"Si nuestros hijos o nietos no van a los súper, habría que preocuparse"
El presidente de Aces pide que no haya más trabas al comercio y defiende las tiendas físicas ante la revolución del ecommerce.
Designado hace año y medio como presidente de Aces tras ser su director general durante siete años, Aurelio del Pino es toda una referencia dentro de la distribución agroalimentaria española. En esta entrevista concedida a GranConsumoTv, se muestra optimista de cara al futuro, pero con las prudentes cautelas que también reinan en el sector. Lanza un mensaje a los políticos y al futuro gobierno: no debe haber nuevas trabas ni más regulaciones tributarias que afecten al consumo; y defiende con fuerza la compra en las tiendas físicas, aún reconociendo que el ecommerce ha cambiado, para siempre, la relación con los consumidores.
Sabiendo ya que 2015 fue un buen año para el sector de la distribución, ¿en qué bando estás para 2016: entre los optimistas o los cautelosos?
En ambos. Vemos que la inercia de crecimiento de nuestra economía es importante, por lo que si en 2016 se sigue creciendo, el consumo también lo hará. Pero no podemos estar relajados, sino en alerta para hacer llegar a todos los responsables políticos la importancia que tiene nuestro sector como agente tractor de nuestra economía y que cualquier tipo de regulación o de traba que pueda distorsionar el mercado puede afectar negativamente. Así que soy optimista porque la inercia de crecimiento es importante, pero con las lógicas cautelas que nos exigen no bajar la guardia.
Se habla siempre de diversas amenazas para el sector como el paro o la bajada de población. Este año ha entrado un factor que está haciendo dudar aún más: la actual incertidumbre política. ¿Te preocupa?
Nosotros solo podemos tener abierta la puerta para hablar con todos los partidos políticos. Desde Aces siempre hemos querido tener una interlocución fluida con todos para hacer saber la importancia de nuestro sector. El consumidor decide su acto de compra de acuerdo con su capacidad económica y sus perspectivas de futuro. Y es importante que se trasmita una imagen de confianza, de que las cosas van a ir bien, y hay que insistir a los responsables políticos de que todas las medidas que se adopten sean tendentes a mantener las palancas que den fortaleza a nuestra economía.
Dime tres puntos que consideras claves para el crecimiento del sector
En primer lugar, hay una parte necesaria: que haya estabilidad en la economía. Luego, para nosotros es importante el tema tributario. La experiencia de la subida del IVA en 2012 fue, por ejemplo, nefasta para el consumo. Los tributos no pueden afectar tan negativamente al consumo de los hogares. Además, los impuestos de carácter ambiental también nos afectan, como el tributo de los gases fluorados, que supone un coste para las empresas. La tercera parte es la confianza del consumidor, no solo en la economía, sino también en las empresas. Es vital que sea consciente de que lo que le llega son productos que mejoran su calidad de vida y garantizados por profesionales muy eficientes que están en toda esa cadena de valor.
Expertos señalan y hasta critican la política de crecimiento de las empresas de distribución basada en el ladrillo. ¿Tiene techo esta estrategia?
Son cuestiones que deben decidir cada empresa. Cada compañía destina sus recursos y tiene bien pensados sus planes de expansión. Tenemos el fenómeno del comercio electrónico, que es una realidad, y las empresas sí deben saber conjugar de acuerdo con lo que necesita el consumidor, que cada vez es más omnicanal. Las empresas deben saber vender y recoger información sobre el consumidor en todos los canales. La omnicanalidad es una de las grandes revoluciones de nuestro sector. Y en este nuevo entorno hay que hacer una reflexión profunda sobre las limitaciones que pueda haber a nivel normativo en los espacios físicos, por ejemplo sobre la libertad de horarios, y saber si están justificadas con el fenómeno de Internet. Al consumidor le puede frustrar no encontrar el servicio que quiere donde y cuando quiere.
¿De verdad un consumidor necesita que un supermercado esté abierto 24 horas, como está probando actualmente Carrefour?
Si el consumidor lo quiere, las empresas le darán ese servicio. Si no lo quiere, las empresas verán que es un servicio que no está bien recibido. Aquí hay que dar libertad a las empresas para que exploren estas nuevas oportunidades de negocio y tendrá que ser el consumidor quien decida si ese servicio le interesa o no.
¿Se está invirtiendo bien en el ecommerce en España?
En España tenemos una situación singular, porque tenemos una red de supermercados e hipermercados muy amplia comparada con otros países. Eso hace que los consumidores puedan encontrar cerca una oferta comercial que satisfaga sus necesidades de gran consumo. Y esto hace que el canal de comercio online sea aquí más complementario respecto a otros países. Además, en nuestra cultura es muy importante la compra física. Nos gusta hacer la compra y el supermercado es un punto de sociabilización. Tenemos esos condicionantes que hacen que comprar en las tiendas sea más atractivo. Pero las empresas sí apuestan por lo que es el futuro. Hay que dar servicio hoy y estar preparado para el servicio que se reclame en el futuro.
¿Cuánta verdad hay en esta frase? "Nuestros hijos y nietos no irán a comprar a los supermercados"
Si es así, tendríamos que preocuparnos. Hay que saber educar en la dieta mediterránea y eso incluye saber comprar. Nuestros hijos deberán aprender a ir al supermercado porque debe formar parte de su cultura. Es cierto que el canal online va a ser una herramienta fundamental en la comunicación con el consumidor, pero estoy convencido de que el canal físico seguirá siendo atractivo para los consumidores de hoy y del futuro.
¿Por qué duda Aces con el Código de Buenas Prácticas firmado recientemente?
Nosotros trabajamos durante muchos meses en ese código de forma profesional, seria y rigurosa con todos los interlocutores para llegar a un texto final, pero a ese consenso no se llegó. Magrama, al ver que no había un acuerdo entre todos, buscó un equilibrio y un punto intermedio. Se llegó a un texto con vocación a dirigirse a todos los sectores, pero nosotros no nos veíamos reflejados. Entendemos que para algunos, por la especial protección que necesitan por sus relaciones con las pymes o los agricultores, tendría un cierto sentido, pero no para la gran industria alimentaria, donde las relaciones no son tan desiguales. Hay que dejar libertad para la negociación empresarial. También hay un código europeo al que están suscritos los principales operadores de la industria agroalimentaria y las grandes cadenas de distribución, por lo que no tiene mucho sentido establecer una regulación adicional. Nos abstuvimos porque tampoco queríamos impedir que otros operadores pudieran firmarlo.
¿No te preocupa que al consumidor le pueda llegar cierta imagen de desunión entre los operadores en relación a este tema?
Estas cuestiones afectan más a las relaciones entre los interlocutores de la industria alimentaria, pero no afectan al consumidor y no creo que le provoque preocupación.
Nosotros solo defendemos la libertad empresarial en todos sus ámbitos y por ello creemos que los distribuidores pueden definir libremente su propio surtido. La competencia entre operadores hace que esta libertad sea más necesaria que nunca. Ya el consumidor decidirá luego si el surtido de un operador le interesa más que el de otro. Siempre que se respeten los principios de la libre competencia, entendemos que no se debe cuestionar este tipo de libertades empresariales.
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