Tic tac… el suspenso de Ecoembes fuerza a los supermercados a implementar sistemas de depósito, devolución y retorno de envases de plástico de bebidas en menos de dos años: “¡Vaya cristo!”

Como consecuencia de los insuficientes datos de recogida de envases de plástico obtenidos por Ecoembes a través del contenedor amarillo, la legislación exige tener implementado para noviembre de 2026, en toda España, un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de envases de bebidas (SDDR). Productores y retailers solicitan al Miteco una prórroga hasta 2029, tal y como contempla el inminente Reglamento (UE) sobre envases en el caso de incumplimiento de objetivos. El sector espera que se obre el milagro, pero el Ministerio ya ha dejado claro que para 2029 se deberá cumplir con el objetivo del 90% de reciclado.

Los supermercados pasan a la primera línea del reciclaje en España como consecuencia del suspenso de Ecoembes. / FRS

“¡Es un disparate!” “¿Dónde pones en una tienda pequeña un depósito de envases usados? ¿Recortas el 20% de la superficie?” “Imposible montar un SDDR en solo dos años”. El sector alimentario reconoce atravesar el momento más complejo desde 1997, cuando se aprobó la Ley 11/1997, de 24 de abril, de Envases y Residuos de Envases que conformó el actual ecosistema del reciclaje en España.

La confluencia de la exigente normativa nacional (Ley 7/2022 y Real Decreto de Envases 1055/2022) y la inminente publicación del Reglamento (UE) sobre envases y residuos de envases -de aplicación directa en los Estados miembros- conforma un batiburrillo legislativo que desafía tanto a los productores como a los supermercados, pasando por los sistemas colectivos de gestión de la responsabilidad ampliada del productor (SCRAP) para envases domésticos, es decir, Ecoembes y su reciente competidor, Procircular.

Un incumplimiento que alumbra los SDDR

Lo ocurrido en el examen final impuesto por el Miteco a Ecoembes ilustra perfectamente la clásica narrativa del alumno conformista y el profesor ‘cabrón’ que va a pillar. El desenlace era predecible: un suspenso ministerial que alumbra automáticamente los nuevos Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR).

El marco normativo implementado por el Gobierno español en 2022 detonó una bomba con cuenta regresiva en las manos del responsable que monopolizaba la gestión de envases domésticos, Ecoembes, del que todos critican ahora la falta de transparencia en sus operaciones, incluso de cara a las propias empresas adheridas, algunas de las cuales ya se han pasado al otro SCRAP, Procircular, en un ejercicio de sana competencia que al final beneficia a todos.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico quiso elevar la exigencia y poner objetivos de recogida intermedios, adelantándose a los definidos por Europa para 2029.

La Ley 7/2022 obligaba a Ecoembes, a través del contenedor amarillo, a llegar al objetivo del 70% de recogida selectiva de botellas de plástico de un solo uso para bebidas de hasta tres litros en 2023, incluidas sus tapas y tapones, pero, sorprendentemente, apenas superó el 41%, según el informe que publicó en noviembre el Miteco.

Medio año antes, en mayo, se publicaron los resultados de un estudio de la consultora Eunomia que reducía la cifra hasta un exiguo 36% (relativo a 2021) y denunciaba la manipulación de Ecoembes defendiendo el 71%.

La organización justifica la discrepancia de cifras con el Ministerio en que, al ser la primera vez que era obligatorio dar el dato de recogida separada, no quedaba clara la metodología de medición. “Necesitamos reglas de juego claras, pues hasta hoy han estado un tanto difuminadas”, alegan desde Ecoembes.

Sin ánimo de profundizar en esta polémica, lo cierto es que la oficialización de este incumplimiento afectará de forma especial a las tiendas minoristas de alimentación y bebidas, que se verán obligadas a implementar para noviembre de 2026 un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) en todo el territorio nacional. Y parece que la voluntad política no pasa precisamente por aflojar en el empeño.

El pecado original de Ecoembes

La fundación de Ecoembes en 1996 dio respuesta a las exigencias que se irían a plasmar en la Ley 11/1997, de 24 de abril, de Envases y Residuos de Envases, donde surgió el principio de la responsabilidad ampliada del productor (“quien contamina paga”), de tal forma que deberá sufragar el coste de la recogida y su tratamiento.

