Transformación digital en el sector agroalimentario: ¿necesidad u obligación?
Fernando Ortega estrena su blog en Food Retail & Service, el diario de todos los profesionales de la Alimentación.
Ya hace un tiempo que tenía previsto poder escribir a cerca de la digitalización, o mejor dicho sobre el proceso de transformación digital en el sector agroalimentario que venimos asumiendo desde hace ya años, pero que parece que últimamente se está acelerando de una manera vertiginosa.
En primer lugar, me gustaría aportar que este proceso (porque realmente es un proceso) no es algo nuevo. Lo digital y su aplicación a la agroalimentación siempre ha estado presente, aunque de forma irregular en los diferentes eslabones de la cadena de valor.
El sector agroalimentario se ha hecho visible, se ha hecho atractivo para muchos que han virado en sus estrategias y han considerado al mismo como un potencial cliente al que se podía incluir dentro de su Plan Comercial. A la vez, el sector ha crecido, se ha desarrollado y ha generado más necesidad de gestión, sobre todo de gestión de la información con lo que se produce el escenario perfecto entre proveedor y cliente (y viceversa) por un lado necesidad y por otro lado producto/servicio para satisfacerla.
A partir de ese momento, empieza la invasión de términos (ERP, CRM, Blockchain, App, Webservice, IoT, BI…) normalmente en siglas o acrónimos anglosajones que tratan de expresar toda una serie de conceptos que es necesario introducir en la cultura y organización de las empresas. Y ahí es donde empieza el proceso, cuando realmente afectamos a las personas que integran nuestras organizaciones es la parte clave que es preciso tener muy presente tanto en el planteamiento inicial como en todo el desarrollo y ejecución.
Hoy en día tenemos al alcance multitud de soluciones tecnológicas, que, en mayor o menor grado, serán de aplicación a la parte de nuestros procesos que consideremos es necesario implementar una solución alternativa al sistema actual de gestión de los mismos (en definitiva, diremos que digitalizamos).
La transformación digital no se focaliza en elegir la herramienta a implementar. Esa tal vez es la parte más fácil. La tecnología es una herramienta, no una finalidad. Donde realmente hay que invertir es en conocer cómo trabajamos, en conocer a las personas que realizan actualmente las tareas y conjugar ese cambio hacia un funcionamiento más eficiente y eficaz que permita evolucionar a la empresa y cumplir con las expectativas de nuestros clientes (acompañarlos dos pasos más adelante que ellos en su crecimiento).
Un factor clave para el éxito es el establecer en la organización como referente del proyecto al CEO o Dirección General. Se debe conjugar la verticalidad de la implicación con la transversalidad en la ejecución. En este apartado la configuración de un equipo multidisciplinar, con roles establecidos, dinámicas profesionales y objetivos comunes permitirá un desarrollo fluido y dinámico fundamental para superar los obstáculos culturales que de buen seguro surgirán.
Nuestras personas y por ende nuestras organizaciones necesitan madurar digitalmente. Hay que generar los sistemas internos, la formación, el apoyo y los medios para que se faciliten todo este proceso. Sin duda generará una ventaja competitiva y un posicionamiento totalmente necesario dentro del ecosistema agroalimentario.
Realmente, el planteamiento debe ser bajo el mismo concepto que un proyecto, es decir debe establecerse una metodología que permita:
- Conocer los procesos actuales y cuales son susceptibles de ser mejorados. Documentar, escribir, grafiar todo debe quedar bien establecido y fijado.
- Definir el proceso al que queremos llegar, implicando desde el primer momento a las personas. Generar el equipo y la creatividad suficiente junto con rebaje indispensable de la realidad.
- Fijar las variables necesarias de forma que establezcamos el marco de actuación.
- Equipo y líder del proyecto (configuración transversal)
- Nivel de inversión y retorno (en interno –horas dedicadas-, en externo –consultores, aplicación, desarrollo, equipos, mantenimiento…-)
- Planificación y programación del proyecto, con hitos establecidos. Fecha inicio y fecha fin.
- Seguimiento y planes de contingencia. Evaluación resultados y evolución
- Previsión de updates y upgrades a posteriori
La irrupción del concepto de Sostenibilidad ha acelerado todavía en mayor grado la necesidad de la Transformación Digital en el sector agroalimentario. La traducción en políticas basadas en el Green Deal, Farm to Fork ha aumentado el grado de exigencia y por tanto que las empresas prioricen su digitalización como estrategia en su evolución y desarrollo.
La gestión de la información, su transmisión y transparencia dentro de la cadena de valor, la implementación de sistemas productivos que funcionen en base a previsiones de la demanda, con reducción del desperdicio y eficiencia en los insumos (agua, energía, materiales, mano de obra, mantenimiento, servicio y operativa…) son el claro exponente y por donde deben dirigirse los proyectos en este campo.
Proyectos conjuntos de diferentes componentes de la cadena de valor donde se integre a distintos subsectores (primario, secundario y terciario) con objetivos compartidos que permitan cubrir las necesidades del consumidor desde los primeros estadios de la producción, a buen seguro que generarán una importante visualización del sector, permitiendo desarrollos integradores (campo, transformación, venta) en áreas poblacionales por desarrollar.
Hay que aprovechar los vientos favorables de ayuda y apoyo desde las Administraciones, los Fondos Next Generation establecen como prioridad, “lo verde” y “lo digital”. Aprovechemos lo estratégico de nuestro sector agroalimentario y demos una vuelta de tuerca más para estar en la vanguardia de nuestra economía y ser la palanca de recuperación.