Ni tan malo, ni tan bueno: luces y sombras de las app que escanean alimentos

Su simplicidad atrae a los consumidores que más valoran el carácter "saludable" de los alimentos, pero los criterios subjetivos de sus algoritmos cuestionan su rigor.

Yuka, la app que te dice si tu compra es saludable / Yuka
Redacción FRS

09 de abril 2023 - 10:30

Las aplicaciones de escaneo de comida que determinan si un producto es saludable o no están rodeadas de luces y sombras; están conformadas por algoritmos y se debaten entre la utilidad por discernir si un alimento es bueno y la incertidumbre por el uso de criterios subjetivos y variables.

Yuka, El Coco, Myrealfood y My Health Watcher forman parte de una larga lista de aplicaciones con las que los consumidores pueden evaluar la calidad de los productos alimenticios con un solo clic, escaneando el código de barras, y que, en muchos casos, determinan la decisión de compra.

Según un estudio realizado por la propia empresa Yuka, el 97% de los usuarios de la aplicación ha dejado de comprar ciertos productos como consecuencia del escaneado.

Comparativas de Yuka, que también califica productos de cuidado personal.

Estas herramientas funcionan con algoritmos que determinan si las propiedades del producto son buenas o malas, un criterio que puede cambiar dependiendo de la aplicación que se use y, por ende, inducir a error en los consumidores.

Beatriz Robles, licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de León, que cuenta con un máster Internacional en Auditoría de Seguridad Alimentaria y además es graduada en Nutrición Humana y Dietética en la Universidad Isabel I, reconoce la utilidad de estas aplicaciones.

Explica que su origen se basa en una "necesidad por comprender el etiquetado" de los productos por parte de los consumidores, que ven en las aplicaciones una herramienta útil y ágil para ello.

Un etiquetado que, en ocasiones, no se puede leer con facilidad y tampoco resuelve las dudas de los consumidores con respecto a la composición nutricional de los alimentos que se compran en el súper.

Por ello, acuden a estas aplicaciones que, no obstante, lejos de despejar dudas pueden crear más incertidumbre debido al mecanismo que usan los algoritmos para decidir si un producto es saludable o no.

EL ALGORITMO DECIDE

El nutricionista Juan Revenga, que ayudó a El Coco a desarrollar el algoritmo con el que trabaja esta aplicación, explica los tres criterios con los que trabaja la app para decidir el valor de los alimentos.

En primer lugar, destacan los perfiles de nutrientes de la Organización Mundial de la Salud para regular la publicidad dirigida a los niños, donde se establecen 17 categorías de alimentos, y a raíz de ahí, se decide si es "conveniente o no conveniente" que ese producto sea anunciado para niños.

Le sigue la clasificación en base al procesamiento, donde resalta de forma negativa el hecho de que un producto sea ultraprocesado.

También se tiene en cuenta el denominado "sistema de advertencia latinoamericano", desarrollado en Chile, por el que se establecen de uno a cuatro "sellos negros" de advertencia sobre la cantidad de azúcares y calorías que componen el alimento.

En el caso de Yuka, la calidad nutricional representa el 60% de la nota, el método de cálculo se basa en el de NutriScore, y la presencia de aditivos representa el 30% de la calificación.

La dimensión orgánica supone el 10%, una "bonificación" que se otorga a los productos considerados orgánicos, es decir, aquellos con un certificado ecológico oficial nacional o internacional, según indica la cofundadora de Yuka, Julie Chapon.

¿DICEN LA VERDAD?

A juicio de la experta Beatriz Robles, el problema radica en el criterio subjetivo que usan para determinar el grado de salubridad del producto, diferente para cada aplicación.

Robles no comparte por ejemplo el 30% que adjudican algunas aplicaciones a los aditivos, ya que su presencia en el alimento ha sido autorizada y verificada por los estándares de calidad de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Sin embargo, hay aplicaciones que los penalizan y clasifican a esos productos que los incluyen con frases de advertencia y con "riesgo rojo", mientras que si realmente tuvieran "riesgo, no estarían autorizados", critica.

Ello propicia que "un alimento perfectamente saludable" pueda tener una penalización "terrible" en caso de, por ejemplo, ser ecológico o no, cuando esta característica atiende más a valores de "sostenibilidad medioambiental o de bienestar animal" frente al propio valor nutricional.

La cofundadora de Yuka sostiene que, aunque su aplicación valora con un 30% de la nota la presencia de aditivos en el alimento, también tienen en cuenta las opiniones de la EFSA y del CIIC.

"El detalle del riesgo asociado a cada aditivo, así como las fuentes científicas correspondientes se muestran en la aplicación", añade Chapon.

App El CoCo / El CoCo

Más allá de las cualidades del producto, el creador del algoritmo de El Coco pone sobre la mesa la posibilidad de que ciertas aplicaciones estén valorando de forma positiva productos que ellos mismos están comercializando.

Para Robles, la situación "ideal" sería que los consumidores no tuvieran que usar estas aplicaciones para conocer si realmente un producto es más o menos saludable, pues debería ser el propio etiquetado, legible y útil, el que lo indique.

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