Francia continuará con el etiquetado obligatorio de origen para leche y carne
La UE le autoriza a mantener esta norma hasta el 31 de marzo de 2020.
La Unión Europea ha emitido un decreto de prórroga que permitirá a Francia mantener su normativa de etiquetado obligatorio para la leche y la carne como ingrediente en los productos de alimentación hasta el 31 de marzo de 2020.
Según fuentes del Ministerio francés de Agricultura, este etiquetado responde a los deseos de los consumidores y también de los productores, ya que aporta “una garantía en términos de transparencia, calidad e información sobre los productos”. Desde el Ministerio añaden que Francia quiere mantener esta normativa en su país, pero también “ir más lejos en la armonización a nivel europeo”.
Desde las autoridades francesas se recuerda que existe ya una iniciativa ciudadana a nivel europeo en estos términos, de la que informábamos recientemente. Didier Guillaume, ministro francés de Agricultura y Alimentación, ha realizado un llamamiento a “un debate más amplio. Una armonización europea del etiquetado en origen permitiría a los consumidores disponer de una información transparente que facilite sus decisiones de compra, al mismo tiempo que aportaría a los productores un marco claro”.
¿En qué situación está España en el etiquetado de origen?
En España, desde hace pocos meses, el etiquetado de origen es obligatorio en la leche, tanto como alimento como para sus derivados (nata, yogur, kefir, lactosuero, mantequilla, quesos y requesón), pero no así como ingrediente. También se está tramitando una norma similar para la miel a través de un Real Decreto que actualmente en periodo de alegaciones. Tras estas, será necesario que pase el proceso de consulta pública e informar de ello a la Comisión Europea.
Según explican desde Aecosan, la normativa actual obliga a la indicación del país de origen en la carne fresca de vacuno, frutas, verduras, miel, aceite de oliva, carne fresca de cerdo, ovino, caprino y aves de corral. Aunque la miel está incluida en esta lista, el problema radica en las mieles de mezcla, para las que la UE no establece una directriz clara y que, hasta que entre el vigor el Real Decreto, en España puede salvarse con un simple “mezcla de mieles procedentes y no procedentes de la UE”.
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