Los consumidores denuncian la disminución de controles alimentarios en el súper
Mientras que en 2012 cada establecimiento de alimentos fue inspeccionado al menos una vez al año, en 2017 solo se inspeccionaron 8 de cada 10 establecimientos.
La Organización Europea de Consumidores (BEUC) ha publicado un informe sobre las inspecciones realizadas en la UE, del que se hace eco la Organización de Consumidores Españoles (OCU), en el que se constata que el número de controles alimentarios y los recursos asignados a ellos están disminuyendo en toda Europa.
Todos los Estados miembros están obligados por ley a informar sobre sus actividades de inspección cada año. BEUC ha analizado los datos de los resultados de la inspección oficial en 12 países y estas son las principales conclusiones:
- Salvo raras excepciones, los recursos humanos y financieros para la realización de los controles de alimentos están disminuyendo en toda la UE, al igual que el número de controles.
- Algunos miembros del personal de control señalan la falta de recursos para llevar a cabo sus tareas.
- Los controles de los alimentos con mayor probabilidad de causar intoxicaciones alimentarias, como los huevos, la leche y la carne, están disminuyendo.
- La no uniformidad de los informes de los Estados miembros dificulta (cuando no hacen imposibles) las comparaciones.
- Los Estados miembros dan poca o ninguna prioridad a los controles de etiquetado.
- Pocos países publican los resultados de las inspecciones de operadores individuales e informan a los consumidores sobre el cumplimiento de las normas de higiene en restaurantes y establecimientos de venta de alimentos.
INCUMPLIMIENTO DE LA NORMATIVA
Según OCU, este informe demuestra que los gobiernos nacionales no toman todas las medidas necesarias para verificar el cumplimiento de la normativa en materia de seguridad alimentaria. Incluso los productos más propensos a causar intoxicación alimentaria, como la carne, los huevos y los productos lácteos, están sujetos a cada vez menos controles, algo que se ha puesto de manifiesto en los últimos escándalos que han aparecido recientemente, tanto a nivel europeo como nacional, como la leche y los huevos contaminados para bebés o la carne contaminada por listeria.
Ante esta situación, los consumidores se preguntan si los Estados miembros están supervisando efectivamente que las empresas cumplan con las reglas, y si tienen los medios para hacerlo. Para OCU, esta desconfianza del consumidor en los alimentos perjudica en última instancia a las empresas y a la economía en general.
Para verificar que las empresas cumplen con las leyes de seguridad alimentaria y etiquetado de la UE, OCU y BEUC piden a los gobiernos que aumenten los recursos para los controles y a la Comisión de la UE que garantice que los informes de los Estados miembros sean completos, de fácil acceso y comparables entre países.
ESPAÑA MEJORA PERO NO RECUPERA EL NIVEL
Entre 2010 y 2017, España vio cómo el número de empleados responsables de realizar controles oficiales se redujo de 6.318 a 5.863. Esta reducción del 7,2% en los recursos humanos se reflejó en el número de inspecciones realizadas en los establecimientos, que vieron una caída del 8,6% en el mismo período. Además, el número total de establecimientos de alimentos en España aumentó durante ese mismo período, ejerciendo una presión aún mayor sobre unos recursos reducidos.
Mientras que en 2012 cada establecimiento de alimentos fue inspeccionado al menos una vez al año, en 2017 solo se inspeccionaron 8 de cada 10 establecimientos, aunque en 2017 empezó a remontar y en 2018 se mantuvo alcanzando un valor de 0,8. Es decir, se controlaron de media 8 de cada 10 establecimientos.
Actualmente en España hay 4.633 inspectores dependientes de las consejerías de sanidad y consumo para inspeccionar un total de 602.144 establecimientos. Es decir, que hay 130 establecimientos para cada inspector. Sin contar al laboratorio, que no inspecciona directamente, hay unos 140 establecimientos para cada inspector.
La debilidad de los controles oficiales en cualquier país de la UE pone en riesgo, en opinión de la OCU, la salud de todos los consumidores europeos, ya que tenemos un mercado único. Para OCU, es necesario que el coste de la inspección no se considere un gasto, sino una inversión y que sus resultados sean visibles para los consumidores, tanto en lo que respecta a locales y establecimientos abiertos al público, donde es necesario que el consumidor tenga información sobre cuándo se han inspeccionado y cuál ha sido el resultado de la inspección, como para todo tipo de operadores, haciendo públicas las sanciones en caso de que se produzcan.
OCU confía en que las nuevas normas de la UE que entrarán en vigor a partir del próximo 14 de diciembre sirvan para armonizar los informes de los Estados miembros sobre los controles de alimentos. En teoría, harán que sea más fácil comparar el desempeño de los países y ayudarán a detectar a aquellos que no están tomando su deber de control lo suficientemente en serio.
Archivado en
No hay comentarios