Europa se abre a la carne de laboratorio, llamada a inaugurar una nueva era alimentaria
La intención de Aleph Farm es conseguir el permiso de Suiza para vender carne cultivada en la cadena de supermercados Migros. En Singapur ya es posible consumir pinchos de pollo cultivado a un precio de 12,74 euros. Y en Estados Unidos, una ración de nuggets por 23 dólares.
Suiza ha dado el primer paso para llevar a Europa a una nueva era alimentaria, porque ya tiene sobre la mesa la primera solicitud que se hace en el Viejo Continente para comercializar carne cultivada en laboratorio.
La iniciativa es de la empresa israelí Aleph Farma, productora de este alimento sintético, que también ha hecho solicitudes similares en Estados Unidos y en Singapur, tres países en la carrera por liderar este nuevo alimento.
Sin embargo, la sociedad en general aún tiene desconocimiento y desconfianza hacia este tipo de carne y su encaje legal en la Unión Europea está aún por determinar con más precisión.
¿QUÉ ES LA CARNE CULTIVADA?
La carne cultivada, según detalla la ONG ProVeg España, se obtiene a partir de cultivos celulares en lugar de hacerlo directamente de animales.
Hay dos métodos, que son el celular y el acelular: para el celular se toman inicialmente muestras de células madre de los animales mediante una biopsia.
Estas células se alimentan con nutrientes en grandes cubas y, a medida que crecen, se convierten en tejido muscular, que es lo que se denomina carne cultivada, según apunta dicha organización.
El método acelular, o de fermentación de precisión, se refiere al uso de microorganismos en lugar de cultivos celulares para producir productos como la leche y las proteínas de la clara de huevo.
Estos productos pueden cultivarse directamente a partir de microorganismos como la levadura en un proceso de fermentación similar al utilizado ya en la industria alimentaria.
¿QUÉ ENCAJE LEGAL TENDRÍA EN LA UE?
El asunto ya llegó hace años al Parlamento Europeo con respuestas de la Comisión Europea en las que se considera que la aproximación más adecuada es la derivada de la regulación sobre nuevos alimentos, según recuerda el especialista en Derecho Alimentario del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (Ainia), José María Ferrer.
En concreto, encajaría en el artículo 3 del Reglamento 2283/2015 que engloba en el concepto de nuevo alimento a los constituidos, aislados o producidos a partir de cultivos celulares o tejidos derivados de animales, plantas, microorganismos, hongos o algas.
Dicho reglamento deja claro que la Comisión únicamente autorizará e incluirá un nuevo alimento en la lista de la Unión si, sobre la base de las pruebas científicas disponibles, el alimento no plantea un riesgo para la salud de las personas.
Además, se exige que la utilización prevista del alimento no induzca a error al consumidor, especialmente si está destinado a sustituir a otro alimento y hay cambios significativos en el valor nutritivo.
En el caso de que el alimento esté destinado a sustituir a otro, que no difiera de este de manera que su consumo normal resulte desventajoso desde el punto de vista nutricional para los consumidores.
¿QUÉ OTROS REQUISITOS LEGALES SE DEBEN CONSIDERAR?
Este mismo experto recuerda que, una vez un producto haya conseguido la aprobación como nuevo alimento, se le debe aplicar la legislación general alimentaria relativa a la responsabilidad de los operadores y la trazabilidad.
Además, cuando estos alimentos salgan al mercado tendrán que respetar las exigencias derivadas de la regulación sobre la información al consumidor.
Son algunas de las disposiciones legales que serán de aplicación, siempre con la salvedad de que el legislador comunitario no establezca un marco legal específico para este tipo de alimentos, apunta Ferrer.
¿Y QUÉ PASARÁ AHORA EN SUIZA?
La intención de Aleph Farm es conseguir próximamente el permiso de Suiza para vender carne cultivada, bajo la marca Aleph Cuts, en la cadena de supermercados Migros.
Más adelante, Aleph Farms planea lanzar Aleph Cuts en Singapur e Israel en cantidades limitadas y ofrecer experiencias de degustación con socios selectos, en espera de las aprobaciones regulatorias, según un comunicado reciente de la compañía.
Ahora está por ver cuándo ésta u otras empresas se deciden a presentar solicitudes ante la UE y ver si consiguen superar los requisitos legales actuales o los que estén por venir, para que la carne cultivada sea una realidad en los países comunitarios.
DIEZ AÑOS DE CARNE CULTIVADA
Han pasado diez años desde la presentación de la primera hamburguesa de carne cultivada, un concepto futurista que, tras una década de avances tecnológicos, ya es ya una realidad tangible.
