2022: facturación récord de la última década

La inflación y la retirada de las restricciones contribuyen a la recuperación del food service

Edurne Uranga, de Circana, durante su presentación / Redacción FRS

Los ingresos de la restauración en 2022 han superado los de todos los demás años de la última década. El dato es de Circana -que hasta hace unas horas era NPD Group- y confirma la rápida recuperación que ha vivido el sector food service en apenas un año: 2022 mejora en un 30% los datos de 2021, hasta alcanzar los 37.600 millones de euros en ventas.

Según cuenta Edurne Uranga en HIP, la cuota del food service en el conjunto de la alimentación alcanza ahora el 45% y muestra signos de poder volver a ser lo que era antes de la pandemia, cuando se encontraba en el 50%. De hecho, Uranga explica que ese ascenso hasta el 45% desde un mínimo del 35% en 2020 se produce tras un comienzo de año convulso con la aparición de ómicron y por las diferentes restricciones que se aplicaron hasta Semana Santa.

Por tanto, se puede esperar que esa cifra vuelva al 50% en valor durante este año. El motivo para pensar eso está en que "el consumidor español ha vuelto más rápido que los europeos a medida que se fueron levantando las restricciones", apunta Uranga.

Fruto de esas ganas de salir y también por la inflación, el tique medio es un 9% mayor. No obstante, ese incremento de los precios afecta a la manera en que el cliente consume. En primer lugar, añade menos productos a su cesta y, por otro lado, busca productos y raciones más baratas. Para el éxito del sector, Uranga considera fundamental entender esto y adaptarse.

Como se está diciendo, esa nostalgia y ansia por disfrutar de 2022 han contrastado con la inflación. La incertidumbre económica sigue ahí, si bien el consumidor se muestra dispuesto a seguir saliendo. En esa línea, Uranga apunta que el crecimiento de este año puede ser ilusorio, si se tiene en cuenta que el efecto pospandemia ya se agotó en 2022 y en 2023 pesarán más otros motivos, como la mencionada inflación.

"Si queremos que siga habiendo crecimiento, tenemos que ser proactivos y recordarle por qué tiene que consumir fuera del hogar", avanza Uranga. Según los estudios de Circana, el consumidor muestra menos rechazo si las subidas de precios se producen por el incremento del coste de las materias primas, así como por la energía o por la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores.

Por el contrario, es menos comprensivo si la subida de precio se atribuye a acciones de marketing y publicidad, así como al desarrollo digital de las compañías o a la mejora de la decoración. Estas percepciones deben marcar el modo de comunicar y de actuar de las compañías, insiste Uranga.

En ese aspecto, es de esperar que la frecuencia de consumo se va a reducir en todo tipo de canales, por eso hay que reflexionar sobre cómo modificar la oferta de servicios y los correspondientes precios. Por ejemplo, un dato relevante es la división según cada categoría. El gasto que se hace en delivery se encuentra en el 7,5%, frente al take away, que escala al 25,2%, mientras que el consumo en sala aglutina el 67,2%. Uranga advierte que, si se lleva a cabo una estrategia equivocada, el consumidor va a penalizar a los restaurantes.

Frente a estas perspectivas inciertas, la experta aporta un dato: el 68% de los consumidores acude a los restaurantes por el valor que les ofrecen. Es decir, dos de cada tres personas creen que la relación entre el servicio y el precio de la restauración es bueno, por lo que el sector debe continuar en esta línea de tener una oferta atractiva.

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