¿Cuáles son los diez productos alimentarios con los que más se defrauda?
El Parlamento Europeo se propone acabar con el fraude en la cadena alimentaria.
A raíz de la polémica suscitada por la utilización de carne de caballo en otros elaborados cárnicos el pasado año, el Parlamento Europeo ha puesto su lupa sobre la cadena alimentaria para detectar otros tipos de fraude. El escándalo de la carne equina salpicó no sólo a España, si no a Reino Unido, Francia, Holanda y otros países de la Unión Europea. Por ello, el Parlamento Europeo ha iniciado un estudio con un título claro: “Sobre la crisis alimentaria, el fraude dentro de la cadena alimentaria y su control”.
La Comisión de Medio Ambiente, Sanidad Pública y Seguridad Alimentaria del parlamento publicó un primer borrador del futuro informe en octubre del pasado año en el que revela la lista de los diez productos donde el riesgo de fraude es mayor. De hecho, no sólo los elaborados cárnicos no son los protagonistas de la lista, si no que ni siquiera aparecen en ella.
Según el parlamento comunitario, el producto que más riesgo de fraude tiene es el aceite de oliva, uno de los pesos pesados de la Unión. Le sigue el pescado, que, de hecho, ya está siendo objeto de discusión en Europa para proceder a un mejor etiquetado que elimine la posibilidad de que ocurra lo mismo que pasó con la carne.
El tercer lugar lo ocupan los alimentos biológicos, seguidos de la leche y los cereales. En sexto lugar; la miel y los cereales; en el séptimo, café y té. La octava posición es para las especias, en especial el azafrán, de los que más riesgo de fraude corre, según la Comisión. En penúltima posición, el vino, y cerrando la lista en el puesto número diez, algunos zumos de frutas.
“El fraude alimentario es una tendencia al alza que refleja una débil estructura en el seno de la cadena alimentaria”, reconoce el informe europeo. Entre las principales tretas para poder defraudar con los diez productos de la lista están reemplazar los ingredientes de base por otros más baratos, o hacer una mención errónea de la especie animal que se ha utilizado como base para otro alimento.
Otros de los engaños estrella del fraude alimentario son, según la Comisión Europea, la venta de productos ordinarios como si fueran de agricultura ecológica y la venta de pescado de piscifactoría como si fuese pescado salvaje.
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