Agua en lata: ¿brillante disrupción, solo un boom o un caso más de greenwashing?
Con un ‘envoltorio’ poco convencional, acompañado de un mensaje transgresor y una estrategia de marca rebelde e irreverente, Liquid Death ha logrado convertirse en un éxito de ventas y "causar revuelo en un mercado saturado" como es el de bebidas, según el análisis realizado por el director general de Aldasbrand.
Ser diferente tiene sus ventajas y la marca Liquid Death podría representar un claro ejemplo. Con su idea de producir y comercializar agua enlatada, reinventando la forma de consumir un elemento tan universal y cotidiano, esta startup americana parece haber dado en el clavo, consiguiendo "captar la atención de los consumidores y abrirse paso de manera excepcional en un mercado tan saturado como el de bebidas", según analiza en su perfil de Linkedin Alex Aldas, director general de Aldasbrand.
Con un packaging que se parece más al de una cerveza o bebida energética, en lugar de las comunes botellas de plástico, "ha logrado que el hábito de consumir agua deje de ser algo aburrido, creando además una cultura en torno a su marca", argumenta Aldas.
Más allá de su llamativo empaque de aluminio, Liquid Death ha irrumpido en la categoría con un diseño innovador, un logotipo diferente -su calavera nada tiene que ver con las habituales imágenes asociadas de ríos y montañas-, una tipografía con reminiscencias al mundo del rock y un eslogan atrevido e irreverente (‘Murder Your Thirst’, Asesina tu sed) que le diferencia de sus competidores.
No en vano, fue en el marco de un concierto donde su fundador, Mike Cessario, se formuló la pregunta de por qué no beber agua en un formato más atrevido y divertido, al igual que lo hacen productos no saludables como la comida rápida o el alcohol, desarrollando el germen de esta idea hasta convertirla en lo que es hoy.
Los números no dejan lugar a dudas del éxito alcanzado por la marca: "A 2023, cuenta con más de 267 millones recaudados en financiación y está valorada en 700 millones de dolares", subraya el director general de Aldasbrand.
Más allá del factor ambiental y ecológico
Aunque el factor ambiental y ecológico figura entre sus puntos fuertes de venta, y desde la firma defienden que sus latas de aluminio son más reciclables que las de plástico, este argumento no es ajeno a voces críticas: "No puedo dejar de lado que la producción de cada lata manda a la atmósfera aproximadamente el doble de dióxido de carbono que una botella de plástico... ¿Este no será un caso degreenwashing?", comenta un usuario; "creo que simplemente eligieron ese envase para sustentar la estrategia de marketing, buscar la identificación del público al que apuntan y entregarles predigerido un concepto que esos consumidores no se toman el trabajo y el tiempo de corroborar", afirma otro.
Según el análisis de Aldasbrand, el enfoque poco convencional, la cultura y deseo de pertenencia que han logrado crear en torno a su bebida y una estrategia de marketing basada en la ‘no publicidad’ y en el entretenimiento, sirviéndose de las redes sociales para "difundir contenido pegadizo, humorístico y, a veces, oscuro", son las claves con las que la marca ha apuntalado "un tono atrevido e irreverente que resuena entre Millennials y Centennials".
Los comentarios desencadenados al respecto en Linkedin reflejan opiniones de toda índole: para algunos es un ejemplo perfecto para demostrar que "siempre hay espacio para innovar" y un caso que viene a mostrar "cómo desafiar las normas y la autoimposición de límites puede llevar al éxito"; mientras otros se preguntan si cabe atribuir los buenos resultados de la marca más a un acierto "en la línea temporal a través del shopper target" que a su verdadero carácter disruptivo e innovador...
En su post, el director general de Aldasbrand resume este caso, "que ha causado revuelo en la industria de las bebidas", en pocas palabras: "La ‘idea tonta’ que ahora vale millones".
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