Se disparan las ventas Alimentación y Retail en EEUU
Los americanos gastaron en retail y alimentación casi cuatro veces más que toda la riqueza generada en España en 2021
Las ventas Retail y Alimentación en Estados Unidos, aumentaron 1% en junio de 2022 respecto al mes de mayo. Dicho así, parece… “poco”, por lo que es necesario poner el dato en contexto. En una economía de 22 trillones de dólares (2021) como la estadounidense, “un 1% de cualquier cosa relativa a la economía, en términos absolutos, supone muchísimo”: en junio, ese 1% de mayor venta retail y alimentos se tradujo en 680.000 millones de dólares. Y, ojo, no está incluida la venta de coches ni la energía. Reitero: retail y alimentación, solamente. Y supone un incremento del +8,4% sobre el mismo mes de 2021.
Parcialmente, el dato ha pasado desapercibido: medios de comunicación de todo el mundo publicaron la noticia el 16 de julio y han lanzado las campanas al vuelo, porque un crecimiento tan robusto aleja el fantasma de la recesión en EEUU que, de “estornudar, constipa todo el planeta”, del que ya supone 30% del PIB mundial. La “parcialidad se refiere al titular”. Casi ningún medio de comunicación cita el Estudio del INE norteamericano con su título completo, que reza: “Monthly U.S. retail and food sales for June 2022”. Pero, para hacer el titular más corto, los medios dicen solamente “Retail Sales o ventas retail”, dejando fuera la Alimentación. Lo cual es un grave error, porque se hurta a la audiencia del 50% de la información.
Más aún, el incremento del 1% no se reparte equitativamente entre los 8.000 productos analizados en 100.000 puntos de venta. Las ventas retail (ropa, moda, complementos, muebles, libros, etc) aumentaron 7,7%. Y las ventas de alimentos (la media en todos los canales de venta) fue el 13,4%. En ambos casos son los datos anualizados y la conclusión es que los norteamericanos, a lo largo de los últimos doce meses, han gastado más en alimentos que en productos retail. La evolución mensual (mayo a junio) es aún más favorable a los alimentos, que se vendieron cuatro veces más que los productos retail: 3,9% aumentaron en junio las ventas de alimentos respecto a mayo, versus +0,4% de ventas retail.
Hacemos estas comparaciones no para alabar la alimentación en detrimento del retail, sino para explicar los datos “ocultos” tras los titulares. De hecho, en mayo hubo una caída del consumo del -0,1%, no atribuible ni al retail ni a la alimentación, sino a la venta de coches, que descendió en mayo -3%. La población general americana siguió comiendo en mayo. Y comprando ropa y casas. Pero compró menos coches, porque el aumento del coste de los precios de la energía, (la gasolina) excedió el +333%. Para un norteamericano, usar coche no es un lujo, sino una necesidad, habida cuenta de las enormes distancias que hay, para hacer cualquier cosa, desde ir al trabajo, al colegio o la compra. Evidentemente, la razón de que América tenga 100 millones de obesos (población total: 334 millones) no es que la gente se haya gastado todo el dinero en comida y nada en el coche…
Entre enero y junio de 2022, en ventas retail y alimentación los americanos gastaron 3,923,638$ o, lo que es lo mismo, casi cuatro veces más que toda la riqueza generada en España en 2021 (PIB). Para alimentación y bebidas, los estadounidenses sacaron de los bolsillos 455,225 millones de dólares: 409,526 para alimentos y, el resto para bebidas. Estos datos reflejan la cesta de la compra que tiene por destino el consumo en hogar. Pero el americano come y bebe mucho fuera de casa, por lo que las ventas de alimentación y bebidas en establecimientos (bares, restaurantes, etc) fue de 492,664 millones de dólares, incluso superior en 90.000 millones de dólares al consumo de alimentos en casa. Lo mismo se aplica a la compra de productos retail, porque al americano “se le cae la casa encima”, sea en Chicago con un frío de muerte, sea en Miami, con el calorcito sudoroso del Caribe. ¿Quién inventó los hipermercados, supermercados, centros comerciales y malls? Estados Unidos.
En productos de higiene personal y derivados como la cosmética y otros, los americanos gastaron 193,608 millones de dólares en la primera mitad del año. Gel, champú, pintalabios, desodorantes, en fin, que “no solo de pan vive el hombre”, dijo el Señor. 141,659 millones de dólares fueron a parar a ropa y accesorios. Y, 70,318 millones a muebles… versus 255,910 millones destinados a “materiales de construcción en el hogar y el jardín”. Lo hemos visto en tantas películas americanas (el padre y el hijo reparando el tejado) o la bronca de la esposa al marido por no arreglar el porche hace que la cifra sea más real que la propia realidad.
Aún existen tiendas físicas que venden “Sporting goods, hobby, musical instruments, & books”, y los americanos gastaron 50.000 millones de dólares en ellas. Lo de la tienda física vale la pena subrayarlo, porque la digitalización, cloud, ecomerce, transformación digital, metaverso, etc pudieren hacer pensar que la tienda física se va al garete, cuando no es así y -lo hemos publicado en Food&Retail muchas veces-, la omnicanalidad es el camino exitoso a seguir.
Pero, lo cortés, no quita lo valiente: las ventas online de retail y alimentación alcanzaron en el semestre 596,868 millones de dólares. Y aquí no están incluidas las ventas de Amazon en su Amazon Prime Day de mediados de julio, en que vendió 300 millones de productos con precio superior a 100 dólares. Pero bien sabemos de las tiendas físicas de Amazon: Whole Foods (alimentación), Amazon Go, Amazon Fresh, Amazon Books, etc.
Para los economistas, los días “señalados” del calendario del consumo como Amazon Prime Day, Cyber Monday, Halloween, Thanksgiving y, por supuesto, las campañas de vuelta al cole (que, en América ya han empezado, con descuentos y promociones) y Navidad, son indicadores que ayudan a entender la marcha de la economía, identificar tendencias de gasto y comportamiento del consumidor, en tienda física y online y, sobre todo, a entender la inflación en este año en que, si bien el IPC (índice de precios al consumo), es un componente esencial, no es el único ni el definitorio.
Estados Unidos y el resto del mundo occidental está en una encrucijada y ahora estamos ante el cruce de caminos: por un lado, en América, la tasa de paro es del 3,6% (pleno empleo) y los salarios han subido más que en los últimos 70 años. Por tanto, con mayor poder adquisitivo, los americanos (consumistas en su ADN) pudieren tener la tentación de gastar más, como en junio. Sin embargo, la confianza en la marcha futura de la economía es baja entre la población y el miedo al posible desempleo futuro, es alto. El dato de sentimiento económico de los americanos en junio es el más bajo desde 1947, con una lectura de 50 puntos (escala o a 100), según la Universidad de Míchigan, que provee mensualmente el dato: cuando se hizo público, las bolsas americanas se hundieron. Pero, días después llegó el dato de ventas retail y alimentación de junio (+1%) y los índices bursátiles volvieron a subir con Walmart, Amazon, Costco, Macy’s, Target, Tesco, Kroger, Walgreens, CVS, The Home Depot, The Best Buy, etc, “en verde y positivo y subiendo el valor de la acción”.
Para los economistas, aún, es un aparente misterio que se resolverá en la segunda mitad del año 2022: ¿podrá más la percepción negativa que los consumidores tienen de la evolución futura de la economía y el empleo?
O ¿triunfará el deseo de gastar, innato a los americanos, que hace que el 70% de su PIB sea consumo, consumo y consumo?