Así las cosas, se establece que el fabricante debe pagar a Ecoembes, en función de los envases declarados, para sufragar el coste de su posterior recogida en los contenedores amarillos por parte de ayuntamientos, diputaciones provinciales y, en ocasiones, comunidades autónomas, corporaciones con las que Ecoembes suscribe convenios.

Como explica el experto sectorial Jorge Jordana, uno de los creadores de Ecoembes, en su fundación se pretendió que participaran todos los sectores económicos concernidos: fabricantes de envases, envasadores, distribución minorista y recicladores.

Aunque se intentó que la parte del capital de los envasadores fuera suscrita por las organizaciones empresariales, no se logró. "Solo unas pocas entendieron la propuesta y el resto fue suscrito por las empresas relevantes del sector. Y eso fue, a largo plazo, la causa de sus problemas", sostiene.

Según Jordana, la representación de los envasadores la tomaron los CEOs de las grandes empresas, “que nunca han comprendido cómo funcionan las organizaciones participativas sociales”, marginando a las asociaciones e imponiendo criterios de mayoría en lugar de buscar consensos. “Nombramientos desafortunados llevaron a una gestión deficiente y al descrédito, cuando siempre ha sido una gran iniciativa", concluye.

Lo cierto es que, en sus 27 años de funcionamiento, las empresas que controlan Ecoembes han pretendido que se pudiera realizar la recogida de envases de forma eficiente, con el menor coste posible. Algo totalmente comprensible. Y lo cierto es que ha servido para conseguir cifras importantes de la recogida selectiva de envases, si bien insuficientes ante el tsunami de exigencias políticas en materia medioambiental.

Llegado a este punto, el deterioro reputacional que ha supuesto el incumplimiento de los objetivos de reciclaje marcados por ley en 2022 ha acrecentado las críticas que ya venía recibiendo Ecoembes durante los últimos años por su opaca gestión. “Su condición de operador único en el ámbito de la gestión de residuos domésticos le ha permitido establecer un régimen tarifario a los fabricantes sin transparencia ni rendimiento de cuentas”, critica el CEO de una conocida empresa envasadora.

La introducción de competencia en forma de nuevos SCRAP, como Procircular, ha provocado un cambio sensible en la forma de relacionarse de Ecoembes con los fabricantes, con los que ha iniciado un proceso de diálogo, transparencia y negociación antes inexistente.

Aunque la gran mayoría sigue permaneciendo al lado de Ecoembes, que parte como actor favorito en la batalla por la gestión de los SDDR, para algunas empresas este cambio de actitud se antoja tardío. La competencia ha entrado con voluntad de captar el mercado y aprovechar el descontento de los fabricantes tras años de imposición.

En este complicado contexto, el reciente nombramiento de Josep Puxeu como presidente del Consejo de Administración se considera un acierto. Es un buen gestor y conocedor del mundo asociativo y de las administraciones públicas que siempre ha hecho gala de un gran sentido común en su larga trayectoria profesional. “Es capaz de enderezar el rumbo de la organización, si los muchos egos que lo rodean lo dejan", advierte Jorge Jordana.

Reto descomunal para los supermercados

Implementar de cero en las tiendas, en apenas dos años, un sistema eficiente de recogida de envases de bebidas de menos de tres litros es un reto de dimensiones extraordinarias para todos los operadores, especialmente para los súper, que entran al escenario del reciclado como actores protagonistas sin poseer experiencia previa. Es como aprender ballet con botas de montaña.

Recoger un envase en tienda es un asunto que la distribución alimentaria no tiene resuelto, a diferencia del canal Horeca. Además, es difícilmente viable para comercios de proximidad de reducidas dimensiones, dado que las recogidas individuales encarecen mucho la operativa frente a la eficiencia en costes que garantizan las máquinas de retorno.

Respecto al precio de éstas, las más simples, diseñadas para clasificar y compactar botellas de plástico, pueden costar entre 10.000 y 15.000 euros, mientras que los equipos más avanzados, que incluyen funciones como la identificación de materiales, almacenamiento de datos o integración con sistemas de recompensa, pueden alcanzar los 20.000 a 50.000, incluso más dependiendo de la marca. Costes sin duda importantes que implicarán fuertes inversiones iniciales.

