El código de barras está presente en 1.000 millones de productos de todo el mundo
El 3 de abril de 1973, fabricantes y distribuidores estadounidenses se reunieron para escoger el diseño que serviría para la identificación de productos
El 3 de abril de 1973, los directivos de las principales empresas de la industria y distribución alimentaria en Estados Unidos se reunieron para escoger el símbolo que serviría para identificar los productos en las tiendas. El diseño ganador constaba de barras de diferentes grosores y un número identificativo, que aportaba información sobre los artículos mediante la lectura con un escáner.
Esa fecha marca el nacimiento del código de barras, una innovación valorada por la BBC como “uno de los 50 inventos que han creado la economía contemporánea” y que hoy está más vigente que nunca: el código de barras está presente en 1.000 millones de productos de todo el mundo, se escanea más de 6.000 millones de veces al día y lo utilizan más de dos millones de empresas.
El código de barras cambió para siempre la forma en que compramos. Gracias a los estándares globales de GS1 (gestionados en España por Aecoc GS1-Spain) un simple escaneo conecta un producto físico con información digital que transcurre a lo largo de toda la cadena de suministro. Desde su origen hasta los puntos de venta, el código de barras (y la información que contiene) permite la creación de cadenas de suministro más seguras y transparentes.
Además de aportar transparencia e información a empresas y consumidores, los códigos de barras garantizan la eficiencia en los procesos de la cadena, con el consecuente ahorro de costes. Su uso minimiza hasta en el 80% los errores en catálogo y reduce en el 60% los recursos destinados al intercambio al intercambio de información entre empresas. En el canal online, incrementa hasta el 20% las ratios de conversión y ayuda a aumentar las ventas digitales hasta el 10%, según los casos de estudio analizados por GS1.
50 años después de su creación, las nuevas generaciones de códigos de barras (como los QR de dos dimensiones) traen nuevas transformaciones en el comercio y en la forma en que consumimos. Los nuevos códigos disponen de una capacidad de almacenamiento de información fiable sin precedentes y disponible para las empresas, legisladores, consumidores y pacientes del ámbito sanitario.
Su escaneo cuenta la “historia” detrás de cada producto: de dónde viene, si contiene alérgenos, si es orgánico, cómo debe reciclarse, cuál es su huella de carbono,… Este nuevo nivel de transparencia habilitará a los ciudadanos a tomar decisiones de compra con mucha más información. A finales de 2020, GS1 lanzó una iniciativa global para activar la transición del código de barras tradicional a las nuevas generaciones.
Actualmente, más de 20 países han iniciado sus proyectos piloto. En España, el uso de los códigos de barras de dos dimensiones ya ha mostrado su capacidad para mejorar cuestiones estratégicas como la identificación única de artículos en tiempo real, incrementar los parámetros de seguridad alimentaria o reducir el desperdicio alimentario, entre otras cuestiones.
“Durante 50 años hemos visto cómo el código de barras ha transformado la economía y la vida de los propios consumidores. Actualmente, los ciudadanos reclaman más información sobre los productos y las empresas necesitan más datos para ser más eficientes y lograr ser más sostenibles desde el punto de vista económico, social y medioambiental y el código de barras es un gran instrumento para hacerlo”, explica el director de GS1 Spain / Aecoc, Pere Rosell.
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