Pescanova presenta el concurso voluntario de acreedores
Ante el Juzgado de lo Mercantil número uno de Pontevedra, en cumplimento del acuerdo adoptado por el consejo de administración de la compañía.
Pescanova ha presentado ante el Juzgado de lo Mercantil número uno de Pontevedra la solicitud de concurso voluntario de acreedores, en cumplimento del acuerdo adoptado por el consejo de administración de la compañía el pasado 4 de abril, según informó la firma gallega en un comunicado.
La compañía asegura que "tiene la firme voluntad de presentar en el curso del procedimiento una propuesta de convenio a sus acreedores que posibilite el mantenimiento de la actividad y por, ende, el empleo y la generación de valor".
La firma gallega, que emplea directamente a más de 10.000 personas a nivel mundial y más de 1.500 de ellos en Galicia, subraya que cuenta "con importantes fundamentos para sostener su actividad empresarial y generación de valor", en la medida en la que el negocio se sustenta sobre todos los pilares precisos desde la extracción, el cultivo, la elaboración y distribución.
Pescanova SA y sus filiales integran el primer grupo pesquero a nivel europeo y se encuentran entre los diez mayores grupos del sector a nivel mundial. En relación a sus principales activos, destaca su flota de más de 90 barcos, el valor de sus licencias de pesca, y más de 50 instalaciones de acuicultura, entre otras.
La firma gallega, según fuentes conocedoras de su situación económica, podría incurrir en pérdidas, con una deuda de 2.700 millones de euros, es decir, unos 1.200 millones de euros por encima de lo que figura en el pasivo auditado (1.522 millones de euros al cierre del tercer trimestre de 2012).
Sin embargo, las "tensiones de tesorería" y problemas de liquidez de Pescanova comienzan a tener consecuencias inmediatas en las contratas que realizan algún servicio para la multinacional pesquera gallega, y una de esas consecuencias es la retirada de los 17 trabajadores que realizaban servicios de seguridad en la planta principal de la compañía, en Chapela-Redondela (Pontevedra).
Según han confirmado fuentes sindicales, la factoría de Chapela se ha quedado sin personal de seguridad. De hecho, la plantilla que realizaba estas labores, de la empresa Securitas, ha ido mermando "en las últimas semanas", hasta reducirse ahora a cinco auxiliares "que realizan labores de información o cogen el teléfono, pero no son empleados de seguridad".
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