El vaivén del Gobierno con los niños, los paseos y el supermercado

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha comparecido a última hora del martes para rectificar la polémica decisión del Gobierno de intentar 'aliviar' el confinamiento de los niños menores de 14 años permitiendo su salida del domicilio solamente para las actividades que recoge el estado de alarma, tales como ir al supermercado, a la farmacia o al banco acompañados por sus progenitores. Finalmente, el Ejecutivo emitirá una orden para que "puedan salir a pasear" a partir del domingo 26 de abril, según ha destacado Illa en rueda de prensa, "en las condiciones que daremos a conocer".

Un nuevo ir y venir de declaraciones que se produce pocas horas después de que la ministra portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, desgranase las nuevas medidas del Ejecutivo en torno a la crisis del coronavirus. Según esta primera versión, los niños podrían salir de casa solamente en los mismos casos que ya contemplaba el decreto para los adultos.

El Gobierno tenía la intención de permitir a los menores acompañar a adultos en actividades "indoor" que por sí mismas ya entrañaban el mayor riesgo de contagio en el actual contexto de confinamiento domiciliario. Sin embargo, a última hora de este martes, ha vuelto a desdecirse y parece que sí se permitirán los paseos al aire libre, si bien en estos momentos la confusión sobre los tipos de salidas que estarán permitidos con niños es máxima. Sea posible o no sacar a los menores a pasear al aire libre sin ningún propósito contemplado por el decreto de estado de alarma, en las actuales circunstancias, seguiría siendo igualmente sorprendente que se permitiera entrar en el supermercado acompañado de menores.

Se trata de una polémica decisión porque, al margen de los medios de transporte público, el supermercado se ha convertido en uno de los pocos centros de 'socialización' a raíz del estado de alarma. Siendo uno de los principales posibles focos de contagio de la enfermedad COVID-19, las cadenas de distribución, con sus empleados al frente, están haciendo grandes esfuerzos para minimizar los riesgos. Sin embargo, el Gobierno ofrecía una solución para aliviar el confinamiento que pasaba en la práctica por llenar de niños espacios cerrados como los supermercados.

Recordemos que, hasta ahora, los niños podían acudir al supermercado "si no quedaba otra", es decir, acompañando al adulto responsable de la compra. La propia responsabilidad de la sociedad había hecho que no fuera frecuente ver a los más pequeños en las tiendas. Sin embargo, las palabras de la ministra Montero este martes parecían todo un llamamiento a llenar el súper de niños, ya que la necesidad de salir de casa empujaría a muchos padres a aferrarse a estas salidas como único alivio para los más pequeños.

¿ERROR DEL GOBIERNO?

Un nuevo traspié en la gestión de esta crisis por parte del Gobierno. Se suma a vaivenes como el de las mascarillas o las contradicciones en el uso de guantes protectores.

El supermercado no sólo es uno de los lugares con mayor afluencia de ciudadanos durante estos días sino que, por sus propias características, llenarlo de niños parece altamente irresponsable. Durante estos días se ha repetido como un mantra (incluido el Gobierno) que hay que ser absolutamente responsable en la compra: sólo una persona por familia, comprar lo suficiente para varios días, mantener la distancia de seguridad, no manosear los productos, etc. Consejos que se van a pique si incluimos a niños pequeños en esta ecuación. Quien tenga hijos (y quien tenga algo de sentido común) se dará cuenta de que un niño incrementa el riesgo de romper las distancias de seguridad, la necesaria protección de los alimentos (toses, estornudos...) y la propia concentración y rapidez a la hora de hacer la compra que exigen estos tiempos.

Finalmente, el Gobierno ha cambiado de opinión. Desde el Ejecutivo siguen amparándose en "los expertos" para justificar esta medida, pero queda la duda de si estos expertos han recomendado una cosa y apenas cuatro horas más tarde la contraria. Ante la gravedad del número de contagios y fallecidos, en medio de una crisis económica sin precedentes, cabría al menos debatir si no es necesario, cuanto menos, cambiar de expertos.