Así era el primer supermercado del mundo
Hay que remontarse a los años 30, en Nueva York, para encontrar este establecimiento que ganó en dimensiones y almacenamiento de productos a las pequeñas tiendas de barrio de la época.
A día de hoy podría parecer que el concepto de supermercado que conocemos (modernidades e innovaciones aparte), lleva existiendo toda la vida. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. De hecho, ni siquiera ha cumplido un siglo de existencia ya que el primer establecimiento de este tipo, denominado King Kullen, abrió sus puertas el 4 de agosto de 1930 en Nueva York.
Su artífice fue Michael Cullen, según recoge OK Diario, quien se percató, durante la Gran Depresión de Estados Unidos, cómo los ciudadanos acudían a las tiendas de barrio para conseguir los mejores precios en los productos. Sin embargo, eran locales muy pequeños, con escasa capacidad de almacenaje y las colas duraban varias horas.
A partir de aquí tuvo la idea de abrir una tienda más grande donde pudiera ofrecer descuentos y almacenar gran cantidad de productos. Nacía en Queens el primer supermercado del mundo, un establecimiento que rápidamente se hizo muy popular, lo que permitió extender el modelo a otros zonas de Nueva York.
En 1936, la firma contaba ya con 17 tiendas y su facturación rozaba los seis millones de dólares al año. Una de las principales ventajas era disponer de aparcamiento gratuito, lo que facilitaba a los clientes, llegados de numerosos puntos de la ciudad, realizar sus compras. La cadena no pudo extenderse por todo Estados Unidos, como así pretendía Michael Kullens, debido a su repentino fallecimiento a los 52 años.
PIGGLY WIGGY, EL PRIMER SELF-SERVICE
Como recuerda el citado medio, existe cierta controversia sobre cuál fue el primer supermercado de la historia porque el 16 de septiembre de 1916 abrió sus puertas Piggly Wiggly en Memphis, un concepto de self-service que llegó a revolucionar el mercado.
Los clientes entraban por la izquierda, recorrían los cuatro pasillos y salían por la derecha, donde se hallaba la caja registradora. Clarence Saunders, su fundador, fue el primero en poner el precio en todos los productos.
La diferencia de este modelo con el que ideó Cullen radica en el tamaño del establecimiento. Piggly Wiggly era prácticamente una tienda de barrio, pero con la gran diferencia de que los clientes podían servirse ellos mismos.
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