Burgaz destaca que la lucha contra el desperdicio alimentario es una obligación moral para la sociedad

Actualmente se desperdicia hasta un tercio de la producción mundial de alimentos. Un hecho que, para Fernando Burgaz, director general de la Industria Alimentaria, sitúa la lucha contra el desperdicio alimentario “como una obligación moral que debe afrontar la sociedad en su conjunto, y como una oportunidad para redefinir el sistema alimentario del futuro”.

Burgaz, que inauguró el III Punto de Encuentro Aecoc contra el desperdicio alimentario, expuso las líneas de actuación que el ministerio, en colaboración con el sector, está desarrollando desde abril de 2013 en el marco de la estrategia “Más Alimento, menos desperdicio”.

En concreto, destacó la edición de tres guías, orientadas cada una a un público objetivo (el consumidor, los centros educativos y el comercio minorista de frutas y hortalizas). También expuso los estudios que está llevando a cabo el ministerio y que permitirán disponer de “instrumentos más eficaces para la prevención y reducción del desperdicio de alimentos”.

Simultáneamente, y para lograr una mayor divulgación y sensibilización sobre el desperdicio de alimentos, el director general resaltó la importancia de otras iniciativas puestas en marcha, como la publicación de un boletín o newslewtter mensual en el que se recopilan noticias e iniciativas relacionadas con el tema.

Por otra parte, Burgaz aprovechó este encuentro para anunciar la tercera edición de la “Semana para la Reducción del Desperdicio de Alimentos”, que dará comienzo el próximo lunes, 8 de junio. “Durante esa semana se concentran diversas acciones para visibilizar y divulgar el problema del desperdicio de alimentos”.

Burgaz finalizó su intervención con un reconocimiento a la colaboración del sector y su compromiso en la reducción del desperdicio alimentario, a través de la mejora de la eficiencia de sus procesos, la incorporación de sistemas innovadores y el fomento de la transparencia, el diálogo y la comunicación entres los agentes del sector, las administraciones públicas y los consumidores, para prevenir que alimentos en buen estado se desaprovechen. “Sumar esfuerzos en esta cuestión es esencial para lograr un cambio real y duradero de actitudes y procedimientos de trabajo”, concluye Burgaz.