OCU pide un etiquetado claro para frenar el greenwashing

Nueve de cada diez consumidores consideran útil que los productos tengan información medioambiental; y para un 63% es un criterio de compra.

Una consumidora revisa el etiquetado de un producto / Archivo
Food Retail & Service

18 de enero 2022 - 11:46

Una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 1.071 personas sobre su conocimiento y la confianza que les suscitan las alegaciones medioambientales, revela el creciente interés de los consumidores en este ámbito, pero también una preocupante falta de información y una cierta desconfianza.

Los resultados reflejan que la sostenibilidad es un factor cada día más presente entre los consumidores. El 88% considera útil que los productos ofrezcan información medioambiental; el 63% dice que prefiere comprar un producto con una etiqueta medioambiental que otro sin ella. Y el 44% está dispuesto a pagar más por un producto o servicio con una alegación o etiqueta medioambiental verificada.

Ahora bien, ¿hasta qué punto son fiables este tipo de mensajes? Porque, según señala la asociación de consumidores, solo el 5% se declara bien informado sobre los requisitos para que un producto pueda anunciarse como verde o lucir ecoetiquetas. Mientras que el 72% no se considera capaz de distinguir entre alegaciones verdes verificadas y no verificadas. No es raro, OCU advierte que pueden encontrarse más de 450 ecoetiquetas con todo tipo de alegaciones: reciclabilidad, eficiencia energética, ahorro de agua, cultivos ecológicos, respeto animal...

Además, no todas son igual de rigurosas. Por ejemplo, señala OCU, entre las etiquetas más conocidas por los encuestados figura el triángulo de flechas (Möbius), un sello con escaso valor para certificar la sostenibilidad de un envase, ya que solo señala que está hecho con materiales que “pueden” reciclados, pero no garantiza que esté hecho de materiales reciclados o vaya a ser reciclado. Algo parecido sucede con otras alegaciones, caso de “Protege los océanos” o “Biodegradable”, que no cuentan con una regulación o definición que establezca las condiciones para cumplir estas afirmaciones y no se pueden verificar.

De hecho, el 53% de las personas que participaron en la encuesta reconoce que este tipo de alegaciones son principalmente una estrategia de marketing para aumentar sus ventas. El llamado greenwashing, que OCU viene denunciando desde hace tiempo. Por ello, la organización exige ecoetiquetas claras, relevantes y certificadas por un tercero. Al tiempo que solicita a las autoridades nacionales y europeas el desarrollo de normativas que definan las condiciones para utilizarlas, como ya se está haciendo, por ejemplo, en la futura Ley de Residuos. En este caso se estudia que el uso de la alegación “reciclable” en un envase deba ser demostrada y certificada por un tercero.

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