¿Qué pasa con las cerezas?
El análisis de nuestro experto Paco Borrás es concluyente: España se está durmiendo en los laureles en el comercio mundial.
Cuando miramos las noticias sobre la frutas de verano, las que más veces han aparecido en los titulares de los medios ha sido las cerezas. Igual lo ha hecho porque se las comparaba con los bombones, porque los productores teñían de rojo la calzada al volcarlas, porque se abría la discusión sobre la falta de organización de los productores o porque se encontraban unas diferencias de precios de escándalo en el mercado mayorista.
Si leemos Italiafruit News, siempre hay alguna noticia relacionada con las cerezas. Y no son todas agradables, a pesar de la gran reducción de cosecha de esta campaña.
Si observamos las grandes cifras de cosecha y comercio a nivel mundial, es posible que podamos aportar algunas ideas sobre lo que está pasando con estas frutas.
Los datos que nos proporciona la FAO sobre la cosecha de cerezas de los diferentes continentes ya muestra de entrada una evolución muy diferente entre ellos, en tan solo los primero 20 años del actual siglo.
Mientras el mundo ha crecido un 43%, Europa ha bajado un 12%. El crecimiento lo aportan las Américas y sobre todo Asia. Ni África ni Oceanía influyen en el total. Europa era el primer productor a principios de siglo y ahora es el segundo, pero es muy posible que en una década más ya seamos los terceros.
Si miramos ahora lo que ha pasado a nivel mundial con las exportaciones de las cuatro frutas de hueso y presentamos las cifras quinquenales del actual siglo, tenemos el siguiente cuadro.
En él vemos por una lado las cifras absolutas en toneladas, pero también el crecimiento entre el quinquenio 2001/2005 y el 2016/2020, que nos muestra cómo las cerezas destacan sobre las otras tres frutas.
Si este mismo análisis lo hacemos sobre el valor económico de estas exportaciones, según la misma fuente, tenemos un cuadro similar en valor promedio por kilo.
Podemos concluir mirando este último cuadro que mientras los albaricoques han bajado en precio medio de las exportaciones un -8,39%, las ciruelas han crecido un +7,14% y los melocotones y las nectarinas un +17,96%, las cerezas se disparan de la misma forma que lo han hecho en el crecimiento en toneladas y en precio han crecido un +33,12%.
La consecuencia de esta evolución nos conduce a una cifra curiosa:
En el año 2001, el valor económico de las cerezas que se exportaban representaba un 19,82% del valor total de las exportaciones de las cuatro frutas de hueso. Solo dos décadas después, en las mismas cifras del año 2020, las cerezas han representado el 44,01% del valor total de estas exportaciones.
¿Y qué países son los que han sacado partida de esta evolución? Lo vemos en el siguiente cuadro, donde tenemos representado el 85% del total del comercio mundial de cerezas.
El cuadro habla por sí solo. Chile rompe todas estadísticas de crecimiento, seguida por las antiguas republicas soviéticas de Uzbekistán y Azerbaiyán, que aparecen desde la nada. Turquía se afianza y Estados unidos y Grecia salvan los papeles. Pero España y Grecia, que en el año 2001 representaban el 10,79% del total de las exportaciones de cerezas, han pasado en el pasado año 2020 a representar solamente el 4,95% de las mismas.
Podremos justificar lo que ha pasado con España e Italia con el comentario de que nuestra producción es sobre todo para nuestro propio mercado domestico y en nuestra época de producción muchos de los países a los que enviamos frutas, también tienen cerezas y no es tan fácil exportar.
Sin embargo, si miramos lo que ha pasado en Chile y pensamos que es un país del hemisferio sur, que está lejos de todos los grandes mercados de consumo, por lo que ha tenido que llegar a ellos casi exclusivamente por vía marítima, es posible que concluyamos que en Europa y sobre todo España e Italia, simplemente nos hemos dormido en los laureles.
Si además miramos cómo han conseguido realizar ese salto en la parte puramente tecnológica de confección y vemos que mucha tecnología es italiana, liderada por INTEC, aún te quedas más con la sensación de que deberíamos mirar más en algunas ocasiones qué estamos haciendo mal o qué no estamos haciendo, porque otros países nos están cogiendo la delantera.
Porque Chile está lejos, pero el crecimiento de Grecia y Turquía lo tenemos al lado y tendremos que reflexionar sobre sus avances. Nosotros nos defenderemos en algunos casos hablando de tradición, de producto de kilometro cero y de la ventaja de tener mercados históricos y cautivos de proximidad. Los distribuidores locales nos apoyaran, al menos de palabra, porque ahora así toca.
Pero si algún día los consumidores descubren que la renovación varietal y la tecnología poscosecha de estos países, relativamente cercanos, les propone unas cerezas de mayor tamaño, más crujientes, con mayor brix, o sea los bombones de los que hablaba mi amigo Maicol Mercuriali hace unos días (Italiafruit News 24 mayo), es posible que consumidores y detallistas giren su mirada hacia esas otras cerezas.
Simplemente, vayamos con mucho cuidado.
Paco Borrás
Carlet 8 junio 2021
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