Un súper cambia los euros por puntos para ayudar a familias en crisis

La cantidad de puntos al mes varía de unos hogares a otros dependiendo del número de miembros y de los ingresos mensuales.

Un súper cambia los euros por puntos para ayudar a familias en crisis / Redacción FRS
Redacción

30 de noviembre 2015 - 12:51

El supermercado Ecosolidario, ubicado junto al metro de Ventilla (Madrid), cambia los euros por puntos para ayudar a las familias afectadas por la crisis. De esta manera, las personas registradas, previo informe de los servicios sociales, pueden comprar en el establecimiento en función de sus necesidades y sin gastar un solo euro.

Vicente Álvarez, director general de la Fundación Alberto y Elena Cortina, quien está detrás de este proyecto explica que, al día, llegan a la bandeja de entrada de su correo entre cuatro y cinco “informes de derivación” que son los que le envían los trabajadores sociales para que una familia que está pasando necesidades pueda comprar en este súper. "Cuando me llega el informe, llamo a la familia y la cito para darle la tarjeta. El primer día llegan con timidez, el segundo cruzan la puerta con la tarjeta en la mano izquierda como avisando de que entran a comprar y el tercero ya directamente cogen el carrito y comienzan a llenarlo", cuenta Álvarez.

Cada mes entran y salen de las cámaras frigoríficas y de los estantes más de 1.200 pollos, otras tantas croquetas y otras 1.200 docenas de huevos, siendo la leche el producto estrella, de la que se venden 6.000 litros. El aceite, por ejemplo, son quince puntos, mientras que las legumbres o los productos como el gel de ducha o el papel higiénico cuestan tres puntos.

La cantidad de puntos al mes varía de unos hogares a otros dependiendo del número de miembros y de los ingresos mensuales. En total, este supermercado ayuda a 691 familias (2.478 personas y de ellas, 178 menores de dos años). El 30% de los alimentos que se venden en este supermercado provienen del Banco de Alimentos de Madrid y el otro 70% directamente de la fundación, a cuyos patronos, Alberto Cortina y Elena Cué, se les ocurrió esta idea porque querían crear un recurso “digno” para la gente.

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