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En la cadena alimentaria cada uno barre para su casa

En la cadena alimentaria cada uno barre para su casa
En la cadena alimentaria cada uno barre para su casa
Francisco Fernández Reguero

24 de marzo 2013 - 18:48

Durante la semana pasada, el ambiente mediático que rodea al sector de la distribución estuvo especialmente cargado debido a la tramitación parlamentaria del “Proyecto de Ley de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria” (aquí) y a las comparecencias de los sectores afectados (1) que se producían el martes 19 de marzo, ante la “Comisión de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente”. El plazo para la presentación de enmiendas finalizó el 26 de marzo de 2013.

Aquí tenéis algunos enlaces recientes a las informaciones publicadas en la prensa generalista y de carácter económico, algunas con más apariencia de notas de prensa de lobbies de presión de los sectores implicados que ganas de mejorar y esclarecer la relación (aquí, aquí, aquí y aquí).

También os dejo aquí el enlace al perfil de los componentes de la Comisión. No sé hasta qué punto nuestros parlamentarios pueden comprender la dimensión de la problemática que deben analizar y desarrollar, o bien se van a comportar como simples políticos defendiendo su parcela de poder y con las miras puestas en las próximas elecciones. Y es que se dice que un político tiene más poder cuantas más trabas administrativas crea, cuantos más asuntos dependen de su potestad, de su poder.

Al inicio del post os dejo una imagen con las relaciones que se establecen entre el sector productivo, la distribución y el cliente finalista, y sus relaciones de valor (ya las comenté aquí).

Como era de esperar, cada grupo de presión arrimaba el ascua a su sardina. Nadie pensaba realmente en el shopper, aquella persona que diariamente decide qué comprar, por qué comprar y dónde comprar. Muchos de los allí presentes - políticos y lobbies - se guían por pura ideología, antesala de la demagogia, y olvidan el valor de los mercados, el valor de los mercados eficientes, de la unidad de mercado, de la fuerza de la globalización, de la libertad de elección,... Tengo claro una cosa, casi todos los comparecientes fueron a legitimar su situación o a mejorarla frente al resto, a mantener sus privilegios, a mejorar su participación en la ecuación de valor, a poner cortapisas al libre mercado,... cuántos hablaron de las medidas que deberían ser tomadas para aumentar la competencia, la eficiencia, el acceso a mercados alternativos, etc... para en definitiva, tener más satisfecho al “shopper” con su inversión, el que paga finalmente el valor de la cadena productiva. Muchos no han entendido aún que el precio de un bien (la oferta) no es el productor, ni el fabricante, ni el distribuidor quien lo fija, sino que es el cliente con su apreciación de valor, y cuando aéste no la satisface el producto muere.

No voy a ser tan imbécil como para no reconocer las posiciones de fuerza que se establecen entre distribuidores y fabricantes, entre fabricantes y el sector productivo (sector primario), y siempre acabando por partirse la cuerda por el lado del más débil. Las posiciones de fuerza, como se quiere hacer creer a la mayoría de la ciudadanía, no sólo se establecen entre distribuidores y fabricantes, se dan igualmente y con mucha fuerza entre fabricantes y productores (¿quién fija el precio de la leche a los ganaderos? ¿hay subasta? ¿qué poder tiene la explotación ganadera frente al fabricante?). Algunas relaciones de fuerza, son puro gansterismo, como el de aplicar condiciones no pactadas, y éstas son las que hay que regular y sancionar. Todos en el sector de la distribución saben quiénes son las grandes empresas distribuidoras que lo practican, quiénes son las que cuando van a finalizar el ejercicio lanzan cargos indiscriminadamente para alcanzar sus resultados objetivos. Cuando este típico gansterismo es practicado por una empresa de bajo nivel de facturación, de unos pocos millones de euros de cifra de negocio, el fabricante no lo acepta, rechaza el cargo, y si luego es penalizado por el distribuidor puede pasar de él. El problema es cuando este gansterismo es practicado por una empresa del top 10 del sector (2) y la cifra de negocio comprometida alcanza una participación relevante en el negocio del fabricante. Estas conductas son indeseables, deben ser sancionadas administrativamente y con contundencia, pero sancionadas o no, las relaciones ya no volverán a ser como antes, están totalmente rotas. No sólo hace falta una Ley, hace falta un rearme moral, interiorizar en los intervinientes del mercado un código de buenas prácticas y los que obren como simples gánsteres que sean aislados por el resto de componentes. Si eso ocurre, el gansterismo desaparecerá.

(1) Sindicatos agrarios ASAJA, UPA, COAG y la Unión Agraria; Cooperativas Agroalimentarias de España; Fabricantes: FIAB y Promarca ; Distribuidores: ANGED, ASEDAS y ACES; Consumidores: OCU y la Federación de Cooperativas de Consumo.

(2) Fuente Alimarket, octubre 2012: Cuota de mercado 73,2%

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