Las confesiones de una cajera sobre los clientes que 'más odia'
Una trabajadora anónima de un supermercado publica una carta desvelando sus opiniones sobre los compradores que atiende.
¿Qué piensan las cajeras y cajeros de los clientes cuando acuden a pagar sus compras? Es imposible acercarnos a la mente de cada trabajador, está claro. Cada uno tiene su personalidad, sus buenos o malos días, su motivación y otras tantas peculiaridades que pueden hacerle afrontar cada situación de forma diferente. Pero una cajera británica ha desvelado sus pensamientos mientras trabaja y nos ha hecho descubrir un poco mejor su 'mundo' y el de sus compañeros/as. Lo ha hecho a través de una carta abierta y anónima, publicada en el Daily Mail, en la que confiesa, por ejemplo, qué clientes son más odiosos o quiénes dan más problemas.
Empezamos por la conclusión de su misiva, en la que resume que "nadie piensa mucho en su trabajo, pero es parte psicólogo, parte técnico y parte trabajador social". Lo argumenta indicando que "los carritos de los compradores son como una pequeña instantánea de la vida de las personas", lo que la lleva a afrontar diversas situaciones, desde divertidas a olvidables.
Por ejemplo, señala que los clientes menores de 18 años "son los peores, porque tratan de comprar alcohol y siempre eligen algo obvio, como vodka barato". Y cuenta una anécdota, protagonizada por "una madre que pilló a su hijo discutiendo con el personal". "Nunca he visto a nadie tan avergonzado", añade.
¿Gente odiosa? La cajera anónima poner varios ejemplos, como "las mamás con bebés que gritan o los ancianos que repentinamente recuerdan que necesitan leche y dejan la cola para buscarla, dejando una fila de gente irritada esperando". También los cupones de descuento dan mucha guerra: "Varias veces al día, una mujer de mediana edad busca en su bolso y saca una pila de cupones. Mi corazón se hunde al tener que comprobar cada uno. Por lo general, el cliente ahorra alrededor de tres libras y me dan ganas de decir: '¿Realmente vale la pena?'"
Por otro lado, su trabajo menos satisfactorio es cuando debe ocuparse de los cajeros automáticos, "esperando a que se rompan". "La gente se enfurece y llegan incluso a golpear las pantallas", dice.
Por último, la cajera analiza los hábitos de consumo de los clientes: "Los hombres jóvenes tienen las peores dietas, las patatas fritas o comida procesada, mientras que las mujeres de mediana edad de clase media son las más obsesionadas por la salud". Añade, además, que siente "lástima por los padres divorciados, pues siempre compran pizzas y hablan durante la compra de dulces o DVDs; es evidente que no están acostumbrados a ver a los niños a menudo".
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