¿Los alimentos procesados son seguros? Las medidas adoptadas para proteger nuestra salud
Noticia remitida
Aunque lo ideal sería comprar siempre nuestros alimentos en un mercado de proximidad, apostando por ingredientes de kilómetro cero y reforzando la economía de los productores locales, lo cierto es que no siempre nos es posible hacerlo. El día a día de nuestras ciudades es cada vez más frenético, y son muchas las ocasiones donde debemos optar por la conveniencia de un supermercado o, incluso, hacer nuestra compra online.
Este tipo de establecimientos nos ofrecen muchas ventajas, pero también nos invitan a comprar muchos alimentos procesados que no suelen ser la mejor opción para nuestra salud. Estos alimentos incluyen toda una serie de aditivos que están pensados para garantizar su durabilidad y mantener su calidad, pero que preocupan a los consumidores que no tienen del todo claro qué es lo que están ingiriendo.
La buena noticia es que la Unión Europea ha establecido toda una serie de regulaciones en torno a los alimentos procesados que se encuentran entre las más estrictas del mundo, y, de hecho, han servido como referencia para el marco legal de muchos otros países. Aunque este tipo de alimentos siguen teniendo aditivos en España, están controlados de forma exhaustiva para garantizar que no supongan ninguna amenaza a nuestra salud.
Las leyes de la UE, entre las más estrictas del mundo
Para comenzar, la Unión Europea establece límites máximos de contaminantes para todo tipo de alimentos, y no solo para los alimentos procesados. Se busca reducir al mínimo el uso de pesticidas y garantizar que la comida que llega a nuestra mesa está libre de metales pesados, que podrían ser el resultado de un proceso de cultivo en un terreno inapropiado, o de la pesca en aguas contaminadas.
Los análisis de valoración química desempeñan un rol esencial en este ámbito. Tanto las inspecciones de la UE como las realizadas por los propios productores monitorean los alimentos una y otra vez en distintas instancias del recorrido, desde la granja o el mar hasta los estantes del supermercado. Estos análisis garantizan que ninguno de los alimentos que consumimos presente niveles elevados de ningún elemento regulado por la UE.
Información nutricional obligatoria
Una de las cosas que más suele sorprendernos cuando viajamos a países de otras regiones del mundo es que los ingredientes y la información nutricional de los alimentos procesados no se especifican en detalle en sus envases. Durante las últimas décadas nos hemos acostumbrado a tener una información muy precisa sobre lo que contiene cada producto, y la diferencia se nota cuando viajamos a Estados Unidos o a algunos países de América Latina.
Entre la información nutricional que se debe incluir en estos etiquetados destacan los alérgenos, lo que en muchos casos puede suponer una diferencia extraordinaria para la salud de las personas que tienen alergias severas a las nueces, el marisco o cualquier otro alimento. Asimismo, la UE también determina que se debe informar a los consumidores sobre las calorías de cada producto, lo que nos ayuda a combatir el sobrepeso.
Inspecciones continuas a lo largo de la cadena de producción
También existe toda una serie de regulaciones que determinan la manera en que se deben cultivar los productos o criar los animales, así como las pautas básicas de procesamiento de la comida en las plantas industriales. Todas estas normas son muy extensas y se aplican de forma específica a cada instancia de la producción de alimentos procesados. Para garantizar que se cumplen, la UE lleva a cabo numerosas inspecciones sanitarias.
Estas inspecciones no solo tienen como propósito garantizar el buen comportamiento de las empresas relacionadas con la industria alimentaria y sancionar las posibles infracciones, sino que además se establecen como objetivo ofrecer consejos de mejora más allá del marco de las sanciones. Esto permite a las compañías producir alimentos con una calidad superior y evitar posibles problemas regulatorios en el futuro.
Todo esto funciona como un complejo engranaje de regulaciones destinadas a garantizar que nuestros alimentos cumplen con las mejores condiciones sanitarias. Y lo mejor de todo es que todas estas normas siguen evolucionando para mejorar aún más la calidad de la comida que llevamos a nuestra mesa. Al comprar alimentos procesados en la Unión Europea, podemos tener la tranquilidad de que estamos muy protegidos.
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