“Si se exigieran al resto los mismos controles que a los transgénicos, se vaciarían los lineales”

Entrevista a José Miguel Mulet, investigador, profesor de Biotecnología y divulgador.

José Miguel Mulet, profesor de Biotecnología y divulgador / Redacción FRS
CRISTINA PÉREZ

21 de diciembre 2018 - 13:16

¿Son los transgénicos una oportunidad que se está perdiendo la industria alimentaria europea? O, por el contrario, ¿son un peligro para la salud y el medio ambiente? Hemos hablado con el profesor de Biotecnología y divulgador José Miguel Mulet para aclarar en qué consiste la normativa europea sobre transgénicos, cuáles son los riesgos reales de consumir estos productos y en qué punto se encuentra la investigación española al respecto.

¿En qué consiste la normativa europea de transgénicos? ¿Es posible declarar una región o país ‘libre de transgénicos’?

En la actualidad, la norma exige que cualquier alimento que tenga más de un 0,9% de un producto transgénico debe indicarlo obligatoriamente en el etiquetado. Además, solamente puede contener alguno de los transgénicos autorizados. En Europa, para el cultivo solamente hay uno, en concreto una variedad de maíz que se siembra sobre todo en España. Para el consumo hay 91 variedades, destinadas a alimentación exceptuando el algodón: de soja y maíz (la mayoría), colza y una de remolacha. Se importan principalmente de Estados Unidos, Argentina y Brasil.

En cambio, en el supermercado hay muy pocos productos que indiquen que contienen productos OGM. La razón es que la inmensa mayoría de lo que se importa se emplea en alimentación animal. De hecho, prácticamente todo el pienso que consume el ganado europeo es transgénico.

La regulación sobre transgénicos es una de las competencias que dependen exclusivamente de Europa, de modo que no existen las ciudades o regiones ‘libres de transgénicos’.

Entonces, ¿un país europeo no puede prohibir los transgénicos?

No, pero sí tiene un modo de evitarlos. Existe la ‘cláusula de salvaguarda’, que significa que, si un país presenta una objeción a la norma europea o tiene algún dato que la UE tiene que valorar, puede aplicar una moratoria de cinco años para desarrollar esa ley. En la práctica, el país que más veces ha aplicado esta salvaguarda ha sido Francia, y ha recibido varias multas por hacerlo ilegítimamente.

Por otro lado, el maíz transgénico que se cultiva en Europa es una variedad resistente al ‘taladro del maíz’, una plaga que solo se da en determinados climas y que afecta principalmente a las zonas húmedas del Mediterráneo (en España existe sobre todo en el Valle del Guadalquivir y del Ebro). La mayoría de países del norte de Europa no emplean este maíz porque no sufren esta plaga, de modo que “no cultivan transgénicos en su territorio”, aunque sea únicamente por una razón práctica.

El único transgénico autorizado para la siembra en Europa es una variedad de maíz, que se cultiva sobre todo en España

En comparación con Estados Unidos y Asia, ¿a qué nivel está Europa en comercialización e investigación de transgénicos?

Estados Unidos es el principal país productor y consumidor. De hecho, no hay una ley de etiquetado similar a la de Europa, de modo que los productos transgénicos no tienen que pasar los exhaustivos análisis que suponen millones de euros cada año.

En cuanto a Asia, tendríamos que analizar por países. El caso de China es bastante complejo: oficialmente declara que el uso y la investigación en este campo no son su prioridad, pero nos han llegado muestras de arroz transgénico cuando no hay ningún producto así registrado en ese país.

China es una potencia en genética y agronomía, tiene una población de mil millones de habitantes que necesitan comer. Está investigando muchísimo y posiblemente esté haciendo muchas cosas que no sabemos. De hecho, el Centro de Investigaciones Genéticas de Pekín posiblemente sea el que más recursos tenga de todo el mundo ahora mismo. El problema es que, como no publican lo que hacen, solo podemos imaginarlo.

¿Qué riesgos reales para la salud tienen los transgénicos?

Podemos decir que son incluso más seguros que los no transgénicos. Antes de comercializarse, tienen que superar muchos más controles que un producto normal. Se exige que sean como mínimo igual de seguros que sus homólogos no transgénicos. Esto, en la práctica, significa que son más seguros, porque han pasado más controles.

Pongamos un ejemplo muy gráfico: tú puedes ir a un supermercado y comprar cacahuetes. Hay quien muere por ello, ya que el cacahuete es uno de los mayores alérgenos que existe. En cambio, una de las muchas pruebas que tiene que superar un transgénico es la de alergias.

La mejor prueba de su seguridad es que en veinte años no hemos tenido ni un solo problema relacionado ni con salud ni con medioambiente por los transgénicos. No es por casualidad, sino porque, antes de salir al mercado, como tienen un estatus de nuevo alimento, los controles y pruebas que tienen que superar son altísimos. Si le pidiéramos lo mismo a cualquier producto del supermercado, vaciaríamos la mitad de los lineales.

En veinte años no hemos tenido ni un solo problema relacionado ni con salud ni con medioambiente por los transgénicos. No es por casualidad

Con el cultivo de transgénicos, ¿puede producirse la contaminación genética de la que advierten los principales grupos ecologistas?

No. Una de las condiciones que se imponen para el cultivo de transgénicos es que se haga de manera que no puedan hibridar con ninguna especie silvestre. Y ese es uno de los motivos para no autorizar la siembra de casi ninguno de ellos.

Dicho esto, las especies cultivadas, transgénicas o no, están acostumbradas al cuidado del hombre, de modo que en un entorno silvestre tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir. No están diseñadas ni seleccionadas para dispersarse y germinar con facilidad, sino para dar el mayor rendimiento posible. Por ello, la contaminación genética es muy difícil.

¿En qué punto se encuentra la investigación con transgénicos en España?

Podríamos decir que somos una potencia en investigación con el poco dinero que tenemos. Evidentemente, Estados Unidos y China están haciendo muchísimo más, pero si calculamos la producción científica en relación a la financiación, somos de los países que mejor aprovechamos los recursos.

Por poner algunos ejemplos, en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, en mi departamento estamos trabajando en semillas con mayor tolerancia a la sequía y el frío; hay otros proyectos abiertos muy interesantes, como el desarrollo de vacunas a partir de plantas transgénicas o la mejora de especies, no solo transgénicas, con técnicas como CRISPR.

En España se está haciendo muy buena investigación sin tenemos en cuenta los recursos de que disponemos

En otros centros de investigación en España se están desarrollando otros proyectos que, además de la mejora de especies, se centran en conseguir ventajas para el consumidor, por ejemplo enriqueciendo plantas en vitaminas, en nutrientes, en minerales… Un buen ejemplo es el trigo apto para celiacos que ha desarrollado la Universidad de Córdoba.

José Miguel Mulet es profesor titular de Biotecnología en la Universitat Politècnica de València (UPV) e investigador en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, centro mixto de la UPV y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). También es un conocido divulgador sobre transgénicos y autor de libros como ‘Qué es comer sano’, ‘Transgénicos sin miedo’, ‘Medicina sin engaños’ o ‘Comer sin miedo’.

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