Asociaciones y grandes organizaciones empresariales como AECOC se están moviendo, por el momento sin éxito, para que se posponga a 2029 la implementación de estos complejos sistemas, en consonancia con lo dispuesto -en caso de incumplimiento- en el Reglamento (UE) sobre los envases y residuos de envases, cuya publicación está prevista para comienzos de 2025 y será de aplicación directa en los estados miembros.

“Para el sector es un cristo, otro disparate más en un contexto ya de por sí muy complicado por la inminente reducción de la jornada laboral y la nueva subida anunciada del SMI”, explica el CEO de una conocida cadena de supermercados, que ha previsto una subida de costes laborales en torno al 15% en 2025…

Se trata de decisiones políticas que tienen gran impacto en la productividad en sectores altamente competitivos como el del retail alimentario, donde la rentabilidad neta apenas llega al 2-3% de media.

Incertidumbres en torno a los SDDR

No se puede se puede obviar tampoco el desafío que afrontarán las corporaciones locales, que verán disminuir sus ingresos a raíz de la puesta en marcha obligatoria de los Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). No en vano, el contenedor amarillo perderá el solomillo del reciclaje, precisamente lo que mejor se paga.

Estos SDDR van a valorizar los envases de un solo uso de bebidas de menos de 3 litros (aguas, refrescos y zumos), mediante una fianza -en torno a los 20 céntimos- que deberá pagar el consumidor en el súper y que sólo le será devuelta al llevarlo de vuelta a la tienda.

Ecoembes y Procircular, conjuntamente con las empresas y los sectores implicados, deberán como paso previo definir un modelo eficiente, probablemente común y basado en la cooperación de todos los actores. El posterior reparto entre ambos operadores podría definirse en función de sus respectivas cuotas de mercado.

Expertos consultados advierten de la importancia de que el legislador tenga en cuenta el interés general además del medioambiental, evitando efectos indeseados y aprendiendo de errores que se cometieron antes en otros países.

En concreto, en Alemania, hubo que cambiar la legislación para evitar “soluciones isla” de retailers que decidieron restringir su oferta en el lineal para no estar obligados a recoger los envases de ciertas marcas y obligar así a los consumidores a regresar a sus tiendas para devolver las botellas de sus marcas privadas, generando así clientes cautivos.

Lo que se da por hecho es que el establecimiento de estos mecanismos va a generar inflación, tanto por el lado de los costes adicionales que asumirán el productor y la tienda, como por el pago adicional de la fianza, que a buen seguro implicará una cierta reducción del volumen de ventas.

El 1 de enero de 2025, de 4 a 7 referencias de envases reutilizables en tiendas a partir de 300 m2

Finalmente, además de la implantación de los SDDR, hay que recordar que el RD 1055/2022 exige, desde el 1 de enero de 2025, que las tiendas a partir de 300 m2 dispongan de 4 a 7 referencias -en función del tamaño- de envases reutilizables para bebidas.

Medidas de Reutilización. Comercios minoristas de alimentación:

·       Los comercios que vendan a granel alimentos y bebidas deberán aceptar el uso de recipientes reutilizables.

·       Comercios a partir de ­300 m2 asegurarán la disponibilidad de envases reutilizables.

·       Asegurar la disponibilidad de un número mínimo de referencias de envases reutilizables para bebidas:

•          1 enero de 2025: comercios a partir de 300 m2 al menos de 4 a 7 referencias en función del tamaño

•          1 de enero de 2027: comercios < 300 m2 al menos de 1 a 3 referencias en función del tamaño

·       Presentar el servicio de retorno de envases reutilizables.

Asimismo, ya anticipa para el canal doméstico el 10% de “objetivos aspiracionales” para 2030 de reutilización en envases de bebidas y un 5% para el total de envases.

Medidas y objetivos de reutilización según RD 1055/2022 / Ecoembes

En definitiva, el trágala de los SDDR y la nueva obligación en materia de reutilización -que requieren una logística aún más exigente-, implican la voluntad del Poder Legislativo de volver en cierta medida hacia un modelo que recuerda al clásico sistema de cascos retornables de décadas pasadas, incentivando a los consumidores a devolver botellas y envases a cambio de una compensación económica. La época de la tienda de la esquina. Todo un cristo en la época de las grandes y eficientes cadenas de distribución, que tendrán ahora que estudiar a paso acelerado los ejemplos de otros países.

Carlos Azofra, editor de FRS.

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