El huevo se consolida como alternativa barata a la carne y el pescado
En España, su consumo ha crecido el 7,7%, alcanzando un promedio de 240 huevos por persona al año, una tendencia que también se observa en otros países europeos, en especial Francia.
La elevada inflación que, a día de hoy, sigue lastrando la cesta básica de la compra, está cambiando los hábitos de los consumidores en el supermercado hacia productos más económicos, una tendencia que también se observa en el resto de Europa.
Precisamente, los compradores empiezan a sustituir carne o pescado por huevos, un producto que se está consolidando en la cesta y que supone una alternativa más barata a esos otros alimentos con precios más elevados.
En concreto, en España, el consumo ha crecido el 7,7%, alcanzando un promedio de 240 huevos por persona al año. Sin embargo, es Francia el país que encabeza el incremento, con una demanda anual de 224 huevos por persona. De hecho, la demanda de huevos en el país vecino ha crecido el 14% en el último año, lo que ha llevado a que cada francés consuma hasta 224 huevos anualmente, recoge La Sexta.
Aunque Francia lidera el mercado de huevos en Europa, las asociaciones del sector avícola han señalado que la producción actual no es suficiente para cubrir el aumento de la demanda. Este fenómeno se replica en toda la Unión Europea. Bruselas planea ya imponer aranceles a la importación de huevos desde países como Ucrania, donde la producción resulta más económica, y de este modo equilibrar el mercado.
A este respecto, las asociaciones avícolas en España han asegurado que el abastecimiento está garantizado. "No te quedas sin huevos para comer o para cenar", señala Enrique Díaz, director de Inprovo.
Además de su precio accesible, el huevo ofrece múltiples beneficios nutricionales y es un alimento esencial en la dieta europea. Sin duda, la situación actual plantea desafíos para la industria avícola, que deberá adaptarse rápidamente a este crecimiento sostenido en el consumo.
FRENO A LA COMPRA POR IMPULSO
En líneas generales, se observa que el consumidor acude hoy con mayor asiduidad al supermercado, pero llena menos el carro de la compra. Esa intención de ahorro ha frenado la compra por impulso y de acopio. En el día a día ahora se tira de despensa.
Aunque el consumo fuera de casa está aumentando, no hay que olvidar que el consumo en el hogar sigue representando 2/3 del total de alimentación, como recuerda el experto José Antonio Latre (EY-Parthenon). Y el bolsillo lo agradecerá si se opta, como está sucediendo, por llenar el carro de la compra con productos saludables que no son tan costosos como otros.
Para Jorge Jordana (Fundación Lafer), comemos productos más baratos, que no es necesariamente es comer peor, e ingerimos menos cantidades, "lo que a lo mejor nos mejora el índice de obesidad".
Según David Navas, experto en retail y gran consumo, "la reducción se debe sobre todo al impacto de la inflación en los precios de venta y la pérdida de nivel adquisitivo de los consumidores". "Se incrementa la frecuencia de visitas al punto de venta y a la vez se reducen las unidades/kilos en la cesta. Este comportamiento tiene el efecto positivo de la reducción del desperdicio alimentario, pero es una consecuencia colateral de la mentalidad de ahorro", añade.
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