¿Qué le pasa a la fruta de hueso?
España se ha convertido en estos últimos años en el primer productor europeo de fruta de hueso y en el líder indiscutible de la exportación mundial de esta familia de frutas, pero hay serios indicios que nos indican que algo no va bien.
Mientras el año pasado, uno de los efectos de la pandemia fue la recuperación del consumo per cápita en España de las frutas, algo no funciono con las frutas de hueso. Según los datos del observatorio del Ministerio de Agricultura, el consumo de frutas en los hogares creció el13%, y dentro de ese cómputo todas las frutas crecieron, cítricos, plátanos, manzanas, uvas, melones, sandias o exóticos, excepto las frutas de hueso que bajaron un 4%.
Por otro lado, referido a nuestro entorno internacional más importante, la Unión Europea, que es la receptora de la mayoría de nuestras exportaciones (95%), tampoco están siendo mejores los datos, tanto del último año como de la tendencia. Las importaciones de terceros países, bien de nuestro mismo hemisferio o en contra estación, están estabilizadas desde hace casi dos décadas y el comercio intracomunitario, alimentado por los cuatro países productores importantes, Francia, Italia, Grecia y nosotros, está descendiendo.
Cuando se produce una circunstancia de estas características conviene intentar averiguar por qué el consumidor ha tenido esta reacción y encontramos varias posibles explicaciones:
- Que otras frutas le han atraído más.
- El impacto de las promociones le ha llevado hacia otras partes del lineal.
- La componente marca de otras frutas.
- O simplemente que tuvo mala experiencia de compra
Cualquier estudio concienzudo nos dará muchas otras razones, pero la realidad de los números del consumo está ahí.
Es posible que estemos ante uno de los casos en los que un concepto muchas veces usado para resaltar los éxitos de algunos productos, en este caso esté siendo contraproducente, la innovación varietal. Estamos ante una de las frutas en las que se están dando tantas nuevas variedades de melocotones, nectarinas, paraguayos o albaricoques que cada año se incorporan nuevas variedades a la oferta y en muchas ocasiones estamos ante frutas atractivas, pero en las que el sabor es discutible o en el que la vida útil a partir del momento de la compra es más bien corto. Sin olvidar que está situación probablemente aún seria más dramática si no hubieran aparecido los paraguayos, que algo frenaron la caída de consumo en estas frutas.
Y enfrente tenemos otros tipos de frutas, con variedades más estables, que le aseguran al consumidor mayor regularidad tanto en sabor como en otras exigencias. Las frutas de hueso, al contrario que ha sucedido en otros tipos de frutas, no se ha convertido en fruta de los doce meses del año en el lineal, y sigue siendo a nivel de consumo una fruta de finales de primavera y del verano, pero es evidente que el consumidor ya ha observado que las variedades ultra precoces en muchas ocasiones no le satisfacen, aparte de ser en la mayoría de las ocasiones muy caras.
¿Pero qué podemos hacer?
En primer lugar reconocer que estamos ante un problema estructural y no coyuntural. Y los problemas estructurales necesitan de serenidad y de estrategias a medio y largo plazo. Y mucho más en particular este año, ya que, por las heladas de finales de marzo, Europa se enfrenta a la cosecha de fruta de hueso más pequeña desde que España entró en el mercado único y por tanto de pleno derecho en la Unión Europea en 1992, según los datos de Europech.
Mientras en albaricoques nos hemos movido en cifras de producción europea ente 450 y 600.000 Tm, este año vamos a estar en menos de 340.000 Tm, cifra no conocida desde 1998. Y en melocotones y nectarinas, si las cifras europeas han estado durante las últimas tres décadas entre tres y cerca de cuatro millones de toneladas, este año estaremos por debajo de los 2,5 millones de toneladas, cifra que solo se dio en algún momento antes de 1992.
Y está circunstancia puede enmascarar el problema estructural clave que es profundizar en por qué el consumidor se ha ido dirigiendo de forma lenta pero constante hacia frutas que le han dado más satisfacción que las frutas hueso. Pero para profundizar en ello, solo una organización interprofesional que cubra las diferentes zonas españolas de producción, Andalucía, Valencia, Murcia, Extremadura y el Valle del Ebro ( Cataluña y Aragón), podría afrontar el reto correspondiente y las estrategias de posicionamiento y promoción del producto para mantener y crecer en la mente de los consumidores.
Paco Borrás, Carlet 31 mayo 2021.
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