Sacha Michaud (Glovo): "Aún no somos rentables, pero esperamos serlo a finales de 2024"
El cofundador de la plataforma defiende la sostenibilidad de su negocio, que ha recibido críticas por parte de los hosteleros debido a la opacidad de su algoritmo y a las altas comisiones.
La rentabilidad de Glovo y otros grandes operadores de delivery ha sido motivo de especulación habitual en el sector hostelero, pero esto podría acabar muy pronto.
"Aún no somos rentables, pero esperamos serlo a finales de este año", ha anticipado Sacha Michaud, cofundador de Glovo, durante su presentación en el primer día de la Horeca Professional Expo (Hip) que se celebra en Madrid entre los días 19 y 21 de febrero.
Después de todo, Glovo es todavía una compañía joven; apenas tiene nueve años de existencia, lanzó su primer pedido en marzo de 2015 y desde entonces no ha dejado de crecer.
"Durante nuestros primeros siete años, el enfoque estuvo en el crecimiento. Somos un negocio que necesita un gran volumen y contamos con márgenes muy pequeños. Necesitamos escalabilidad, de ahí el enfoque en crecer a nivel geográfico y en volumen de negocio. En la actualidad, estamos consolidando nuestro negocio en regiones como Europa del este y África, donde hasta ahora teníamos poca presencia", explica Michaud.
Delivery Hero, el grupo al que pertenece Glovo, "es rentable desde finales de 2023 y, si bien Glovo todavía no lo es, esperamos serlo a finales de 2024", subraya el directivo.
¿Nació Glovo con la idea de que no cocinaremos en el futuro?
Muchos creen que Glovo nació impulsado por la tesis futurista de que no cocinaremos en el futuro, pero esto no es exactamente así.
En realidad, Glovo es desde sus inicios una compañía multicategoría. "El delivery de restaurantes ha existido desde hace muchas décadas, incluso antes de Internet. Nosotros lanzamos Glovo con la idea de servir a muchas necesidades, y sólo después de algún tiempo nos dimos cuenta de que lo que más pedía la gente era la comida de su restaurante favorito", aclara el cofundador de Glovo. "A partir de entonces, le dimos prioridad, pero somos multicategoría: hacemos alimentación, retail, parafarmacia, etc.".
Por supuesto, desde la pandemia la compañía recibió un gran impulso. "Mucha gente que no estaba acostumbrada a pedir online comenzó a pedir en apps como la nuestra. Todos estos consumidores se han quedado después del Covid-19 y siguen pidiendo cada vez más no-restauración. Recientemente hemos lanzado servicios de farmacia en algunos países (sólo parafarmacia en España, por motivos de regulación). Este es el gran eje y sigue creciendo a buen ritmo".
Comisiones, ¿demasiado altas o demasiado bajas?
Cuestionado acerca de las altas comisiones que Glovo cobra a los restaurantes, que a veces constituyen una barrera infranqueable para muchos restaurantes, Michaud defiende la rentabilidad de su negocio. De hecho, Glovo pierde dinero con algunos pedidos, pero trata de compensarlo con otros. "Se trata de alcanzar un equilibrio que garantice la rentabilidad a largo plazo".
"En McDonald's a menudo nos levamos 50 céntimos de margen por pedido, a lo que cabe restar costes de fraude, costes de pasarela de pago, etc. Nuestro objetivo es ganar dinero con todos los partners, grandes y pequeños, pero no somos una ONG. En ocasiones hacemos un trabajo de inversión con partners nuevos que a corto plazo no nos dan beneficio en la idea de que acabarán consolidándose en la plataforma y esto nos proporcionará un retorno a ambos. Esto, claro, es recíproco: las marcas también invierten en nuestra plataforma", apunta.
Los hosteleros reclaman transparencia
En el otro lado del negocio, los hosteleros reclaman, si no menores comisiones, al menos más transparencia.
"Lo fácil sería pedir una reducción de la comisión, pero como eso no es factible estaría bien entender mejor su algoritmo, ya que no entenderlo dificulta nuestra operativa y por tanto la suya. Estaría bien que fueran más transparentes y viajáramos de esa forma de la mano", señala Joel Serra, fundador de Squadra Pizza Lab.
Carlos Tomás, fundador de Oguis, se expresa en términos similares: "Estaría bien que hubiera más comprensión a las empresas que están empezando y nos dieran un poco más de recursos. Podríamos trabajar de la mano para entender el algoritmo. Si trabajamos conjuntamente, esto nos permitiría posicionarnos mejor y ganaríamos todos".
¿Cuándo imputarán al consumidor el coste íntegro del delivery?
Esta es, tal vez, la gran pregunta, ya que plataformas como Glovo cargan al consumidor tasas de envío muy inferiores al coste, y no suelen superar en ningún caso la mitad del mismo.
La razón, para Michaud, es sencilla: si las tasas fueran más altas, venderíamos mucho menos. La compañía prioriza la escalabilidad.
"Cuando empezamos, el delivery costaba 5,50 euros por pedido. Se trata de un coste muy alto para la masa crítica a la que queremos llegar, por eso lo redujimos. Si pongo el delivery a 4 euros voy a tener cierto número de pedidos, si lo pongo a 2, el número de pedidos se incrementará. Ahora no pensamos en incrementar el precio".
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