La Comisión Europea analizará la competencia de las marcas del distribuidor
La Comisión Europea ha puesto en marcha un estudio para medir el poder de negociación de las cadenas de supermercados e hipermercados frente a los proveedores de productos de gran consumo, así como el uso de las marcas de la distribución en los puntos de venta. El estudio evaluará también si el creciente éxito de las marcas blancas facilita que los consumidores europeos disfruten de suficientes alternativas y productos innovadores adaptados a sus necesidades.
La Comisión Europea ha puesto en marcha un estudio para medir el poder de negociación de las cadenas minoristas frente a los proveedores y si el uso de la marca del distribuidor está suponiendo una obstáculo para la elección de los consumidores y la innovación en el sector alimentario.
La Comisión explica en un comunicado que a raíz de los llamamientos de las partes interesadas (en especial los de los fabricantes que consideran que la distribución actúa como canal de ventas y como productores de marca blanca, limitando la libre competencia), va a examinar las prácticas comerciales de la distribución.
La organización invita a los interesados a presentar sus propuestas antes del 14 de febrero de 2013 y asegura que el informe final, donde evaluará los resultados y presentará propuestas para mejorar el funcionamiento de los mercados alimentarios europeos, se espera para finales del próximo año. El envío de propuestas podrá realizarse a a través de documentos que estarán disponibles en la página web de la Dirección General de Competencia, una vez que se haya hecho público el anuncio en el Diario Oficial de la Unión Europea en los próximos días.
Según el vicepresidente de la Comisión y comisario de Competencia, Joaquín Almunia, “muchos actores argumentan que los mercados alimentarios europeos no funcionan bien, pero necesitamos datos más completos para evaluar estas afirmaciones y averiguar si los consumidores europeos disfrutan de suficientes alternativas y productos innovadores adaptados a sus necesidades”.
El comunicado añade que el sector minorista se ha concentrado en los últimos años y, además, las cadenas han introducido sus propias marcas cada vez con más éxito. Esto ha dado a las cadenas de distribución un creciente poder de negociación frente a los proveedores que puede dar lugar a prácticas comerciales desleales. Así, por ejemplo, los proveedores individuales pueden verse obligados a aceptar condiciones desfavorables por miedo a perder a un gran cliente o, a veces, a su único cliente. O ver cómo sus productos son relegados en los lineales de los supermercados.
Distintas organizaciones, entre las que se encuentran el Parlamento Europeo, organizaciones de consumidores, autoridades nacionales de competencia y los propio productores, afirman que estas prácticas limitan la inversión y la variedad de productos en perjuicio, en última instancia, del consumidor final.
En este sentido, el estudio medirá, por ejemplo, la variedad de productos disponibles para los consumidores en los lineales de los supermercados. Y, también, la oferta de productos completamente nuevos (por ejemplo, cápsulas de café o productos libres de alérgenos) o de productos con ingredientes o características nuevas que permitan un uso diferente (por ejemplo, productos instantáneos), con el objetivo de medir el grado de innovación. Con los resultados, el estudio verificará si los niveles de concentración del sector minorista a los que se ha llegado en algunas zonas han llevado a una reducción de la oferta para los consumidores de esas áreas.
Finalmente, el estudio también aportará datos esenciales y análisis en profundidad para el debate sobre el impacto de las prácticas comerciales desleales en la cadena de suministro de alimentos dirigido por la Unión Europea.
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