Acuerdo Unión Europea-Mercosur, ¿bueno o malo?
El acuerdo es positivo, pero cabe negociar bien la letra pequeña, sostiene Paco Borrás, consultor y experto en cuestiones agroalimentarias.
En realidad, esta historia empezó hace casi 30 años, ya que fue en 1995 cuando la Unión Europea y Mercosur firmaron un Acuerdo Marco Interregional de Cooperación. Le siguió el inicio formal de las negociaciones para buscar un acuerdo ya comercial en 2012. Y se llegó en 2019 a un Acuerdo de Principio, que en su momento fue calificado de histórico por las dos partes porque iba mucho más allá de los temas arancelarios y contemplaba implicaciones sobre deforestación y otros aspectos medioambientales en los diferentes países del Mercosur, especialmente Brasil.
Finalmente, el pasado 6 de diciembre en Montevideo se firmó entre la Presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, y los presidentes Lula da Silva, de Brasil; Santiago Peña, de Paraguay; Javier Milei, de Argentina; y el presidente saliente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, que estuvo acompañado por el presidente entrante Yamandú Orsi.
Pero, es evidente que el recorrido del acuerdo va a ser largo y complicado. La oposición de Francia es frontal y absoluta; en particular, todo el campo galo apoya a su gobierno, sea del color que sea, en esta oposición. Estos días se desató la polémica cundo el presidente Carrefour, Alexander Bompard, vetó la carne de Mercosur en las tiendas de Francia, y ha tenido que recular rápidamente.
Por otro lado, es público que la carne francesa se alimenta con la soja brasileña. Polonia parece estar preparándose en esa dirección; Italia o, al menos, su ministro de Agricultura, también se opone, aunque es incierta la posición como país.
El Copa Cogeca, que aglutina a los sindicatos agrarios y las cooperativas de toda la Unión Europea, duda de la capacidad real de los gobiernos de Mercosur de cumplir los acuerdos en mejoras en la producción y el respeto al medioambiente.
En general, hasta ahora se oyen más voces en contra que a favor. Por otro lado, la industria en general, y en particular la automovilística, calla porque está en general de acuerdo con trabajar para la creación de una zona de libre comercio de mas de 700 millones de habitantes, y por tanto de consumidores, a los dos extremos del Atlántico.
Y las valoraciones geopolíticas que engloban muchos otros aspectos de la macroeconomía dicen que es importante decantar Mercosur hacia Europa antes que dejar que siga ligada al dólar o que caiga en las redes de China.
En lo que respecta a todas estas valoraciones, incluyendo los trámites que vienen de cara a la aprobación por los países o a la segmentación o no del acuerdo en dos partes —como apuntan algunos expertos—, me limito a recomendar un par de artículos de mi amigo Tomás García Azcarate, que sabe de esto mucho más que el que suscribe este artículo. Os dejo los enlaces: Las píldoras de la PAC y Mercosur: amenaza y/o oportunidad.
Pero como en este caso me limito a comentar cuál es la situación en estos momentos en cuanto a las relaciones comerciales de las dos organizaciones en frutas y hortalizas frescas durante la última década, os muestro algunos detalles.
Las importaciones procedentes de Mercosur se mantienen, pero las exportaciones de la Unión Europea bajan. No estamos bien. Las importaciones de la Unión Europea las lidera Brasil con mangos, melones y cítricos; seguida de Argentina, básicamente con cítricos; Uruguay, sólo con cítricos, y Paraguay no es relevante.
En el caso de los mangos, se trata de una producción propia de las zonas tropicales de Brasil, y en cítricos y melones la ubicación de los cuatro países en el Hemisferio Sur les da una pátina de complementariedad intrínseca con la Unión Europea.
Las exportaciones de la Unión Europea hacia Mercosur están lideradas en 2023 por Italia con manzanas (44.373 Tn) y kiwis (11.138 Tn); seguida por España, con manzanas (8.468 Tn), peras (5.747 Tn), cítricos (14.850 Tn), ciruelas (15,135 Tn), cebollas (4.101 Tn) y ajos (1.189 Tn); Portugal, con manzanas (20.451 Tn), peras (16.591 Tn) y ciruelas (1.527 Tn). Cierran la lista relevante Grecia con kiwis (4.469 Tn) y Países Bajos con Cebollas (4.059 Tn).
Hasta ahora, estas exportaciones pagaban como base un arancel del 10%, pero luego, según país, aparecían otras historias fitosanitarias que complicaban puntualmente las exportaciones, como cuando hace tres campañas se paralizaron las exportaciones de ciruelas sin ninguna base científica.
Existen activos algunos Protocolos de Exportación draconianos en el caso de Brasil, que podrían desaparecer si se negocia bien la letra pequeña del acuerdo. Esto sería muy positivo para todas nuestras exportaciones.
Pero lo más grave ha sido la firma de un acuerdo de Mercosur con Egipto, que en estos momentos no paga aduana para sus naranjas. Como consecuencia de esto, España ha pasado de exportar 20.000 Tn de naranjas en 2019 a solo 8.500 en 2023. Y en el mismo periodo Brasil ha pasado de cero a 9.800 Tn.
Sé que en el terreno de los procesados y, en particular, de cítricos, nos podría afectar negativamente, ya que Brasil es el líder mundial en zumo de naranja, que a día de hoy cuenta con un arancel del 12,2% y que sería desmantelado en unos años. Sin embargo, peor lo tenemos con Egipto, que ni para sus naranjas frescas ni para sus posibles zumos tiene arancel.
Por el contrario, para el aceite y los vinos, con toda seguridad, el acuerdo será positivo y el mercado es muy interesante.
En cualquier caso, si analizamos el acuerdo solo desde la óptica de las frutas y las hortalizas frescas y, en particular, de las manzanas y peras, kiwis, cítricos, frutas de hueso en general, cebollas y ajos, la conclusión es que el acuerdo es positivo.
Pero, evidentemente, la producción y exportación de frutas y hortalizas frescas nunca ha pesado mucho en Bruselas, no es fácil que la batalla que se avecina tenga en cuenta este pequeño sector.
Por otro lado, y desde un punto de vista ideológico tengo que confesar que soy defensor absoluto del libre comercio, siempre que este sea recíproco en todos los sentidos.
Y desde ese punto de vista personal me apunto a la frase de mi amigo Tomás Gracia Azcárate: ¿Un acuerdo positivo? Mi opinión es que un acuerdo entre Europa y Mercosur podría ser un acuerdo globalmente positivo para las dos economías, y lo que es más importante, para ambas poblaciones. Pero las cosas hay que hacerlas bien.
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