 80% de las 650.000 toneladas de trigo importadas anualmente, mientras que Túnez depende de las importaciones ucranianas y rusas para el 60% de su consumo total. Y así podríamos seguir dando ejemplos para analizar como aumentarán, además del trigo, los los precios de las materias primas como el petróleo, el aluminio y el níquel que se han disparado a máximos de varios años desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero y las sanciones occidentales interrumpieron los envíos aéreos y marítimos de productos básicos producidos y exportados por ese país.
El estudio de las tendencias del consumo en España está en vilo. Mientras dure esta terrible guerra de Rusia contra Ucrania, nadie en la actualidad puede prever con sensatez qué nos cabe esperar sobre la evolución del consumo. Lo único cierto es seguir esta extraña fenomenología de la guerra y levantar acta de una continua batalla de armas y movimientos económicos, que dispara e incrementa aún más la mayoría de los alimentos populares de la cesta de la compra.
Se verán afectados principalmente todos los productos que dependen del cereal. Según un informe del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), en 2020 el 42,2% del cereal importado en España provenía de Ucrania. Esto repercute en varios alimentos, así como en el hecho de que España es uno de los mayores productores de pienso en Europa, lo que indirectamente repercute sobre la alimentación de la ganadería… La cadena de repercusiones será infinita y, aunque aún no se ha comenzado a notar las consecuencias de la guerra en el desabastecimiento de cereal, también la carne, leche, huevos o el pan podrían elevar sus precios en un futuro a corto plazo. Y si del cereal pasamos al aceite de girasol, la cosa no es menos grave.
En fin, los españoles tendremos que pagar los efectos de esta guerra. Las sanciones sobre Rusia afectarán a las energías y, obviamente, seguirán incrementando el coste de la cesta de la compra con una repercusión directa en el consumo. Es el precio de la libertad. ¿Quién decía que la libertad no tiene precio? Ojalá gane Ucrania, porque ellos están dejándose la vida por nosotros. Ser un poco más pobre que antes del día 24 de febrero no es nada comparado con la vida que ya han perdido miles de ucranianos. ¡Viva Ucrania! Es la última esperanza para que el consumo en España siga siendo libre y no impuesto por las burocracias estatales.
Este artículo de Agapito Maestre, filósofo, está incluido en el Anuario de la Innovación 2022 de Food Retail & Service, una obra exclusiva que puedes descargar de forma directa y gratuita aquí.
El anuario, en formato ebook interactivo, contiene el mejor análisis de 40 expertos seleccionados para crecer en gran consumo y ha sido posible gracias al patrocinio de Campofrío, The Coca-Cola Company, Nestlé, ARAVEN OM - Retail Equipment, Coinstar España, SDG Group Iberia, y el apoyo de otras empresas anunciantes.
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