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Bornos se adentra en La Rioja de la mano de Martínez Corta

Bodegas Bornos ha comprado la bodega familiar Martínez Corta, de Rioja Alta, para completar más de 600 hectáreas de viñedo en las principales zonas vinícolas de España.

Redacción FRS

16 de abril 2019 - 13:54

Bornos se adentra en La Rioja de la mano de Martínez Corta
Bornos se adentra en La Rioja de la mano de Martínez Corta / Redacción FRS

Bornos Bodegas & Viñedos ha aterrizado en terreno hasta ahora ajeno para la compañía, el de Rioja Alta, con la compra de Martínez Corta, una bodega familiar ubicada en Uruñuela con amplia historia y gran reconocimiento en la zona.

De esta manera, con 600 hectáreas de viñedo, el grupo pasa a estar formado por siete bodegas y completa así su presencia en las principales zonas vinícolas del territorio nacional: Ribera del Duero (Bodegas Lleiroso y Dominio de Bornos), Rueda (Palacio de Bornos), Navarra (Señorío de Sarría), Toro (Orot), Vinos de Finca (Guelbenzu) y Rioja (Martínez Corta).

La incorporación de esta nueva bodega, informa la compañía, se ha materializado por encajar en su filosofía empresarial y tratarse de un proyecto ajustado a los objetivos del Grupo. En palabras de su director general, Fernando Zaratiegui, “estamos muy satisfechos con esta nueva adquisición, con la que pasamos a tener presencia en la principal Denominación de Origen nacional a través de una bodega, Martínez Corta, que ha tenido el amor por la viña y el cuidado en la elaboración de sus vinos como razón de ser desde sus orígenes, hace ya más de 50 años”.

Zaratiegui añade que continuarán "con la labor realizada hasta ahora por Martínez Corta, manteniéndonos fieles a su historia y a su filosofía de cuidado máximo del viñedo, la elaboración y la crianza”. Las 80 hectáreas de viñedo familiar se encuentran ubicadas en el Valle del Bajo Najerilla, lindando con Cenicero, entre los ríos Ebro y Najerilla, que aportan una particular humedad al ambiente, dotando a los viñedos de matices únicos que combinados con los factores topográficos crean unas situaciones climáticas especiales, con inviernos suaves y veranos cálidos y secos, marcando altos saltos térmicos entre el día y la noche en la época de maduración. Además, la orientación sur de los viñedos garantiza el máximo aprovechamiento de la luminosidad, lo que unido a la equilibrada pluviometría da como resultado unas condiciones climáticas excelentes. Por su parte, el suelo es calcáreo y arcilloso, pobre y muy sano, lo que resulta ideal para el cultivo de la vid, asegurando cosechas de baja productividad y alta calidad.

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