Por qué fracasó la fusión de Albertsons y Kroger
Las autoridades de competencia de Estados Unidos han rechazado el acuerdo al considerar que erosiona la competencia en el sector. Muchos piensan que Rodney McMullen, CEO de Kroger, diseñó un plan condenado a naufragar desde el principio.
Una jueza de distrito estadounidense, Adrienne Nelson, impuso el pasado martes un bloqueo preliminar sobre la fusión de Albertsons y Kroger que ha desatado toda una cadena de acontecimientos.
La decisión redujo drásticamente las posibilidades de que la fusión fuese aprobada por la Federal Trade Commission (FTC), pero no era definitiva.
Las compañías implicadas debían demostrar que el acuerdo de fusión —el más ambicioso en la historia del sector en Estados Unidos— no reduciría el poder de negociación de los trabajadores ni llevaría a precios más altos para los clientes de sus establecimientos.
Sin embargo, todo se vino abajo en cuestión de horas: Albertsons no sólo rescindió el acuerdo, sino que ha demandado a Kroger por incumplir su parte del mismo. Le reclama más de 600 millones de dólares, el monto pactado en caso de que la fusión no se concretara.
El argumento de Albertsons es que Kroger no ha tenido en cuenta aspectos regulatorios fundamentales para lograr la aprobación de la operación.
C&S, un competidor a medida
Muchos apuntan a Rodney McMullen, consejero delegado de Kroger. El directivo norteamericano, consciente de la necesidad de vender gran número de tiendas para lograr la luz verde de las autoridades, diseñó un comprador a medida que debía, a un tiempo, convencer a las autoridades y representar una amenaza menor para el recién creado Kroger-Albertsons.
Finalmente, no ha convencido a nadie.
El gigante estadounidense accedió a deshacerse de 579 tiendas con la finalidad de convencer a la FTC, pero no podía ofrecer estas tiendas a cualquiera. Si Amazon, Costco, Lidl o Aldi se hacían con las mismas, podrían amenazar la posición de Kroger-Albertsons en muchas regiones.
En lugar de esto, McMullen escogió a C&S Wholesale Grocers. Fundada en 1918, C&S es un mayorista que sirve a más de 7.500 supermercados independientes, cadenas de tiendas, bases militares e instituciones públicas con más de 100.000 productos. La compañía cuenta con 50 centros logísticos en 16 estados.
C&S contaba con el tamaño suficiente para convencer a las autoridades, pero carecía de experiencia en el comercio minorista. Todas sus incursiones en este sector se habían saldado con fracasos.
Por si fuera poco, al frente de la nueva división C&S Retail, la compañía nombró a Susan Morris, una directiva sin experiencia como consejera delegada.
"Gestionar una compañía de nueva formación sería una ardua tarea que pondría en aprietos incluso a los más experimentados CEOs. Morrison era respetada y querida en el sector alimentario, pero su falta de experiencia como CEO disparó las alarmas", explica Britain Ladd, exdirectivo de Amazon y consultor en cadenas de suministro.
"En mi opinión, la principal razón por la que la fusión ha sido bloqueada es porque McMullen se ha inventado un competidor, C&S, y la jueza Nelson ha desenmascarado la farsa", señala Ladd. De acuerdo con el veredicto de Nelson, "hay amplia evidencia de que las desinversiones no son suficientes en escala para competir adecuadamente con la empresa que resulte de la fusión".
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