La revisión normativa de gases fluorados preocupa a industria y distribución
La revisión legislativa sobre la limitación del uso de gases fluorados en la Unión Europea (UE) ha puesto en alerta a la industria y la distribución alimentarias por las dificultades de adaptación que tienen frente a la falta de alternativas rentables y seguras.
Los gases fluorados se utilizan como refrigerantes y son necesarios para la conservación de los alimentos en frío a lo largo de toda la cadena de valor, pero tienen un Potencial de Calentamiento Atmosférico (PCA) muy alto respecto a otros gases de efecto invernadero.
El pasado 30 de marzo, la Eurocámara fijó su posición negociadora y reclamó una eliminación más rápida de lo que proponía la Comisión Europea para los hidrofluorocarbonos (HFC), una categoría de gases fluorados, hasta anular su producción y consumo en 2050.
Entre las restricciones, el pleno votó una enmienda a favor de prohibir a partir de 2024 el mantenimiento de los equipos de aire acondicionado y de refrigeración con gases fluorados que tengan un nivel de PCA de al menos 2.500, y a partir de 2030 cuando ese potencial sea igual o superior a 150.
El Parlamento Europeo extendió así ese plazo hasta 2030, frente al criterio previo de su Comisión de Medio Ambiente que lo fijaba para 2024 y que hizo sonar las alarmas en el sector agroalimentario.
Hasta quince asociaciones representantes de la industria y la distribución en España se unieron para expresar su preocupación por la posición "extrema" de algunos sectores del Parlamento, que puede "limitar" la actividad empresarial por la dependencia de la refrigeración en toda la cadena de suministro.
El Consejo de la UE, que también participa en las negociaciones, acordó la semana pasada su postura, con unos objetivos más moderados, sobre todo a corto y medio plazo.
La responsable de Seguridad Alimentaria y Medioambiente de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), María Martínez-Herrera, defiende un calendario "para una transición aceptable y justa hacia refrigerantes naturales" que, de hecho, les llevará a acometer importantes cambios durante años.
En ese sentido, apoya los objetivos del reglamento europeo, "siempre desde una eliminación progresiva y con calendarios factibles al estado del arte de la tecnología".
Argumenta que desde hace una década se ha ido reduciendo el consumo de gases fluorados y su potencial de calentamiento, así como controlando mejor sus fugas para evitar su emisión a la atmósfera.
ALTERNATIVAS A LOS GASES FLUORADOS
Últimamente han surgido nuevas técnicas y posibles sustitutos industriales de fuentes naturales, pero no siempre sirven para los diferentes usos del sector agroalimentario y requieren una formación especial para garantizar su seguridad, según los expertos.
Por ejemplo, el amoniaco es tóxico y muy potente, por lo que se utiliza en la industria pero no en las tiendas, ya que puede perjudicar la salud de las personas y se deben extremar los controles; el propano es altamente inflamable y explosivo; y el dióxido de carbono se maneja a presiones muy altas que lo hacen peligroso.
Asedas solicita poder mantener los equipos de aire acondicionado, ya que el uso de refrigerantes naturales a día de hoy es "muy incipiente e imposible según qué instalaciones".
La mayoría de las empresas de comercio minorista, muchas de ellas de pequeño y mediano tamaño, siguen apostando por sistemas de refrigeración con alto potencial de calentamiento porque no pueden asumir las alternativas que existen.
La distribución calcula que la prohibición del mantenimiento de los sistemas de refrigeración puede afectar a más de un 90% de sus 24.000 puntos de venta en España.
CONSUMO ENERGÉTICO
El sector advierte de que la reconversión de las instalaciones implica su desmantelamiento completo, al tiempo que llama a fomentar y autorizar el uso de refrigerantes recuperados para lograr un ahorro energético y económico.
La responsable de Asuntos Regulatorios de Europa de la empresa fabricante de gases fluorados Honeywell, Olga Gómez, precisa que las emisiones pueden ser directas, como las fugas de gas de cualquier sistema, pero también indirectas, como las que generan otros sistemas que utilizan más energía y, por tanto, son menos eficientes.
