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La sostenibilidad en el sector agroalimentario: ¿quién le pone el cascabel al gato?

La reflexión de Fernando Ortega Mediero en Food Retail & Service.

La sostenibilidad en el sector agroalimentario: ¿quién le pone el cascabel al gato?
La sostenibilidad en el sector agroalimentario: ¿quién le pone el cascabel al gato? / Redacción FRS
Fernando Ortega

16 de noviembre 2021 - 20:23

Hace unas semanas empecé a leer un libro sobre la biografía de un importante directivo del sector de alimentación. En principio pensé que haría referencia a uno de tantos personajes que, llegada una época, deciden inmortalizar su vida dejando por escrito aquello que hicieron, preferentemente los éxitos.

La verdad es que me sorprendió y por ello me decidí a que fuera el encabezamiento de este artículo. El personaje en concreto era Peter Brabeck-Letmathe y el libro” Ascensiones”. He podido extraer interesantes conclusiones y aprendizajes del mismo. Entre ellas, cómo la palabra SOSTENIBILIDAD ha tenido siempre un protagonismo en nuestro sector, de forma que se instaló en su día y sigue perenne en las mesas de los centros de decisión de los elementos integrantes de la cadena de valor del sector agroalimentario.

Pero ¿cómo hacer que un concepto se convierta en algo aplicable y práctico? ¿Cómo introducir un concepto en mi estrategia que no sea impuesto y que además sea rentable o mejore mi margen?

La agroalimentación es un ecosistema complejo propio integrado por una gran cantidad de elementos que interaccionan y participan de multitud de relaciones, limitaciones, posturas, opiniones que aseguran que esté vivo y que evolucione desde la producción primaria, la industria de transformación, la comercialización y distribución hasta llegar al consumidor final. Y ahí, en todos esos eslabones debemos encajar la SOSTENIBILIDAD. En definitiva, quién le pone el cascabel al gato en cada momento y en cada posición con una visión integral y continua.

Seguro que esta pregunta se la habrán hecho muchos de los estrategas del sector, adoptando una postura como si viniera impuesto de fuera y sea como sea debo ser “sostenible” y además (o encima) demostrarlo, que sea vea. Ese, desde luego, no es el planteamiento, pero sí que está claro que la sostenibilidad es un concepto que tendremos en nuestra cabeza dando vueltas sin descanso.

Primero es de rigor entender qué significa SOSTENIBILIDAD y que nuestro sector tiene en su ADN el ser sostenible, porque le va su supervivencia en ello y lo somos desde hace mucho tiempo, incluso antes que existiera el concepto y su definición. Un ejemplo claro ha sido, y es, la valorización de los subproductos.

En todo escandallo, sea de la transformación alimentaria que sea, siempre se ha intentado valorar aquello que en principio no era “comercial” intentando darle una salida (un valor) para que actuara de forma positiva en la valoración de otras componentes y, en definitiva, en el citado escandallo. Eso ya era sostenibilidad (cumplimos con la parte medio ambiental –no generamos residuo- , con la social –damos alternativas de consumo– y económica -pues hacemos más asequibles las partes “nobles” del componente total y permite su venta-).

Otro ejemplo muy ligado es el de la eficiencia energética. Retomemos la cuestión relativa a insumos que forman parte del coste final de un producto y que por tanto con un margen establecido determinan su precio. Pues bien, cuando en nuestra instalación eléctrica hacíamos inversión para mejorar el factor de potencia también estábamos aplicando sostenibilidad pues la instalación estaba menos penalizada en Potencia Reactiva y por tanto redundaba en un mejor funcionamiento del suministro eléctrico y por ende en el coste.

Seguramente podríamos continuar con multitud de ejemplos que argumentaran nuestra ya tradición en la sostenibilidad, pero los entornos evolucionan y es obvio que el ecosistema agroalimentario debe evolucionar con ellos. Este concepto que hace un tiempo permanecía solo en la cabeza de algún gurú, en la reunión de algún estamento u organización supranacional o no gubernamental sin embargo hoy en día ha incidido de forma muy directa y profunda en nuestra sociedad y, por ende, en nuestro principal objetivo: nuestro consumidor.

Adaptarse al pensamiento del consumidor

Según datos aportados por diferentes estudios el 60% de los consumidores tienen presente la sostenibilidad en el acto de compra, el 52% decantaría su compra por un producto que tuviera certificado de sostenibilidad y el 53% dejaría de comprarlo por aspectos relativos a la sostenibilidad. Son cifras importantes y que no hacen más que constatar que el concepto se ha interiorizado y ha pasado a formar parte de nuestro lenguaje y actos casi de forma innata.

Existen otros agentes (stakeholders) que también han incidido y presionado de forma muy directa en la penetración e incidencia, la financiación con el posicionamiento de diferentes fondos y entidades hacia priorizar sus políticas en empresas que aseguren y justifiquen sus inversiones y modelos dentro del paraguas de la sostenibilidad (bajo concepto “verde”), pues aminora riesgos y da continuidad y dimensión (capitalismo responsable, sostenible e inclusivo).

Estará en la habilidad de cada uno la monetización del concepto y que precisamente pase de ser algo “impuesto” a ser un factor de transformación y cambio en positivo

Las normativas, regulaciones y, en definitiva, las estrategias de los gobiernos partiendo de acuerdos globales GREEN DEAL y su consecuencia más inmediata en la UE como es el FARM TO FORK define, fija y establece objetivos muy concretos en cantidad y temporales que afectan tanto a las explotaciones agrícolas y ganaderas, como a la industria de transformación, así como a la distribución y comercio. Junto a ello todas las Directivas con posterior trasposición a los cuerpos legales de cada estado miembro que regulan vectores tan claros como los envases, el desperdicio alimentario, la energía y otros inputs que irán siendo normatizados.

