Asaja anuncia un otoño caliente de movilizaciones en el campo

Ante las amenazas que afronta el campo, como los bajos precios, el encarecimiento de materias primas o la nueva Política Agrícola Común (PAC).

Agricultor recogiendo lechugas / Archivo
Redacción FRS

13 de septiembre 2021 - 12:31

El presidente de la organización agraria Asaja, Pedro Barato, defiende que todo el sector agrario español promueva unido movilizaciones este otoño, ante las amenazas que afronta el campo, como los bajos precios, el encarecimiento de materias primas o la nueva Política Agrícola Común (PAC).

Barato asegura, en una entrevista con Efeagro, que propondrá la próxima semana a los órganos de gobierno de Asaja movilizaciones en septiembre y octubre, a las que le gustaría que sumaran las demás organizaciones agrarias españolas para llamar la atención sobre la situación de los agricultores.

El presidente de Asaja analiza los retos para el nuevo curso político, tras un verano en el que muchos productores se han manifestado una vez más en varias zonas por los bajos precios de la leche y delegaciones regionales de la organización agraria han anunciado nuevas protestas, incluso en Madrid.

Se muestra partidario de las movilizaciones, por dificultades en sectores como por ejemplo el lácteo o el hortícola, pero aboga porque sean conjuntas por parte de todo el sector y para ello consultará a las demás organizaciones agrarias porque “existe una unidad de acción que no se ha roto”.

A principios de 2020, los agricultores protagonizaron multitudinarias manifestaciones que pararon por la pandemia, durante la que han dado “muestras suficientes de que los productores son esenciales con un comportamiento ejemplar y no ha faltado alimento en los frigoríficos”, recuerda.

Sin embargo, la covid-19 ha sido muy negativa para sectores como el vino, el vacuno o el ovino y, según Asaja, el campo “no ha tenido el auxilio de otros sectores” dentro del Plan de Recuperación de la UE, que destina “solo el 0,7 % de los fondos” a la agricultura

Insiste en la incertidumbre por la nueva PAC y por el incremento de las exigencias ambientales de la Unión Europea (UE), porque, a su juicio, mermarán la competitividad de las explotaciones.

“BRUSELAS PIENSA EN LA MESA Y SE OLVIDA DE LA GRANJA”

Barato insiste en que las políticas de la UE no deben penalizar al agricultor profesional.

En ese sentido, critica la estrategia “De la Granja a la Mesa” de la Comisión Europea (CE) examinada esta semana por los eurodiputados y que rechazan las organizaciones agrarias mayoritarias, ya que eleva los requisitos ambientales con objetivos como reducción de fertilizantes o antibióticos.

La CE “piensa mucho en la mesa y se olvida de la granja”, según Barato, quien afirma que el incremento de restricciones sin medidas de apoyo puede acarrear, a largo plazo, el cierre de explotaciones y la “falta de determinados productos” en el mercado comunitario.

A esta preocupación añade el incremento de costes, porque las materias primas “se están disparando”.

En relación a las negociaciones de la PAC entre el Gobierno y las autonomías, entiende que cada una defienda “lo suyo” pero en general, reivindica que se prime al agricultor profesional y al empleo.

PROBLEMAS AMBIENTALES

Preguntado por el problema del mar Menor por el vertido de nitratos, atribuidos a la agricultura, afirma que la solución pasa por más planificación y por un plan de inversiones hidráulicas nacional para España.

En Murcia, añade, “existe una situación que hay que arreglar y las cosas de agua no se arreglan de un día para otro, se arreglan con el tiempo”.

En relación a las intenciones del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) de prohibir la caza del lobo, lamenta que vayan en contra de las autonomías más afectadas.

Apunta que el Miteco “hace muchas cosas contra el ganadero español, en vez de centrarse en medidas eficaces contra el despoblamiento, que hasta ahora no conocemos”

Respecto a la reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria, que tramita el Parlamento, defiende que incluya la prohibición de la venta a pérdidas y que el canal de la hostelería entre dentro de sus medidas, enfocadas a mejorar el poder negociador del agricultor frente a eslabones como la industria o los supermercados.

Afirma que, en cualquier caso, “si no hay mecanismos de control la normativa no valdrá para nada”:

Extiende esta reflexión a la nueva norma de calidad del aceite de oliva, que considera “un paso más”, pero, recalca, debe llevar aparejados mecanismos de vigilancia.

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