Comerciantes y hosteleros, enfrentados en los tribunales por el aperitivo en pescaderías, carnicerías y charcuterías
Los hosteleros y los comerciantes tradicionales de alimentos protagonizan un conflicto, elevado a los tribunales, por un decreto que permite a establecimientos como las pescaderías o carnicerías servir consumiciones a sus clientes mientras esperan en la cola o tras haber realizado su compra. La frontera entre tiendas y negocios de hostelería cada vez está más difuminada.
El real decreto de 2022 que regula los requisitos sanitarios en establecimientos minoristas abre la puerta a que tiendas tradicionales de alimentos de todo el país puedan innovar ofreciendo catas o aperitivos, lo que afecta y negocios como pescaderías, carnicerías o charcuterías.
Por el contrario, la patronal Hostelería de España ha impugnado la normativa porque ve esa posibilidad como una competencia desleal y, por considerar que para servir comida ya existen unos negocios: los bares.
El recurso fue presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, pero ha sido remitido al Tribunal Supremo, que determinará si acepta resolverlo, pues está en disputa qué administración -si nacional, autonómica o local- tiene competencia sobre las controvertidas degustaciones.
Hasta el citado real decreto estaban permitidas para pescaderos y carniceros en Madrid y Cataluña, donde se les puede comprar un kilo de gambas o unas lonchas de jamón para consumo en las zonas centrales de algunos mercados.
Hay que diferenciar esta situación de los mercados gastronómicos -en los que los puestos son de hosteleros-.
Además, las pastelerías y las panaderías pueden ofrecer consumiciones desde hace más de 30 años.
Años de reivindicación
La patronal de pescaderías Fedepesca ha reivindicado desde hace años la posibilidad de que sus comerciantes puedan despachar un plato de ostras o una tapa de gambas a sus clientes, como una forma de diversificar una actividad que tiene problemas de relevo.
Fedepesca -unida en esta causa a carniceros y charcuteros- ha argumentado que antes del real decreto una legislación sanitaria "obsoleta" a escala estatal impedía las degustaciones en las pescaderías, cuando las normas de la Unión Europea lo permiten, al igual que algunas autonomías.
Ahora, las inspecciones sanitarias no podrán poner pegas con ese respaldo legal, declara la directora de Fedepesca, María Luisa Álvarez, quien ha defendido que los ciudadanos cada vez acuden menos a las tiendas y que la nueva opción es una forma de ofrecer experiencias y atraer público.
Rechazo de los hosteleros
El secretario general de Hostelería de España, Emilio Gallego, ha rechazado el real decreto, en declaraciones a Efeagro, porque "se inmiscuye en las competencias de comercio interior, que están delegadas a las comunidades autónomas".
Pero Gallego ha justificado el recurso porque los hosteleros consideran que a iguales actividades se deben exigir los mismos niveles de seguridad alimentaria: "Ya existen establecimientos para degustaciones y son los bares y los restaurantes".
En ese sentido, ha expuesto que un bar tiene exigencias como los servicios o los sistemas de cocina y extracción de humos y que el real decreto "no lo ha tenido en cuenta".
"No tenemos problema en que una pescadería se convierta en un establecimiento de hostelería, pero, si pasa a ser un restaurante, que cumpla las mismas licencias municipales autonómicas (que los hosteleros): a actividades iguales regulaciones iguales", detalla Gallego.
Al respecto, la directora de Fedepesca ha manifestado que las pescaderías "no quieren ser bares", sino tener una alternativa más que ofrecer a los clientes, que cada vez compran más por Internet, en un momento en que este negocio tradicional está en crisis.
Ha afirmado que la hostelería "nació para el consumo en sus locales" y que también ha ampliado su actividad al despacho de platos preparados para llevar y para entrega a domicilio "sin oposición del comercio".
Ha apuntado, además, que los bares disfrutan de "privilegios" y del uso del espacio público pagando tasas muy inferiores, como en el caso de las terrazas "y reducen el espacio para el tránsito de personas y para el aparcamiento", así como la visibilidad de otros negocios.
"El comercio tradicional se va a morir si vende como hace 40 años y si por abrir una lata de boquerones nos obligan a tener dos baños (...) tenemos más competencia con la hostelería que con el supermercado, porque el que se toma unas cañas con tapas ya no cena pescado en casa", según Álvarez.
"Tampoco han contado los años que llevan ofreciendo leer el periódico en los bares, que también ha reducido las ventas de los quioscos", ha apostillado.
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