Derribando mitos: el aceite de palma es sostenible

Un documento elaborado por 10 científicos españoles remarca la posibilidad de incluirlo de forma moderada dentro de una dieta saludable.

Aceite de palma / Archivo
Redacción

13 de diciembre 2019 - 15:24

Desde hace tiempo os venimos informando de la polémica generada en torno al aceite de palma y sus consecuencias para el medioambiente y para la salud. Pues bien, ahora, el grupo de investigación ImFine de la Universidad Politécnica de Madrid ha coordinado un grupo de trabajo de diez científicos expertos que ha dado lugar a la revisión científica 'Palm Oil on the Edge', uno de los estudios más exhaustivos sobre este ingrediente en España, publicado en la revista Nutrients.

Los expertos remarcan el papel del aceite de palma sostenible para reducir el impacto ambiental de su cultivo; la posibilidad de incluirlo de forma moderada dentro de una dieta saludable; o el interés de la industria alimentaria por garantizar que sus productos sean seguros, sostenibles y de alta calidad.

Según se explica, este ingrediente es el aceite vegetal más utilizado en el mundo. En el contexto informativo actual, los expertos coinciden en señalar que "el debate en torno al aceite de palma es un ejemplo de la complejidad de producir alimentos para una población mundial que se ha cuadruplicado en los últimos 100 años (1920-2019) y sigue creciendo, especialmente en los países en vías de desarrollo". El aceite de palma se utiliza como sustitutivo de las grasas animales, que diversos estudios relacionaron con un mayor riesgo cardiovascular, y las grasas hidrogenadas.

En este sentido, se recuerda que el consumo del aceite de palma se cuestiona a menudo por diversas razones, entre ellas, las relacionadas con la sostenibilidad. En respuesta a los graves efectos del cultivo masivo e intensivo de la palma aceitera sobre los ecosistemas, el cambio climático, las especies protegidas y las poblaciones locales, la propia industria constituyó en 2004 la Mesa Redonda para el Aceite Sostenible, mientras que los gobiernos de Dinamarca, Francia, Noruega, Alemania, Países Bajos, Italia y Reino Unido firmaron la Declaración de Ámsterdam, que estableció el compromiso de la implementación del aceite de palma 100% sostenible en la cadena alimentaria europea para 2020.

ACEITE SOSTENIBLE

Hoy en día, el 69% del aceite de palma utilizado en Europa es sostenible y el 100% del utilizado para biocombustibles está certificado por el esquema ISCC (International Sustainability and Carbon Certification).

Todo el aceite de palma que se importa en España es trazable hasta la fábrica del país de origen en donde se ha producido

Asimismo, todo el que se importa en España es trazable hasta la fábrica del país de origen en donde se ha producido. En el documento se apunta que, incluso en muchos casos en los que carece de la citada certificación, las empresas vendedoras cuentan con políticas propias de 'No deforestación', 'No siembra en humedales (peat-lands)' o 'No explotación laboral'. Con este tipo de iniciativas, "el aceite de palma se ha convertido en uno de los productos agrícolas que lideran la producción sostenible", indica el citado documento.

En este punto, el grupo de expertos considera primordial concienciar al consumidor sobre la importancia que tiene el hecho de que su elección sea de productos sostenibles para contribuir al mantenimiento del medio y a la economía local de los países productores.

CONSUMO MODERADO

El aceite de palma posee un balance de ácidos grasos en torno al 48% de saturados y 52% de insaturados. El estudio también indica que este ingrediente se usa principalmente en alimentos de indulgencia, situados en el vértice superior de la pirámide alimentaria, cuyo consumo debe ser ocasional. En este apartado, los científicos manifiestan que la revisión de la evidencia actual sobre el papel del aceite de palma en la dieta indica que su "consumo en cantidades moderadas, y en el marco de una dieta variada y equilibrada, no representa riesgo para la salud".

Asimismo, el grupo de consenso indica que no hay evidencias que indiquen que deba modificarse las recomendaciones de ingesta de grasa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el 20-35% de las kilocalorías totales provenga de la grasa, y que la ingesta de ácidos grasos saturados no supere el 10% de la energía total.

El ejercicio es una de las variables que no siempre se han tenido en cuenta en la mayoría de investigaciones científicas realizadas hasta el momento en relación con la alimentación. "La actividad física ejerce un efecto regulador sobre el balance energético mayor que la ingesta calórica". La inactividad física favorece un balance energético positivo constante, y en la población española, las tasas de sedentarismo superan el 70% (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2016)".

ACEITE DE PALMA Y CÁNCER

Los aceites vegetales, como oliva, girasol, palma, etc. pasan por un proceso de refinado para eliminar las impurezas y los contaminantes que afectan la calidad del producto final. Durante esta fase están sometidos a altas temperaturas y se originan contaminantes.

Según las conclusiones del Simposio de la Fundación Italiana de la Nutrición sobre aceite de palma y salud, celebrado en 2016, no hay evidencia experimental ni epidemiológica que permita asociar el consumo de aceite de palma con una mayor incidencia o mortalidad por cáncer en los seres humanos, y la evidencia indirecta sugiere que el aceite de palma no tiene efectos sobre el riesgo de cáncer.

El sistema de seguridad alimentaria europeo ha sido calificado como el de más altos estándares y el más avanzado a nivel internacional. Por ello, se resalta que "la industria es la primera interesada en mantener un alto nivel de calidad de producto y satisfacer las demandas de consumidor".

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