Desmontando mitos: la carne de pollo no está hormonada
Hace años se abusó del empleo de hormonas y antibióticos para facilitar el engorde de los animales de granja. Pero la OCU no detecta residuos significativos desde 2004.
¿Quién no ha oído decir que comer carne de pollo provoca que te aumente el pecho, o que te salga más vello? Son muchas las personas que siguen pensando que la carne de pollo lleva una excesiva cantidad de hormonas y antibióticos. Pero lo cierto es que esto ya no sucede desde hace años, ni en el pollo ni en el resto de los animales de granja, aclara la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Según esta entidad, lo cierto es que en los años 60 y 70 "se abusó de los medicamentos veterinarios". Y es que ciertos antibióticos no solo prevenían enfermedades en el ganado, también facilitaban el engorde; lo mismo que algunas hormonas que, además, aceleraban el rendimiento cárnico e incluso favorecían la retención de líquidos, aumentando el peso final del animal. "Su uso con estos fines estaba prohibido por la legislación europea, pero no se controlaba demasiado, ya que rara vez tuvo consecuencias tóxicas sobre la salud de las personas", explica la organización.
EUROPA AUMENTA LOS CONTROLES
Afortunadamente, el progresivo aumento de controles a nivel europeo, impulsado en España con la creación en 1989 del Plan Nacional de Investigación de Residuos, supuso un significativo avance en el control de medicamentos veterinarios, desde las mismas explotaciones ganaderas hasta el final del ciclo, en los mataderos. Tal es así que la OCU no ha detectado residuos significativos de antibióticos ni hormonas en sus análisis comparativos de productos cárnicos desde el año 2004.
En cualquier caso, en lo que respecta a los antibióticos, esta entidad lamenta que sigan usándose con fines preventivos y profilácticos (para animales que convivan con otro animal enfermo). "Aunque este empleo no implique toxicidad, podría causar resistencias bacterianas en el ganado, lo que terminaría reduciendo su eficacia. De hecho, se trata de una práctica prohibida ya por la Unión Europea, aunque se permita temporalmente hasta 2022, cuando terminen los periodos de adaptación", subraya.
En este sentido, advierte que la limitación y el control de antibióticos y hormonas no se regula del mismo modo en todos los países. En Estados Unidos, por ejemplo, está permitido el uso de hormonas en el ganado como promotores del crecimiento y para favorecer la producción láctea.
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