Un equipo de científicos holandeses liderados por Mark Post, de la Universidad de Maastrich, presentó en agosto de 2013 esta revolucionaria hamburguesa, cuya carne fue desarrollada artificialmente en un laboratorio a partir de células madre.
Estas células pueden extraerse igualmente de pollos, cerdos y otros animales, también los acuáticos, mediante una pequeña biopsia, y se hace que proliferen en el laboratorio como si estuvieran dentro del animal hasta lograr un nuevo tejido.
La empresa impulsada por Post, Mosa Meat, predijo que cuando aumentara la escala de la tecnología necesaria para este proceso la hamburguesa podría venderse por unos 10 euros, un momento que parece haber llegado, pues en países como Singapur es posible consumir pinchos de pollo cultivado a un precio al consumidor de 12,74 euros.
"Y una ración de 'nuggets' está a unos 23 dólares (unos 21 euros) en Estados Unidos", apunta a Efeagro Jordi Morales-Dalmau, cofundador de la organización sin ánimo de lucro AgriCultura Celular España, que cataliza el ecosistema español de la carne cultivada.
Las empresas han conseguido reducir el tiempo y los recursos necesarios para elaborar carne cultivada, logrando producir en tan sólo ocho días lo que en el pasado llevaba dos años, según destaca la ONG The Good Food Institute Europe, que promueve las proteínas sostenibles.
Además, las empresas que producen y comercializan carne cultivada lo están haciendo a pérdidas porque quieren que las personas puedan acceder a ella y comenzar a consumirla, señala Morales-Dalmau.
SINGAPUR Y ESTADOS UNIDOS, PIONEROS
Singapur y Estados Unidos son los únicos dos países del mundo que de momento se han abierto legalmente a la comercialización de productos de carne cultivada, que se pueden consumir en restaurantes y se pueden adquirir en tiendas para cocinarlos en casa.
En Europa aún no es posible comer carne cultivada, aunque Suiza ha dado el primer paso y está estudiando la solicitud que ha recibido de la empresa israelí Aleph Farms para comercializarla.
El ecosistema empresarial sí está preparado y más de 150 empresas en todo el mundo -aproximadamente 50 de ellas en Europa- trabajan para impulsar la investigación y el desarrollo de la carne y los mariscos cultivados, según The Good Food Institute Europe.
Los gobiernos europeos también están aumentando su apoyo para financiar la investigación y el desarrollo del sector, con los Países Bajos anunciando una cifra récord de 60 millones de euros el año pasado y el Reino Unido con un centro de investigación de 12 millones de libras (unos 13,8 millones de euros) en abril, consigna esta ONG.
ESPAÑA PRODUCIRÁ CARNE CULTIVADA EN 2024
En España la iniciativa la lleva la empresa BioTech Foods, que ha iniciado la construcción en San Sebastián de una planta para producir carne cultivada cuya comercialización a gran escala se prevé que esté lista en 2024.
Esta planta tendrá una capacidad de producción de más de 1.000 toneladas de carne cultivada al año que, a medio plazo, se podría ampliar a 4.000, informó hace unos meses BioTech Foods, que cuenta con el respaldo financiero de la multinacional brasileña JBS, el mayor procesador de carne del mundo, que en 2022 se hizo con el control de la empresa española.
Según BioTech Foods, este mercado experimentará un "enorme crecimiento en la próxima década", y estima que en 2032 el 12% de las proteínas consumidas en el mundo procederán de este tipo de sistema de producción de alimentos.
Otras empresas emergentes, como la malagueña Grow Meat, también han incursionado en este sector, dentro de un ecosistema de varias decenas de emprendimientos que están directa o indirectamente relacionados con la carne cultivada, comenta Morales-Dalmau.
DEFIENDEN SU SOSTENIBILIDAD
The Good Food Institute Europe hace referencia a estudios científicos que afirman que la producción de este tipo de alimento con energía renovable podría reducir las emisiones climáticas hasta en un 92%, disminuir la contaminación del aire hasta en un 94% y utilizar hasta un 90% menos de tierra en comparación con la carne convencional.
"Es una forma sostenible de crear carne", afirma Morales-Dalmau, quien explica que ni ahora ni en muchos años podrá competir al nivel de la carne tradicional, pero sí que es un añadido por el que considera que los consumidores van a sentirse atraídos.
Además, destaca que contribuirá a la creación de un ecosistema empresarial, científico y tecnológico que creará trabajo y atraerá inversiones.
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