De todas formas, considero que la gran palanca de inclusión de la sostenibilidad en nuestro sector ha sido que su entrada y consideración en la definición del modelo de negocio se ha traducido en un impacto positivo en la rentabilidad de la compañía y por tanto se fija como un “pilar” validado e integrante del Plan Estratégico. Estará en la habilidad de cada uno la monetización del concepto y que precisamente pase de ser algo “impuesto” a ser un factor de transformación y cambio en positivo.

Es necesario expresar que las empresas no se están quietas y que han diseñado toda una serie de acciones y han focalizado sus esfuerzos en traducir en cuestiones tangibles y proyectos concretos

  • Cero emisiones netas
  • Bienestar animal
  • Reducción/eliminación antibióticos, plaguicidas, fertilizantes químicos…
  • Formulaciones de productos
  • Reducción de envases, bolsas, embalajes (reciclado, reutilización…)
  • Implantación de medidores de impacto como huella hídrica, ecológica o ambiental
  • Lucha contra el desperdicio alimentario (en sus distintas vertientes)
  • Información y transparencia
  • Colaboración entre eslabones de la cadena de valor
  • Reaprovechamiento de residuos
  • Seguridad Alimentaria y calidad
  • Industria 4.0
  • Modelos predictivos (IoT, BI...)
  • Gestión de la Energía
  • Gestión del Agua
  • Ecodiseño
  • Logística 4.0 y cadenas cortas de suministro
  • Educación y promoción al consumidor
  • Certificaciones y auditorías

Variables básicas para incorporar la sostenibilidad

Estas acciones pueden llevarse a cabo tras conjugar y gestionar de la forma adecuada 4 importantes herramientas/variables que son básicas en todo proceso de incorporación y gestión de la sostenibilidad. El éxito dependerá en gran medida de la buena fórmula que apliquemos entre ellas:

  • Tecnología: aprovechar todo el universo que se abre en Agri tech y Food tech (con base start-up) con múltiples opciones y desarrollos de rápida evolución y resultado en temas concretos.
  • Innovación: hacer nuestra actividad de una forma diferente. Ante un cambio en nuestro entorno, cabe que nuestros planteamientos se abran (cultura) y mediante método podamos aportar soluciones nuevas.
  • Digitalización: mucha información disponible, mucha información a gestionar, ayuda fundamental en la toma de decisiones.
  • Talento: personas, equipos con la visión, capacidad, liderazgo para gestionar proyectos transversales complejos con datos, procesos y sistemas.

Necesitamos medir lo que hacemos y cómo progresamos en nuestro empeño y, en este sentido, nos pueden servir, incluso para comunicar lo que hacemos, todo el esquema planteado por la ONU a través de los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) entre los que hay encontramos algunos que impactan directamente en el sector agroalimentario.

Según datos de la Red Española para el Pacto Mundial, casi el 50% de las empresas de nuestro sector tienen identificados las ODS prioritarias (5, 7, 8 y 12) si bien solo el 21% las ha integrado en su estrategia. Es necesario un esfuerzo conjunto como sector que ponga en valor el impacto positivo de la aplicación sistemática de estas políticas en consonancia con el valor estratégico del mismo.

Al Story Telling debe seguirle de forma inmediata el Story Doing: existe una magnífica oportunidad a través de los Fondos Next Generation claramente enfocados y dirigidos hacia “lo verde” y “lo digital”

Llegado este punto, parece que hemos ido poniendo, por lo menos en parte, el cascabel al gato y por tanto podemos decir que estamos avanzando en la forma adecuada. Los más exigentes seguramente pedirán que apliquemos una marcha más, si bien considero que para poder entrar en esa aceleración es necesario pasar a un estadio superior en iniciativas conjuntas como sector y ahí es donde tocamos con una clara debilidad.

La oportunidad de los Fondos Next Generation

Al Story Telling debe seguirle de forma inmediata el Story Doing, existe una magnífica oportunidad a través de los Fondos Next Generation claramente enfocados y dirigidos hacia “lo verde” y “lo digital” con toda la amplitud que eso supone en medidas como:

  • Procesos de transformación más eficientes, aprovechando en mayor grado los insumos con menor desperdicio y mayor predicción del impacto ambiental del proceso definido
  • Dirección hacia la economía circular, con aplicación de biotecnología en todos los elementos constitutivos
  • Una verdadera Agricultura, Ganadería, Industria y Distribución 4.0 con una reducción de los residuos y emisiones, control detallado del proceso y previsión/ anticipación de la demanda
  • Comunicación y colaboración entre los eslabones de la cadena de valor, proyectos transversales e integrales
  • Políticas comunicativas directas y educacionales cara el principal foco de nuestras acciones

Poder hacer compatible nuestro modelo económico con el medio ambiente, que retorne a la sociedad y que sea rentable (en definitiva, ser sostenible) es un objetivo conjunto del sector, y por tanto afecta a todos y cada uno de los componentes del complejo ecosistema agroalimentario. Es un reto de vital importancia que generará, y está generando, importantes cambios en la cadena de valor, hemos avanzado y será necesario pasar a un estado de evolución superior.

Fernando Ortega Mediero

Food Retail & Service

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