Los cinco mandamientos de la cosmética sostenible
El marketing de las marcas combina con maestría lo importante y lo superfluo.
En los últimos años, sobre todo a raíz de la recuperación económica, la sostenibilidad es un valor con una importancia creciente en la decisión de compra de los consumidores. Las compañías dedicadas a la cosmética han tomado buena nota de ello y muchas de ellas han lanzado gamas sostenibles y/o veganas.
Analizamos, con la ayuda de la Dra. Paloma Cornejo, dermatóloga con una larga experiencia profesional, los principales ‘claims’ de la cosmética sostenible (aparte del packaging, que también tiene un peso cada vez más importante).
SIN SULFATOS. La Dra. Cornejo explica que “los sulfatos son agentes detergentes presentes en muchos champús, que sirven para arrastrar la grasa y la suciedad. Empezaron a tener notoriedad cuando comenzaron los alisados de keratina, ya que se recomendaba no utilizarlos para que el efecto durara más tiempo”. Como ventajas de los productos sin sulfatos, la Dra. Cornejo detalla que “son menos agresivos para el pelo, lo que les hace muy interesantes sobre todo para cabello teñido (mantienen el color más tiempo) o estropeado.
En cuanto a los inconvenientes, la experta indica que “como no hacen espuma, les cuesta más lavar. Hay que emulsionarlos y calentarlos muy bien en las manos cuando se aplican. Si no se hace bien, el pelo puede no quedar del todo limpio. Es especialmente importante tener esto en cuenta para las personas que utilizan muchos productos cosméticos en el pelo (lacas, espumas…), ya que este tipo de champú los elimina peor”.
SIN PARABENOS. La Dra. Paloma Cornejo explica que “son conservantes que pueden causar problemas a personas alérgicas. Hay muchas opiniones al respecto, en cada producto tendríamos que tener en cuenta varios detalles: la concentración, el tipo... La cuestión es que muy pocas personas son alérgicas a los parabenos, y, por no incluirlos, hay productos que pueden incorporar otros conservantes incluso más agresivos”. Hace unos años, la OCU advertía de ciertos compuestos que podían actuar como disruptores endocrinos y por lo tanto convenía evitarlos, y de otros que había utilizar con precaución. Este es el resumen de sus conclusiones.
GLUTEN FREE. “Es muy excepcional que una persona celiaca pueda tener algún problema por absorber gluten procedente de un cosmético. El único caso en que podría darse, en condiciones mu extremas, sería a través de un labial”, aclara la doctora.
ORIGEN NATURAL. “Los cosméticos pueden llevar perfumes e ingredientes naturales, pero para que se conserven y mantengan la estabilidad, son necesarios aditivos químicos”, explica. Además, advierte que no todo lo natural es saludable o inocuo. “Los cítricos pueden producir manchas o dermatitis; el hipérico puede causar fotosensibilidad; el aceite de bergamota puede causar reacciones… No debemos olvidar que los productos naturales también pueden causar alergias”.
VEGANO. Se definen como veganos los productos que ni experimentan con animales ni incluyen ningún ingrediente de origen animal. “La mayoría de los productos que se emplean para cosmética son de origen vegetal o mineral, pero sí existen ingredientes que pueden obtenerse por distintas vías, entre ellas la animal. Hoy en día, hay sustitutos vegetales para casi todos”, afirma la experta.
Algunos ejemplos son el colágeno y el ácido hialurónico (algunos pueden obtenerse de grasa de cerdo, pero son los menos); aceite oleico (puede proceder de grasas tanto animales como vegetales); lanolina (cera natural producida por las glándulas sebáceas de algunos mamíferos); placenta (apenas se emplea en la actualidad), extracto de seda, vitamina A (puede obtenerse del hígado de pescado) y escualeno (puede proceder de hígado de tiburón).
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