La OCU alerta del consumo excesivo de algas por su alto contenido en cadmio y yodo
Aconseja consumir algas con moderación y recuerda que algunas variedades, como wakame o alga nori, contienen una alta concentración de cadmio, mientras que la variedad Kombu presenta exceso de yodo.
El consumo de algas no para de aumentar. Se pueden comprar en un súper y también pedirlas en un restaurante sin tener que viajar a un país asiático. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios, (OCU) ha recordado que las algas contienen algunos elementos que pueden llegar a provocar problemas: es el caso del cadmio, un metal pesado, o el yodo.
Como sabemos, las algas forman parte de la dieta tradicional en muchos lugares de Asia. En Occidente, el interés en este alimento ha ido en aumento y en Europa ya no extraña que nos sirvan un plato que contenga alga fresca como ingrediente o encontrarlas en el supermercado deshidratadas o mezcladas con sal, por ejemplo.
Las algas son un alimento exótico, ligero y muy mineralizado. Su consumo se está extendiendo debido, principalmente, a sus características nutricionales: son poco calóricas y aportan cantidades importantes de folatos (nutrientes beneficiosos para el sistema inmunitario) y de minerales como calcio, magnesio, zinc, yodo, hierro y selenio.
Ciertas variedades se venden en forma de suplementos acompañadas por mensajes de sus supuestos beneficios para la salud: depurativas, antiinflamatorias, antivíricas… y, además, se consideran un alimento sostenible, pues su cultivo requiere poco espacio y no depende de fertilizantes ni pesticidas.
CONSUMO "MODERADO"
Pero no todo son ventajas, la organización alerta de que algunos de los minerales que contienen, en exceso, podrían llegar a suponer un peligro: es el caso del cadmio o el yodo y por esta razón, aconseja consumirlas "con moderación".
En concreto, el yodo, apunta la entidad, es un elemento esencial para la síntesis de las hormonas tiroideas, fundamentales a su vez para el crecimiento, el desarrollo del sistema nervioso central, la regulación del metabolismo basal, la función cardiaca y, en general, para el buen funcionamiento del organismo. En la naturaleza el yodo se concentra especialmente en el mar, por lo que son fuentes de yodo la sal marina, los pescados de agua salada y las algas.
Un déficit puede causar problemas, pero el exceso de yodo también puede suponer un riesgo para determinados grupos de población: niños, mujeres embarazadas o durante la lactancia, así como quienes tengan problemas tiroideos. Para el resto de los consumidores, un ligero exceso en la ingesta recomendada no es problemático. Las algas pardas y más concretamente de la variedad Kombu (Laminaria japonica, Saccharina japónica) contienen altas concentraciones de yodo.
En 2002 se estableció una ingesta máxima de yodo, y ya en 2012 se llamó la atención sobre la necesidad de moderar el consumo de las algas más ricas en yodo. Más recientemente se pronunció en el mismo sentido la Efsa, al constatar que quienes consumen habitualmente algas marinas o productos elaborados con ellas podrían superar las dosis recomendadas de yodo.
CADMIO, CUIDADO CON ESTE METAL PESADO
Por su parte, hace un tiempo la Agencia Francesa de Seguridad Alimentaria advirtió sobre los riesgos de consumir en exceso algas y suplementos de algas por su contenido significativo en cadmio.
El cadmio es un metal pesado que, en ingestas elevadas, puede producir náuseas, acumularse en el riñón y provocar fragilidad ósea. Además, está clasificado como cancerígeno por la Agencia de Investigación contra el cáncer, y está considerado como mutagénico y tóxico a nivel reproductivo. Este contaminante se encuentra ampliamente distribuido en el medioambiente como consecuencia de las actividades agrícolas e industriales desarrolladas por los seres humanos.
En la Navidad de 2019 se habló mucho del cadmio a raíz de la recomendación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria de no chupar las cabezas de gambas y langostinos, ya que en esa parte se acumula el cadmio. Pero no es la única fuente: también hay que tener cuidado con el cadmio que llega a nuestro organismo a través de las algas.
La legislación europea establece niveles máximos de este metal para algunos alimentos, entre ellos ciertos tipos de carne, pescado, legumbres, cereales, hortalizas, cacao, alimentos infantiles… En el caso de las algas, aún no existe un máximo legal, aunque la Unión Europea ya está considerando establecer límites legales para metales como cadmio, arsénico y plomo.
Entre tanto, la OCU aconseja vigilar el consumo de algas teniendo en cuenta, además, que la concentración de cadmio es particularmente elevada en las algas pardas, como el wakame, y en las rojas, como el alga nori.
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