El 'café para todos', en jaque
La ley antideforestación de la UE, que entrará en vigor el próximo 31 de diciembre, estrecha el cerco a las importaciones: habrá multas abultadas para los infractores y más que probables subidas de precio.
La Unión Europea ha decidido poner puertas al campo en su objetivo de frenar la deforestación, de forma que las empresas que no puedan demostrar que sus productos y cultivos cumplen con la nueva regulación verán prohibida su venta en los 27 estados miembros de la Unión a partir del próximo 31 de diciembre. Esta nueva normativa afectará a productos básicos como la soja, la carne de vacuno, el aceite de palma, el chocolate o el café.
En concreto, el Reglamento de Deforestación exigirá a las empresas que vendan productos en la UE o exporten de otros países a la UE productos derivados de la agricultura y áreas forestales, que demuestren que sus cadenas de suministro no contribuyen al desmonte de bosque primario en ningún lugar del mundo, garantizando de forma específica que no provengan de tierras con bosque primario desmontadas después de 2020.
Tal exigencia se traduce en que cada grano vendido en Europa será rastreado hasta el campo del cual procede, para garantizar que su producción y cadenas de suministro son sostenibles y no contribuyen a la deforestación.
Para ello, las empresas sujetas a esta normativa tendrán que recopilar las coordenadas geográficas de las parcelas donde se han cultivado los productos que venden y deberán incluir estas geolocalizaciones en sus declaraciones de diligencia debida al entrar en el mercado europeo. Un importador que no cumpla con estas normas puede ser multado hasta con el 4% de su facturación en la UE.
PROBABLE AUMENTO DE LOS PRECIOS
Según un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el mundo ha perdido 178 millones de hectáreas de bosque desde 1990, lo que correspondería, aproximadamente, a una superficie de 3,5 veces España, y el ritmo de pérdida neta se sitúa en casi 5 millones de hectáreas/año. Además, la deforestación es la segunda mayor responsable de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo y, hasta el 80% de la misma, se debe a la agricultura intensiva.
Aunque el reglamento comunitario podría ser una medida oportuna para frenar esta creciente escalada, así como combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, su aplicación no está exenta de ciertas lagunas. Los caficultores de Honduras -el mayor productor del grano aromático de Centroamérica, con exportaciones que superaron los 1.390 millones de dólares en la cosecha 2022-2023, según cifras oficiales- ya han exigido a la UE más claridad en esta norma que, con mucha probabilidad, supondrá un aumento de los precios.
El vicepresidente del Instituto Hondureño del Café (Ihcafe), Mario Suazo, ha señalado al respecto, en una entrevista a Efe, que "demostrar con un sistema de geolocalización que los cultivos de café no han generado deforestación o degradación de masas forestales conlleva un costo económico, una situación que preocupa a los productores del grano en Honduras, donde la actividad cafetalera está en manos de unos 100.000 caficultores, de los que 90.000 son pequeños productores".
Suazo ha incidido en la importancia de que la Unión Europea defina los mecanismos de aplicación de la normativa, pues la reglamentación "es muy abierta". En su opinión, hasta ahora no está claro ni cómo se van a certificar las fincas ni quién va a asumir los costos del sistema de geolocalización, advirtiendo que el 70% de los productores hondureños podría "sufrir complicaciones" al exportar su café a Europa. Si bien el reglamento contra la deforestación recoge "que no se pueden importar cafés que vengan de bosques que han sido afectados, no dice exactamente los esquemas; hemos tenido varios acercamientos con la Unión Europea, estamos en diferentes foros y no terminan de definir los mecanismos", subraya.
DESPROTECCIÓN A LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES
La Unión Europea es el principal destino de exportación del café hondureño, con más del 50% de sus ventas, por las que recibe al menos 700 millones de dólares, de acuerdo a los datos citados por Suazo. Según el vicepresidente del Ihcafe, "hay fuertes avances" entre el Gobierno de Honduras, productores y dirigentes del sector cafetalero para proteger los principios de conservación del medio ambiente, cuidar el entorno de las plantaciones de café y no avanzar hacia zonas protegidas. Pero -añade- "es importante definir mecanismos sobre todo y apoyos económicos para la implementación de estos procesos y que los pequeños (productores) no queden desprotegidos".
Los caficultores de Honduras no ven imposible prepararse para la aplicación de la ley contra la deforestación de la UE, pero insisten en la necesidad de "más claridad" y de definir proyectos y programas que les permitan financiar el proceso de certificación para garantizar "la trazabilidad y precios justos". En esta línea, evalúan pedir a la UE un retraso en su implementación debido a la preocupación por el impacto que esta normativa podría tener en la exportación de su café: "Un país que impone restricciones tiene que definir con claridad los mecanismos que van a supervisar y certificar estos procesos", reiteró el dirigente cafetalero.
Cabe destacar que, para cumplir con la nueva normativa, las empresas deben tener una comprensión completa de la conexión de cada eslabón de su cadena de suministro, así como la capacidad de rastrear y demostrar cómo y dónde los adquieren. Una trazabilidad que se antoja muy compleja y costosa en el caso de geolocalizar millones de pequeñas parcelas de cafetales o de cacao en busca del origen de estos productos. Según The Economist (2024), las nuevas normas sobre cartografía forestal podrían excluir los cultivos de café de pequeños productores africanos de los mercados europeos.
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