Gómez asegura que llevan años trabajando con refrigerantes de última generación, las hidrofluorolefinas (HFO), que son "la solución más eficiente que existe actualmente con un potencial de calentamiento atmosférico muy bajo, al mismo nivel que los gases naturales".
Según Honeywell, que integra la asociación de empresas del sector del frío y sus tecnologías asociadas Aefyt, los sistemas de refrigeración de grandes superficies con esos gases fluorados de cuarta generación son un 30% más eficientes que la refrigeración convencional, principalmente porque el calor residual se recicla.
Gómez reivindica el uso de gases más eficientes y menos contaminantes dentro de la estrategia europea de descarbonización, sobre todo en el contexto de la guerra en Ucrania y la necesidad de no depender de Rusia para el suministro de combustibles fósiles.
¿Para qué los gases fluorados en el sector agroalimentario?
Los gases fluorados se utilizan como refrigerantes y son necesarios para la conservación de los alimentos a lo largo de toda la cadena de valor, si bien tienen un efecto invernadero que hace necesaria la reducción de su uso en los próximos años.
Desde el momento en que se recogen las cosechas como las de fruta y verdura hace falta mantenerlas en frío, lo que incluye el transporte refrigerado para su traslado a los diferentes mercados de España y del exterior.
Al llegar a su destino, muchas de esas producciones se guardan en cámaras frigoríficas en el almacenaje y en los expositores de los supermercados, que además deben mantener la temperatura en su interior y recurrir al aire acondicionado o la calefacción.
Los gases fluorados, que sirven para la refrigeración, no tienen fuentes naturales y solo provienen de actividades del ser humano.
Muchos de ellos tienen un Potencial de Calentamiento Atmosférico (PCA) muy elevado en comparación con otros gases de efecto invernadero, persisten en la atmósfera hasta miles de años y se dispersan por todo el mundo.
Una de las categorías de gases fluorados es la de los hidrofluorocarbonos (HFC), cuya principal fuente de emisiones es su uso como refrigerantes.
Estos productos químicos se desarrollaron como sustitutos de sustancias que destruyen la capa de ozono y que se están eliminando de forma progresiva a nivel internacional de acuerdo con el Protocolo de Montreal.
Dentro de los HFC se han creado refrigerantes de última generación, las hidrofluorolefinas (HFO), que tienen un potencial de calentamiento más bajo y menos persistencia atmosférica.
Los gases fluorados, incluidos en los esfuerzos del Acuerdo de París contra el cambio climático, representan un 2,5 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Su oferta ha disminuido desde 2015 y actualmente se están utilizando alternativas de origen natural como el dióxido de carbono o el amoniaco en muchos equipos que antes empleaban gases fluorados.
El Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático (IPCC) estima que se requiere una disminución de hasta el 90 % de los gases fluorados de efecto invernadero a nivel mundial entre 2015 y 2050.
En 2016, los países firmantes del Protocolo de Montreal decidieron reducir la producción y consumo de HFC en más del 80 % en los siguientes 30 años.
La Unión Europea está inmersa en un proceso de revisión legislativa y, en su última propuesta, la Comisión Europea ha instado a reducir emisiones equivalentes a 40 millones de toneladas de dióxido de carbono para 2030 y 310 millones de toneladas a mitad de siglo.
Ante las próximas negociaciones entre las instituciones europeas, que se espera que culminen a finales de este año, el Parlamento Europeo reclama una eliminación más rápida de los hidrofluorocarbonos en el mercado europeo a partir de 2039, de forma que su producción y su consumo sean nulos en 2050.
Los sectores de la industria y la distribución españolas han expresado su compromiso en alcanzar la neutralidad climática en 2050, pero han advertido de que imponer restricciones mucho más severas a los gases fluorados limitará su actividad por la dependencia de la refrigeración en toda la cadena de suministro.
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