La factura alimentaria mundial se disparará más de 47.000 millones de euros este año
La FAO cree que la situación actual no permite albergar esperanzas de contención de precios para los próximos meses
El coste de las importaciones de alimentos en todo el mundo alcanzará en 2022 una cifra récord de 1,8 billones de dólares (casi 1,7 billones de euros), fruto de una subida generalizada de los precios que elevará esta factura en unos 51.000 millones de dólares (más de 47.000 millones de euros) en términos interanuales.
Sólo la subida de precios se come 49.000 millones de dólares de esta subida, según el informe de Perspectivas Alimentarias publicado este jueves por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que ya esta misma semana avisó junto al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de una inminente crisis generalizada.
La ONU lleva meses avisando de un aumento generalizado de los precios de alimentos y energía, agudizado por la invasión rusa sobre Ucrania. De hecho, se prevé que la producción mundial de cereales descienda por primera vez en cuatro años, así como una caída inédita en dos décadas en el uso global de estas materias, de las que Rusia y Ucrania son fuentes clave.
La FAO advierte en su informe que el aumento de la factura, que amenaza con cebarse especialmente con los países pobres, coincidirá con un descenso en la cantidad recibida. "Lamentablemente, muchos países vulnerables pagarán más, pero recibirán menos comida", reza el texto.
La Primavera Árabe de 2011 y la crisis de precios de 2007-2008 ya implicaron en su día disturbios en casi medio centenar de países y la ONU teme que la inestabilidad crezca de nuevo ahora, especialmente si los ciudadanos de a pie no pueden adquirir productos básicos o los países carecen de fondos suficientes para amortiguar el impacto.
La FAO ha propuesto la creación de un sistema de financiación con el que los gobiernos con menos recursos pueden tener liquidez y así salvaguardar su seguridad alimentaria y, por extensión, el bienestar de su población y la estabilidad general del país. No en vano, según el informe, los países en desarrollo ya están reduciendo las importaciones de ciertos productos, como cereales o carne.
ALZA EN ORIGEN
El repunte de los precios afecta en todos los eslabones de la cadena, también en la agricultura, donde los expertos internacionales detectan problemas para el suministro y la adquisición de fertilizantes y combustibles, por ejemplo, lo que de forma indirecta tensará aún más los precios finales.
Así, el sector agrícola podría revisar incluso su negocio, optando por reducir la compra de bienes o modificando sus cosechas para que impliquen gasto, lo que a la larga derivaría en una menor productividad que, de nuevo, castigaría a los países con menos recursos. La FAO ya detecta que en Norteamérica algunos productores están cambiando el maíz por la soja, que requiere menos fertilizante nitrogenado.
De cara al futuro, la agencia de la ONU se muestra pesimista. Considera que la situación actual no permite albergar esperanzas de contención de precios para los próximos meses y cree que puede haber más incrementos en la temporada 2002-2003 y "posiblemente" en la siguiente.
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